Enrique Cruz (h) | deportes@ellitoral.com
Picantes declaraciones del ex director técnico Sabalero.
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Son esas noches que pasan a la historia, que se convierten en imborrables y que se las recuerda con un mote adaptado a las circunstancias. Ese 30 de abril de 1998, en el mítico Defensores del Chaco de Paraguay, nació la leyenda de “La noche de los penales de Burtovoy”. Es que el ex arquero sabalero, que por ese entonces disputaba el puesto con Leo Díaz, otro histórico en el arco rojinegro, fue la gran estrella al detener cuatro penales que le permitieron a Colón ganarle la serie a Olimpia de Paraguay, ni más ni menos.
Se recuerdan los penales, la multitud que llevó Colón a Paraguay, la toalla revoleada al aire del profesor Daniel Córdoba en su enfervorizado e inusual festejo y la alegría medida y emotiva del hijo de “la Polaca”, en el vestuario, dedicándoselo al niño que en ese momento vivía con los Burtovoy, que eran “hogar sustituto”, y del que se habían encariñado en forma entrañable.
El profesor Córdoba tiene un recuerdo muy particular de ese partido y lo resume así: “Ese partido fue el que me costó el puesto”. Y lo explica concretamente: “Yo quería que atajara Burtovoy y puse a Burtovoy. Era una cuestión ajena a Leo Díaz, no iba en contra de él. Yo veía que Burtovoy podía ser útil en una definición como la que se dio. Eso me trajo problemas con el presidente”.
Pero el profe no se queda sólo con esta contestación y ese recuerdo de aquello vivido hace 20 años, sino que fue mucho más allá.
—¿Qué recordás de aquello, profe?
—Que me costó el puesto en Colón.
—¡Epa...!
—Es así... Mirá, la realidad es que la Afa no quiso que Colón saliera campeón de la Copa Libertadores de América.
—¡Bueno!... ¡Redoblaste la apuesta...!
—Cuando jugamos en cuartos de final con River, nos pusieron a Aníbal Hay y a Ruscio o Sánchez, no me acuerdo bien. Eran los árbitros de la corona, los que respondían a la corona. Todos hinchas de River. Yo había pedido a Castrilli o a Madorrán, que eran los que me aseguraban imparcialidad. Se lo dije a los muchachos cuando supe los árbitros que nos pusieron. Y recuerden lo que fueron aquellos partidos con River, sobre todo el del Monumental.
—¿Tanta confianza le tenías a ese equipo?
—Ese plantel, solito, venía de ser subcampeón del fútbol argentino, con un plantel cortito, que eran conscientes de que habían perdido solitos la posibilidad de ser campeones. Y que luego dejaron afuera de la Libertadores a Independiente. Si yo pasaba a River, en las finales ponía un 4-4-1-1, con Saralegui de enganche y el Bichi Fuertes arriba y lo sacaba campeón, por más que deje afuera a Castillo y el presidente se enoje.
—O sea que estás convencido de que la Afa tuvo que ver...
—Sí... A Colón lo bajaron los árbitros que respondían a la corona.
—¿Y los 18 puntos del torneo local?
—¡Es que yo no podía poner a los titulares en el torneo local!... ¿Sabés por qué?, porque se ganaban buenos premios en la Copa y, en cambio, no pasaba lo mismo en el torneo local. Yo no podía ponerme en contra de los jugadores, ¿me entendés? Los jugadores querían la Copa. Entonces, tenía que poner un equipo alternativo en el torneo. Eso también me llevó a pensar que los muchachos querían salir campeones de la Copa. Y de verdad que pienso eso.
—Hablaste de Vignatti...
—Sí... Mirá, para dejar las cosas en claro: Vignatti es un hombre que le dio muchísimo a Colón, pero muchísimo en serio. El error conmigo fue meterse en el fútbol, meterse en la formación del equipo. Ese fue su único defecto. ¡El único, eh!... Si me dejaba trabajar tranquilo, como yo realmente quería, seguro que estábamos festejando.
—¿Se lo dijiste?
—Grass, Leiva, Rizzoni, que eran los dirigentes que estaban al lado mío y venían todos los días, lo saben. Vignatti venía el sábado a la noche y me reclamaba por jugadores, me preguntaba por qué no jugaba éste o aquél. En todo lo demás, no hubo problemas, pero no sé por qué motivo quería influir en el fútbol. Y voy a decir algo más.
—¿Qué cosa?
—A mí me habían recomendado que no fuera a Colón. Me lo dijo Jorge Ginarte, un tipo querido y respetable. Pero no le hice caso. Tuvo razón, pero no me arrepiento de haber ido. Nunca perdoné a los árbitros que dirigieron los partidos con River, porque se metieron conmigo, con los jugadores y con la comida de mis hijos. Siempre se los digo cuando me los cruzo. “Vos me sacaste de la Libertadores”, les digo. Vignatti tenía hijos y entenados en el plantel, tenía preferidos. Y tenía gente que le llevaba y le traía.
—Duro...
—Pero real... Muchas cosas no cambian en el fútbol. Fijate esto que pasó con Boca y Gimnasia. Conozco a la perfección la cancha de Gimnasia y te puedo asegurar que se hubiese podido jugar. Pero Boca juega una final el miércoles en Barranquilla. Tiene que llegar descansado. Sigue todo igual en el fútbol. Quizás por eso estoy afuera del sistema.