(Enviado Especial a Junín)
Le ganó al Milrayitas con media hora muy buena en el segundo tiempo, a partir de los ingresos de Talpone, Toledo y Herrera. El resto se contagió, el equipo mejoró y ganó bien. En 16avos de la Copa Argentina lo espera Talleres de Córdoba.
(Enviado Especial a Junín)
Hay titulares y suplentes en Colón. Eso está claro y si algo faltaba, para demostrarlo, se vio en el segundo tiempo. Luego de un primer tiempo desdibujado, el equipo tuvo un rato, una ráfaga de fútbol que le permitió superar a un Los Andes que había jugado mejor en el primer tiempo.
Colón se encontró con un Los Andes que al margen de sorprenderlo y de jugar mejor el primer tiempo, puso la pelota contra el piso y cuando metió pelotazos, fue para el pique de un Matías González que jugó bien abierto por el costado derecho y le ocasionó enormes problemas a Greising, que fue, lejos, el jugador de Colón con más problemas defensivos.
Lo mejor que le pasó a Colón fue haberse ido al descanso con el marcador en blanco. ¿Por qué?, porque tuvo en Tomás Giménez a su valor más destacado, con varias intervenciones en las que transmitió una confianza que no supo capitalizar la defensa.
Colón no sólo dio ventajas en defensa, complicada por la velocidad y el desborde de Matías González y las subidas constantes de Fernández Colombo por el otro costado, sino que en el medio no pudo hacerse dueño del partido. Ahí lo manejó Los Andes, con un jugador muy interesante e inteligente como el “10” Torres, bien acompañado por Gallegos. Ellos armaron una sociedad que Colón no pudo formar en ningún sector de la cancha. Sabella y Bernardi no conectaron, Axel Rodríguez quedó aislado e improductivo, en tanto que Jourdan y Lago no pudieron repetir todo lo bueno que hacen en los partidos oficiales de Primera Nacional.
La generación de juego casi nula trajo como consecuencia, lógicamente, la falta de situaciones de peligro frente al arco de Sebastián López. Apenas un centro desde la izquierda de Bernardi que alcanzó a cabecear Lago para tirar la pelota por encima del travesaño. Y punto. No hubo nada más, al margen de las atajadas de Tomás Giménez.
Delfino también se dio cuenta de que el equipo necesitaba cambiar en algo y metió tres cambios en el segundo tiempo. Herrera, Talpone y Toledo por Navas, Sabella y Axel Rodríguez. Nada distinto desde lo táctico, porque fueron cambios de jugadores que entraron a cumplir la misma función que los que se fueron, pero que en el arranque de la parte final lo convirtieron a Colón en un equipo con mayores deseos de protagonismo, algo que le faltó en la parte inicial.
La mejoría se evidenció cuando se produjo la primera jugada clara: iban 9 minutos cuando Lago remató, la pelota le picó antes y obligó a una difícil intervención de Sebastián López. Fue la primera vez que debió intervenir el arquero rival. Ya desde el mismo inicio del segundo tiempo se vio otro Colón. Fue clave el ingreso de Talpone. Le dio lo que el mediocampo necesitaba para equilibrar el partido y languidecer ese buen trabajo de la sociedad Torres-Gallegos, que se adueñó de la pelota en el primer tiempo.
Y esa mejoría se manifestó pasado el cuarto de hora, cuando Talpone –el jugador que le cambió la cara al equipo en el complemento- habilitó a Jourdan por el sector central, se abrió Bernardi por derecha y el centro fue desviado por Fernández Colombo, descolocando a Sebastián López. Colón ganaba bien.
Era otra la imagen del equipo. Y pudo aumentar con un doble remate de Jourdan después de una gran jugada de Lago y la pelota fue rechazada sobre la línea por Segalerba cuando ya estaba totalmente descolocado el arquero López.
Colón siguió yendo y encontró su premio en una jugada de pelota quieta. Córner de Guille al segundo palo y esa frase hecha del fútbol (“dos cabezazos adentro del área, es gol”) que Colón la vuelve a sentenciar: primero fue Henríquez y luego Lago, para convertir el 2 a 0 que duró muy poco, porque un par de minutos después entró por fin en juego Torres, el mejor del primer tiempo que había desaparecido en el segundo, para meter un bombazo que desvió Giménez y capitalizó Páez –que había entrado un ratito antes- con un disparo cruzado que nadie pudo rechazar. El 2 a 1 le dio vida a un Los Andes que estaba “borrado del mapa” por Colón.
Fue un freno para Colón, que tuvo una ráfaga de casi media hora muy buena y allí justificó la victoria que supo construir a partir del retoque que hizo Delfino para cambiar esa cara pálida del primer tiempo por una imagen convincente, segura y ganadora del segundo tiempo. Lo ganó bien, con Talpone siendo el motorcito que el equipo estaba necesitando para que todo empiece a funcionar de manera normal en la parte final.
Además, hubo un contagio hacia aquéllos jugadores, caso Greising, que tuvieron muchos problemas en el primer tiempo y mejoraron muchísimo en el segundo. Y otros que no aparecieron en la medida en que debían, lo hicieron, caso Lago y Jourdan. Ganó el Colón de los ratos… Que duren lo que duren, alcanzan para liquidar a los rivales.