Fueron cuatro días de desintoxicación que Brian Fernández cumplió con un alto grado de eficacia. Lo hizo alejado de todo y acompañado por un equipo terapéutico que lo controlaba a sol y sombra. Él fue el primero en entender que había que hacerlo de esa manera, aunque resulte invasivo e incómodo. Que el proceso se tenía que dar y de la manera en que los médicos se lo habían indicado. Hay dos cosas que Brian quiere como el agua para vivir: estar bien y ponerse la camiseta de Colón. Y hay algo que los médicos consideran clave para su recuperación: que vuelva a entrar a una cancha y que haga goles. En ese camino están. Con las complejidades y dificultades naturales que plantea un cuadro de situación que es complicado pero en el que hay mucha gente que le está poniendo mucha fuerza y predisposición, empezando por el propio Brian.
¿Cómo fue ese proceso de aislamiento?, con mucho control y tranquilidad, sin ningún lujo, con lo justo y necesario, con análisis de laboratorio permanentes y con los acompañantes monitoreando absolutamente todo, empezando por los celulares. No hubo un solo llamado que se haya filtrado por considerarse de “mala influencia” durante los cuatro días. Esto fue muy bien visto por el amplio cuerpo médico que lo está tratando.
La situación fue de cuidado de salud. “El paciente durmió bien, se alimentó bien, se entrenó todos los días y hasta con más fuerza, porque quiere volver a jugar pronto. Un día se subió a la cinta y corrió más de 9 kilómetros. La gente que estuvo con él, ocupando las 24 horas del día, nos dijo que respondió satisfactoriamente”, confió a El Litoral el doctor Jorge Tumino, uno de los integrantes del cuerpo multidisciplinario encabezado por el doctor Mussi, y que en alguna oportunidad fue jefe médico de Vida Sana.
Todo lo que le pidieron a Brian, durante estos cuatro primeros días, fue consensuado con él y trataron de que fueran actividades placenteras para él. Obviamente que no está feliz, porque él quiere desarrollar su vida en otro ámbito.
“Te voy a confiar algo: cuando Aldosivi convirtió el primer gol contra Huracán el sábado, se sintió muy mal. El se siente culpable de esta situación por la que atraviesa Colón. El es consciente de que Colón hizo un esfuerzo muy grande para traerlo y eso lo tiene mal. Está muy deseoso de revertir la situación con el cuerpo técnico y con los compañeros. Y está apurado por volver, además de ansioso por saber si aceptarán este pedido de perdón y de segunda oportunidad que les va a pedir. Siente dolor y alterna mecanismos de autodefensa y de culpabilidad”, señala el doctor Tumino, que también cobijó a Brian en su casa, muy cerquita del lugar en el que el jugador de Colón pasó los cuatro días que fueron desde el jueves hasta el domingo.
¿Hay espacio para la recaida? Los antecedentes son elocuentes y se manifiestan positivamente, como respuesta a esa pregunta. Hay conciencia de ello en todos. En el propio Brian y también en el cuerpo médico que lo atiende. Pero nada es exacto. ¿Se puede garantizar que Brian no va a recaer?, de ninguna manera. Ni con él ni con nadie que atraviese una situación similar. Por eso, se trabaja en función de bloquear las posibilidades de una recaida. El daño es muy grande, porque el primer perjudicado es él, pero también hay un daño colateral que se instala en el plantel, el cuerpo técnico, Cristian Bragarnik que es su representante, la hinchada, el cuerpo técnico y los dirigentes. Por eso, el acompañamiento permanente es uno de los pilares para que el proceso se vaya dando de manera normal y sin obstáculos, contratiempos o retrocesos.
Brian es consciente de lo dañino que resulta para su salud, sabe que no mejora en absoluto su producción y que, por el contrario, lo perjudica. En ese aspecto, sabe que es malo para él. Y el mejor aliciente es que acepta el tratamiento. La toma de conciencia del paciente es clave.
La estrategia es compleja, además, porque el objetivo que se plantearon los médicos es evitar que el cuerpo técnico y los dirigentes desvíen la atención, teniendo en cuenta la difícil situación deportiva por la que atraviesa Colón. Todos saben que Brian está mejor, pero quieren saber cómo sigue, de qué manera se lo va a integrar nuevamente a su actividad profesional, cómo habrá que tratarlo y es lógico que todos van a trabajar en prevenir que cualquier situación de conflicto altere la normalidad del funcionamiento del grupo. Y esto, Brian Fernández también lo sabe y es consciente de que deberá aportar su granito de arena. La situación deportiva de Colón hace que la prioridad sea la de encontrar mejores resultados adentro de la cancha. Y Brian Fernández es alguien que necesita ayuda, es cierto, pero que deberá entender que el objetivo es reinsertarse en un grupo que lo necesita bien, entero, enchufado en el fútbol y dispuesto a hacer goles para que esta campaña se revierta.
El primer paso ya se dio. Era más dificultoso que hacerlo en el Sanatorio Adventista del Plata o en Vida Sana. Brian no estuvo internado en alguno de esos lugares. Concurrió, pero sólo a hacerse los análisis. Fue algo abierto y no cerrado, con todos los riesgos que eso implica. Controlado, con acompañamiento constante, pero Brian no estuvo en un instituto. Respondió muy bien y eso dejó plenamente conformes a los médicos.
“Brian reflexiona, acepta, escucha más, esas son muestras de que está consciente. Salir definitivamente es posible pero difícil. Brian es consciente de que consumir, lo perjudica, porque hace cortocircuitos neuronales que dificultan su actividad”, cuenta el doctor Tumino, que en esta etapa trabaja con el doctor José Córdoba y el licenciado Marcos Wengrosky, y que ahora se sumarán el doctor Mussi junto a un equipo, ya en Santa Fe, denominado ABRA..
Un día, Brian Fernández dijo que “se me hace muy difícil jugar en Santa Fe”. Y en realidad, el ambiente de Santa Fe lo complica porque no lo ayuda para evitar sus tropiezos. Hay ciertas prácticas que ha entendido que no son buenas para él. Aceptó la ayuda externa, porque entendió que no podía solo. El tratamiento es invasivo de su vida, pero el hecho de sentirse en deuda con Colón —porque así se lo manifiesta a todos— lo ha llevado a intentar este cambio de vida que le permita reinsertarse en el plantel de Colón y disfrutar de lo que vino a buscar a Santa Fe: ganarse el corazón de los hinchas y convertirse en ese jugador-símbolo, que juegue por la camiseta, meta goles y, quién sabe, se convierta en el gran candidato a ocupar ese espacio de ídolo que ha quedado vacío desde hace tiempo en Colón.