El Cementerio de los Elefantes, la casa que es orgullo sabalero
Aquéllas victorias de 1964 -con el equipo en la B- ante el Santos de Pelé y la Selección Argentina dieron origen al mote. El Santos llegó a Santa Fe como campeón del mundo, hecho que se repitió tres años más tarde con Peñarol de Montevideo. Y todos cayeron en el Brigadier López.
Fernando Nicola El Cementerio de los Elefantes y el barrio Centenario, una postal ineludible de una ciudad que respira fútbol por los poros.
El nacimiento de Colón es en lo que se conocía como "El campito', un barrio modesto, a orillas del precario puerto de entonces, ubicado sobre el sudeste de Santa Fe. Eso fue hasta 1910, cuando Colón se trasladó al otro extremo de la ciudad, al oeste, en el final de calle Corrientes. Y allí tuvo su primera cancha, hasta 1922.
La segunda cancha estuvo ubicada en la manzana delimitada por Zavalla, Moreno, Corrientes y San Juan, con orientación norte-sur. A ese terreno, Colón lo perdió en 1938 por atraso en los pagos, la cancha fue ejecutada y el club desalojado de ese lugar. Por eso, empezó a jugar sus partidos en la cancha de Atlético Gimnasia y Esgrima.
Allí apareció en escena un hombre clave en la vida institucional de Colón: Francisco Ghiano. En el verano de 1942, se disputó un torneo nocturno en la cancha de Unión y lo ganó Colón, con una destacada actuación de Antonio Saturnino Funes. Ghiano, que tenía una buena amistad con la gente de Rosario Central, ofreció a ese jugador. Y Central aceptó adquirirlo por la suma de 6.000 pesos. Ese dinero fue destinado al relleno del terreno que Colón había adquirido el 2 de marzo de 1939, con la presidencia de Horacio Sosa y donde actualmente está enclavado el Brigadier López. Con el antecedente de "Tapón" Funes, Colón vendió a Raúl Tenuta, Esteban Yebra, Rubén Marracino y Francisco De Santis. Con esas cinco transferencias, se empezó a construir el estadio. Y como una mueca más del destino -que lo castigó bastante a Colón- no se pudo inaugurar el 31 de marzo de 1946 porque la creciente del Salado lo inundó por completo, debiendo esperarse hasta el 9 de julio de ese mismo año, cuando las aguas se retiraron del lugar.
Colón se inició en los torneos de Afa en 1948, pero tranquilamente podría decirse que el estadio empezó a adquirir fama desde ese mismo momento. Es que se hizo invencible en su campo y mantuvo un larguísimo invicto que duró desde el 9 de mayo de 1948 (0-0 con Almagro) hasta el 7 de diciembre de 1952, cuando Quilmes lo superó por 2-1. En total fueron 71 partidos consecutivos sin derrotas en su cancha, con 54 victorias y 17 empates. Habría que investigar para encontrar una racha positiva de local que la pueda superar.
Pero el mote de Cementerio de los Elefantes es de la década del '60 y tenemos el orgullo particular de decir que El Litoral tuvo mucho que ver. O casi todo. El inolvidable "Gallego" Angel José Gutiérrez fue el encargado de dispararlo y razones no le faltaron, además de originalidad y precisión. Sobre todo cuando la "patriada" de Italo Giménez, presidente en ese momento, hizo que el 10 de mayo de 1964 se produjera una de las victorias más resonantes de la historia de Colón, un equipo que venía de jugar en la C, que el día anterior a enfrentar al Santos había caído en Buenos Aires ante Platense y que ese domingo en Santa Fe recibió al campeón del mundo, que tenía al mejor jugador del planeta: el Rey Pelé.
Archivo Remata Pelé, en el apogeo de su carrera, ante la marca del Beto Poncio, capitán de aquél equipo de Colón y figura antes de emigrar a Chacarita para ser campeón del fútbol argentino. Un 10 de mayo de 1964 inolvidable y grabado a fuego en la historia de Colón.
Remata Pelé, en el apogeo de su carrera, ante la marca del "Beto" Poncio, capitán de aquél equipo de Colón y figura antes de emigrar a Chacarita para ser campeón del fútbol argentino. Un 10 de mayo de 1964 inolvidable y grabado a fuego en la historia de Colón.Foto: Archivo
Ese día, J. L. Pérez, Bareiro y E. Pérez; Larpín, Sánchez y Alberto Poncio; Luis López, Broggi, F. López, Cabaña y el "Chijí" Serenotti jugaron contra un equipo de ensueño, que tuvo a Gilmar; Modesto y Geraldino;, Lima, Zito y Joel; Peixinho, Almir Coutinho, Pelé y Pepe. Arrancó ganando el mejor equipo del mundo con un gol de Pelé, hasta que en el complemento con tantos de Fernando López y el "Ploto" Gómez, Colón lo dio vuelta para poner el 2-1 final.
Luego, un par de meses después, el 7 de septiembre de 1964, fue el turno de Juan Luis Pérez; Pedro Rosso y Carlos Larpín; Juan Ceballos, Alberto Raúl Poncio y Horacio Banegas; Luis López, Carlos Alberto Colman, Demetrio Gómez, Alberto Ríos y José Broggi, todos dirigidos por José Belermino Canteli, el popular "Chengo". ¿Quién estaba enfrente?, la Selección Argentina, que formó con Ediberto Luis Righi; Pedro Galeano y Abel Omar Vieytez; Carmelo Simeone, Antonio Ubaldo Rattin y José Varacka; Mario Norberto Chaldú, Alberto Rendo, Alfredo Hugo Rojas, Ermindo Angel Onega y Adolfo Alberto Bielli, dirigidos por el recordado José María Minella. Colón ganó 2 a 0. ¿Los goles?, Ríos y Broggi, ambos en el primer tiempo. Y una anécdota: cuenta la historia que Rattín se enojó muchísimo con sus compañeros y por eso no quiso salir a jugar el segundo tiempo aquel día.
Y finalmente, en el podio de los "golpes ruidosos" de esos tiempos, llegó el del 26 de marzo de 1967. El histórico equipo de Peñarol de Montevideo, dirigido por esa leyenda charrúa que era Roque Gastón Máspoli, llegó a Santa Fe como campeón de la Libertadores y de la Intercontinental. En los carboneros actuaban Juan V. Lezcano, Pablo Forlán, Tito Goncalvez, Omar Caetano, Pedro Rocha, Héctor Silva, Julio C. Cortez, el ecuatoriano Alberto Spencer y Juan José Joya, entre otros. Hay una anécdota del "Mencho" Balbuena que es fantástica: "Antes de empezar el partido, el Pardo Abbadie en la mitad de la cancha nos decía, 'miren a la pelota, porque después no la van a tocar, nos divertimos nosotros, lo humillamos a Real Madrid y ganamos dos veces el Mundial de clubes. Ustedes ni la van a ver', nos dijo... Y le ganamos nomás". Fue 3 a 2, como para refrendar la historia y dejar sentado por siempre el mote.
Después, comenzó la transformación del estadio. En la década del 70 se construyó la tribuna norte de cemento y en los 90 se inició la remodelación más importante que arrancó con la tribuna sur, siguió con la platea este, el final para los tablones de madera y la llegada de los palcos y las bandejas en las dos cabeceras, para un estadio que hoy puede albergar a más de 40.000 espectadores.
Mauricio Garín Colón y su hinchada. Es imposible no referenciarla, pues más allá de que este tiempo de pandemia le impidió ser otra gran protagonista en el lugar de los hechos, el hincha siempre estuvo acompañando, alentando y empujando para que Colón pudiera vivir su hora más gloriosa.
Colón y su hinchada. Es imposible no referenciarla, pues más allá de que este tiempo de pandemia le impidió ser otra gran protagonista en el lugar de los hechos, el hincha siempre estuvo acompañando, alentando y empujando para que Colón pudiera vivir su hora más gloriosa.Foto: Mauricio Garín
Detrás de esa mole de cemento que es un orgullo para todo el pueblo sabalero, hay una historia que supo de grandes alegrías y también muchas tristezas. Las aguas del Salado muchas veces resultaron implacables, pero la cancha fue tan noble que terminó siendo un dique que contuvo el avance del agua y evitó una catástrofe mayor para todo el barrio Centenario. Ese mismo estadio recibió a Maradona y a Messi, los dos jugadores más importantes y brillantes que ha dado la rica historia del fútbol argentino. El Cementerio de los Elefantes, donde un día cayó Pelé... Aunque muchos no lo crean...