Hace unos días, el intendente de la ciudad de Gualeguaychú, Dr. Martín Piaggio, homenajeó a Ernesto Juan “Cococho” Álvarez, quien atraviesa por un delicado problema de salud.
El ídolo de Colón en los 70, que se hizo popular y terminó su gran carrera vistiendo la camiseta rojinegra porque así lo quiso, atraviesa por un difícil momento debido a un complicado cuadro de salud.
Hace unos días, el intendente de la ciudad de Gualeguaychú, Dr. Martín Piaggio, homenajeó a Ernesto Juan “Cococho” Álvarez, quien atraviesa por un delicado problema de salud.
El intendente preparó la visita a la casa particular de “Cococho”, quien lo recibió en compañía de su esposa, Silvia y disfrutó del reconocimiento y de un rato de charla y mates con el intendente.
Al respecto, el intendente Piaggio expresó que “poder reconocer la trayectoria de trabajo, esfuerzo y compromiso de un vecino siempre es gratificante y si está relacionado a la pasión del fútbol mucho más” y agregó “desde el gobierno municipal trabajamos para mejorar la calidad de vida de los vecinos y el deporte es para nosotros un eslabón clave para alcanzar una vida saludable y, en este caso, Ernesto Álvarez es un ejemplo de eso, con toda una vida dedicada al fútbol”.
Durante el encuentro, el intendente Martín Esteban Piaggio le entregó un recordatorio a Cococho por su trayectoria deportiva, quien acompañado de su esposa rememoraron anécdotas especiales de aquella época de oro para el jugador y el club santafesino, que lleva bien adentro del corazón.
Recordemos que Cococho dio sus primeros pasos con la casaca de “La Banda”. Posteriormente emigró a Estudiantes de La Plata, para luego explotar (futbolísticamente) en Colón. Con la “rojinegra” se transformó en uno de los mayores ídolos en la década del ‘70, habiendo tenido particular influencia el Vasco Urriolabeitia y Rubén Cheves en su llegada al club junto a varios que tuvieron nacimiento deportivo en el Pincha, como Baley, Spadaro, Sacconi, Trullet y Zibecchi, entre otros.
Fue muy particular, también, la manera en que la calidad futbolística de Cococho, un zurdo de notable talento, tremenda pegada, gran inteligencia para entender el juego y capacidad para adaptarse a diferentes posiciones, se ganó también un lugar en la consideración de un técnico que era distinto al Vasco, como fue el Gitano Juárez.
Cococho fue ídolo en Colón y aún resuena aquel canto de la hinchada que estremecía el cemento y los tablones de aquel viejo Centenario: “olé olé olé, este es Cococho y su ballet”. Ya sea de “10”, de “5”, de “8”, de cuarto volante o de lo que fuere (alguna vez jugó de zaguero central en la Bombonera ante Boca), Cococho fue un espejo en el que intentaron retratarse los jóvenes que venían surgiendo y empujando de atrás.
Cococho se fue a jugar a Huracán y luego al fútbol colombiano. Regresó en 1984 a Colón, para intentar el ascenso a Primera. Anduvo muy bien, lo ayudó a Carozo Mir a convertirse en el goleador del torneo y luego de una derrota por 4 a 2 ante Los Andes, decidió el retiro definitivo.
Naturalmente, Colón siempre fue su casa y regresó en varias ocasiones para trabajar en el fútbol amateur y en algún momento fue elegido para hacerse cargo interinamente del plantel profesional.
También reclutó varios jugadores, sobre todo de su zona, que posteriormente triunfaron en el fútbol. Ahora, en compañía de sus seres queridos y allá en Gualeguaychú, está luchando con una enfermedad (ELA) a la que intenta combatir con esa mismas ganas con las que salía a “romperla” en cada cancha.
Es uno de los volantes con más gol que tuvo Colón en su historia, producto de su gran pegada que no sólo se hacía sentir en los tiros libres sino también haciendo goles olímpicos y de media o larga distancia.
Sus amigos, que se cuentan a montones, y quiénes lo recuerdan con admiración, están dándole ayuda espiritual e inclusive organizando algunas acciones para colaborar con Cococho en esa lucha con una enfermedad complicada.