Colón jugó mal, fue superado, lo perdió con justicia aunque de manera ilegítima. ¿Por qué?, porque el segundo gol de Racing estuvo viciado de nulidad. El árbitro debió cobrar el offside que al principio le marcó el asistente cuando se quedó parado, aunque luego se “mandó a guardar” y le dijo que Cvitanich “no cabecea”. No importa, la acción de Cvitanich interfiere frente a un adversario (Burián) al hacer un movimiento por jugar el balón. Estas dos condiciones se dan, por lo que se debió anular el gol. Cuando el balón es cabeceado en el primer palo por Cáceres, la pelota va cruzada en dirección al segundo palo y allí está Cvitanich, en posición fuera de juego e interfiriendo y realizando un movimiento (el de querer cabecear la pelota) que debe ser tenido en cuenta por más que el balón no haya sido tocado por el delantero que había ingresado unos minutos antes.
Racing jugó mejor que Colón e hizo méritos para lograr lo que consiguió de manera ilegítima. Sólo en los últimos quince minutos del primer tiempo se vio un partido parejo. Allí llegó el gol del Pulga (cabeceó sin saltar y entre grandotes adentro del área chica) que ponía el partido 1 a 0 en la primera llegada de Colón y enseguida el empate de Piatti que devolvía justicia al resultado.
Colón jugó a empatar. Arriesgó muy poco, no se soltó en ningún momento, no tuvo la frescura de Farías ni tampoco aportó algo Castro y no desequilibró por los costados, sobre todo por el lado de Meza, que en otros partidos agregaba sorpresa, algo que en esta ocasión no ocurrió.
La idea, que incluso quedó desnuda en los cambios (sacó dos de arriba para poner un volante defensivo y otro mixto), fue neutralizar a Racing a partir de estar bien escalonado del medio hacia atrás y apostar a algún contragolpe, aunque para ello necesitaba llegada de los volantes y quedaban siempre demasiado lejos.
Racing 2 - Colón 1
No hubo tampoco suficiente solidez, pues más allá de los dos goles que le convirtieron, Burián terminó siendo de lo poco para rescatar en el aspecto individual. No se vio al Colón fortalecido en el fondo de otros momentos del torneo, ni tampoco al equipo inteligente que supo usufructuar los momentos favorables y cerrarse bien para dejar venir al rival y lastimarlo de contra.
El gasto lo hizo Racing y el premio lo encontró al final en una jugada discutible y viciada de nulidad desde nuestra perspectiva. Pero el árbol no debe tapar el bosque. Colón ha dejado de ser el equipo agresivo, práctico y utilitario de otros tiempos. Antes, ganaba con facilidad y tendía trampas en las que el rival caía con facilidad; eso es parte de un pasado al que se debe volver con rapidez.