El viernes, con un jugador más en la cancha, Domínguez no se engolosinó. Metió dos cambios en el entretiempo que le dieron muy buenos resultados, sobre todo el de Meza, que a priori llamaba la atención.
Los tres, desde el sillón de suplentes, se hicieron notar y justificaron las decisiones de un entrenador que mantiene bien alta la ambición de su plantel.
El viernes, con un jugador más en la cancha, Domínguez no se engolosinó. Metió dos cambios en el entretiempo que le dieron muy buenos resultados, sobre todo el de Meza, que a priori llamaba la atención.
Campeón del primer torneo, escolta del líder en el segundo, 67 por ciento de los puntos logrados en lo que va del año, 38 puntos acumulados en la tabla anual sobre 19 partidos y con cuatro de ventaja sobre Independiente y Vélez (sus perseguidores), apenas 3 derrotas en lo que va del año, tercer equipo con mayor cantidad de goles a favor (detrás de River y Atlético Tucumán) sin poner delanteros con vocación de área en cancha. Los números son la evidencia absoluta de un trabajo enorme que se sustenta sólo en dos aspectos: 1) la importancia mayúscula del entrenador; 2) la respuesta total de los jugadores. Hay claridad en el mensaje, convencimiento y actitud. El que entra, rinde. Pero no rinde sólo para aportar lo suyo y que el equipo mantenga el nivel. Rinde para ser figura.
Veamos:
* 1) Christian Bernardi no era titular y a veces uno lo veía calentar por espacio de largos minutos sin entrar. Se lo veía más como un jugador prescindible -mirando hacia el futuro- que alguien vital o importante. Entró con Independiente en la semifinal y de titular. Fue uno de los mejores y consolidó lo suyo con una gran final y un buen arranque de torneo. Se lo vé confiado, seguro, encarador, con un cambio de ritmo que sorprende al rival y siempre pisando el área rival, algo que se ha convertido en un elemento distintivo de este Colón de Domínguez que se da el gusto de jugar con "tres cuartos delantero" pero que cualquiera puede -y debe- llegar al gol.
* 2) Cristian Ferreira planteaba interrogantes respecto de si estaba en condiciones de pelear una titularidad. Apenas había mostrado algo -no demasiado- en aquél partido con Argentinos Juniors en San Nicolás por Copa Argentina. Domínguez se la "jugó" por él en el partido más importante de la historia de Colón (la final con Racing en San Juan) y fue uno de los mejores. Armó un tándem con Castro (hoy atravesando por un momento flojo) por derecha y allí se gestó el mejor juego del equipo. Ante Godoy Cruz, cuando se lesionó Morelo (delantero neto), Domínguez no eligió un punta sino que lo tiró a Ferreira a la cancha. Y el resultado no pudo ser el mejor: gol de tiro libre y tres puntos al bolsillo.
* 3) Eric Meza había perdido la titularidad cuando en un partido colmado de complicaciones, frente a Talleres, en cuartos de final de la Copa de la Liga, fue expulsado en el arranque del segundo tiempo. Entró Mura y fue para quedarse. Inclusive, a partir de ese encuentro el esquema táctico se modificó, el equipo se estabilizó defensivamente con línea de cuatro y Mura hizo sobrados méritos para quedarse con el puesto. El viernes, con un jugador más en la cancha, Domínguez no se engolosinó. Hizo dos cambios, pero sin modificar el aspecto táctico. Meza por Gallardo y Formica por Castro no suponían nada, parecían cambios neutros, pero no lo fueron. Sobre todo el de Meza, al que le dio libertades, casi obligaciones se podría decir, de pasar por sorpresa y con decisión al ataque. Tuvo una previa con un remate cruzado que se metía y no fue gol porque alcanzó a manotearla Rey. En la segunda no perdonó, aunque en este caso no hay que obviar la brillante jugada colectiva que arrancó por derecha, siguió por el medio con una habilitación fantástica de Farías (sin mirar, de espaldas y seguramente escuchando sólo el grito de su compañero), con una gran definición posterior clavando la pelota en el segundo palo.
Colón se sustenta en esos dos pilares: la incidencia directa y decisiva que tiene el entrenador, sumado a que todos esperan y no desperdician la ocasión cuando les toca aparecer en el equipo. Colón está muy bien desde lo físico (pocas veces se dijo pero está a la vista el gran trabajo del profesor Pablo Santella); sabe a lo que juega y lo que quiere en la cancha; el que entra, rinde y lo hace con una actitud que, evidentemente, es lo que el técnico transmite para evitar que se deje algún espacio, por más imperceptible que sea, para la relajación.
Es cierto que el torneo recién se está armando y que falta mucho. Pero esta manera de afrontar los partidos y el alto nivel de ambición que se observa en el equipo, convierten a Colón en un animador que otra vez parece contar con los fundamentos suficientes para estar arriba y pelear. Se fue un jugador muy importante como el Pulga Rodríguez (goleador y figura del equipo), no lo tiene a Goltz (hace cuatro meses que está afuera), ahora se lesionó Delgado y a Bianchi le cuesta ser titular. De los que llegaron, ninguno patea el tablero lo suficiente como para meterse decididamente en la base titular del equipo. Pero está claro que lo que quedó del campeón, además del nivel futbolístico, es el deseo de no relajarse en las mieles de la gloria por el título ganado, sino en ratificar el deseo de seguir haciendo historia.
Donación
A través de las redes sociales del club, se inició una campaña de donación de sangre. "Vos que tenés sangre de campeón te esperamos en el gimnasio Roque Otrino el jueves 19 de agosto de 9 a 13. Acércate a nuestra amada institución. Para más información podes contactarte al mail: [email protected], o [email protected], o al teléfono 3404419572", expresa la información que emana desde la institución.