Llegó el VAR a Santa Fe después de una pésima experiencia en la Copa América, con errónea interpretación de parte de aquéllos que deben aplicarlo y que han demostrado una falta absoluta de uniformidad de criterios y, yendo puntualmente a un partido clave como aquella semifinal entre Brasil y Argentina, con jugadas que merecían la revisión más exhaustiva, el llamado y el posterior chequeo del árbitro principal, pero que no formó parte del procedimiento correcto y así se terminó beneficiando a los brasileños.
Pero esta vez, la aplicación del VAR se fue dando de menos a más a medida que transcurrieron los minutos, aunque sin merituar, según el criterio del árbitro y de los que estaban en la sala de VAR, que se vayan a revisar las jugadas en el televisor.
Tenés que leerHabrá que mejorar si se quiere cambiar la historiaEl primer chequeo se dio a los 20 minutos del primer tiempo en una jugada en el área de Colón: se revisó una mano de Vigo en una jugada en la que no hubo ninguna intención del defensor sabalero de jugar la pelota con la mano y, por lo tanto, la interpretación que hizo el árbitro fue correcta. Enseguida demoró en sacarle la amarilla a Ybañez, quizás porque necesitaba una ratificación desde el VAR.
Fueron las dos jugadas en las que el árbitro uruguayo apeló a la revisión que se hacía desde la sala por parte del resto del cuerpo arbitral durante los primeros 45 minutos.
En el segundo tiempo, hubo más expectativa. Primero se chequeó un posible penal en perjuicio de Bernardi. Tampoco fue a verlo el uruguayo Ostojich, pero en las repeticiones no se observa infracción sino más bien que el volante sabalero se tira en esa entrada a gran velocidad por el callejón del “10”.
Después hay un reclamo del Pulga Rodríguez que el mismo Ostojich aguarda para ver qué le dicen de arriba y nuevamente la respuesta es positiva hacia la decisión que había tomado el juez principal en un principio. Y por último, volvió a esperar el chequeo del VAR en una jugada que había terminado en saque de arco para Argentinos Juniors.
El segundo tiempo prácticamente se jugó en el terreno de Colón, con apenas algunas maniobras de un Argentinos que fue de mayor a menor y que en el segundo tiempo se dedicó a esperar y jugar de contra para aprovechar el adelantamiento sabalero y los espacios que podían aparecer en el terreno rival.
Como se puede apreciar, independientemente de la primera jugada —la de la posible mano de Vigo—, el resto de las jugadas de chequeo en la sala de VAR que se montó en el sector de atrás de la platea oeste, fueron para analizar jugadas que se produjeron en el área defensiva de Argentinos Juniors.
Pasó así, por primera vez en la provincia de Santa Fe, el bautismo de aplicación del VAR. No mereció jugadas de observación por parte del juez principal ni tampoco la recomendación desde el puesto que comandaba el también uruguayo Daniel Fedorczuk Bentancour. Esta vez, los 90 minutos coperos entre Colón y Argentinos Juniors no obligó a buscar la ayuda de la tecnología que ha llegado para quedarse en el fútbol, aún con reticencias de parte de muchos y polémicas no resueltas que cobijan bajo un manto de dudas su instalación en un deporte muy particular, distinto a los demás.