El debut de un crack, un dirigente que reparó el micro y una cancha pelada
Nada hacía prever que aquel viaje de Colón para jugar con Huracán de San Rafael por el Nacional de 1974, iba a rodearse de tantas anécdotas. Ese día debutó, con un gol, Hugo Villarruel, uno de los jugadores más queridos en Colón.
El partido se tendría que haber jugado el domingo 17, pero la fecha se pasó para el lunes.
Pasó hace exactamente 50 años. El 18 de noviembre de 1974, Colón jugó con Huracán de San Rafael en la cancha de Sportivo Pedal de Mendoza. Era el torneo Nacional y ya Colón no tenía nada por jugar en ese certamen. Era la penúltima fecha y el partido no tenía tamaña trascendencia, a no ser que ese día debutó un morochito que luego se convirtió en uno de los jugadores más talentosos de la historia en Colón: Hugo Villarruel.
El partido terminó 2 a 2. Colón alistó ese día a Baley; Vázquez, Mariano, Trossero y Fertonani; Borgna, Zimmerman y Bon; Lamberti, Olivares y Solís. Luego, Rubén Cheves, que era el técnico, hizo ingresar a Villarruel por Borgna y a Leroyer por Bon. Al partido lo fue ganando Huracán de San Rafael, primero 1 a 0 y luego 2 a 1, pero luego llegó el gol de “Villita” que puso el 2 a 2 definitivo.
El Litoral lo rescató como la figura. El título principal fue “Los pibes cumplieron” y el título de la actuación individual de los jugadores lo rescató al debutante (también jugó Solís su primer partido), fue el siguiente: “Villarruel cambió el panorama”.
Villarruel, quien anotó un gol y se convirtió en uno de los más queridos en Colón.
Enseguida, Villita se ganó el cariño y el reconocimiento del hincha sabalero, al punto tal que el “ya van a ver, ya van a ver, como la pisa Villarruel” fue uno de los hit del momento, casi al mismo tiempo del también famoso “olé, olé, olé, este es Cococho y su ballet”, en reconocimiento a ese notable mediocampista – Ernesto Juan Alvarez – que se convirtió en otro de los ídolos del Colón de entonces.
El día anterior – el 17 de noviembre – fue un día muy especial en el país, ya que fueron repatriados los restos de Eva Duarte de Perón, que estaban fuera del país desde hacía 19 años, a la vez que también se produjo la restitución de los restos del Teniente General Aramburu, que apareció en el baúl de una camioneta en la zona de Palermo, luego de haber sido sustraido del cementerio de la Recoleta un mes antes.
El partido se tendría que haber jugado el domingo 17, pero la fecha se pasó para el lunes. Y detrás de eso hay toda una historia que Francisco Costanzo, dirigente de Colón que estuvo al frente de la delegación en aquel viaje a San Rafael, la cuenta hasta con lujo de detalles.
Villarruel se destacó como uno de los jugadores más talentosos en la historia de Colón.
“Mi hermana menor se casaba, en mi casa y ese mismo fin de semana. Como el equipo andaba mal, había asumido Cheves, entendí que no podía estar al margen y decidí viajar igual a pesar de ese importante acontecimiento familiar. Fuimos por La Pampa en micro; al llegar a Realicó, el micro comenzó a fallar. El chofer se tiró a la banquina y yo me puse a arreglarlo. Logré repararlo (Costanzo es un gran mecánico con una enorme experiencia en todo tipo de autos, incluso los de competición) y así llegamos a San Rafael ese sábado para disputar el partido el domingo”, cuenta “Pancho” con un recuerdo muy puntilloso de ese viaje y ese partido.
“A la mañana, nos levantamos a desayunar y nos enteramos que ese día volvieron al país los restos de Evita y que la fecha se postergaba para el lunes. Ellos – por Huracán - no tenían iluminación. Y el partido se debía jugar de noche. Entonces, la alternativa era Sportivo Pedal, que tenía luz pero habia sido el parque cerrado del Gran Premio, la semana anterior… ¡Estaba arado el campo de juego… No había un centímetro de césped!”, prosigue Costanzo en su relato.
Francisco Costanzo, dirigente de Colón que estuvo al frente de la delegación en aquel viaje a San Rafael.
“Yo estaba sentado al lado de Cheves, el técnico, adentro de la cancha y nos tiraban de todo. Debutaron Villita y Solís. Se jugó muy bien ese día… Pero vuelvo al día anterior, al domingo. Mi primera pregunta, mientras desayunaba, fue: ‘¿Qué hago con estos muchachos todo el día?’, entonces le digo al del micro que salgamos a dar una vuelta. Y fuimos a visitar bodegas. En una de ellas, por ser yo el presidente de la delegación, me invitaron con un vaso de vino. Y luego caimos en una bodeguita chiquita pero muy linda. Era de vino patero… Nos recibió un señor muy amable… Y los muchachos empezaron a comprar damajuanas… ¡Llenaron la bodega del micro de damajuanas de vino patero!… Recuerdo que había fallecido mi papá, entonces decidí llevar algo pero no mucho. Le pedí tres chicas, de 5 litros, porque pensaba en lo que tenía que pagar por ese viaje. Y todo salía de mi bolsillo. No andábamos bien en Colón y los dirigentes solventábamos muchos gastos con nuestro bolsillo. ‘Hombre, ¡llévese la de diez litros! Hágame caso”, me imploraba el dueño de la bodeguita. Y yo me mantuve en que quería las de cinco… Al vino lo envasaban directamente desde el tonel, una cosa de locos… Cuando le digo cuánto le debía, me rechaza el dinero y me dice: ‘Señor, para mí es un honor que el club Colón haya venido a visitar mi humilde bodega… ¡Yo tendría que pagarles a ustedes!’… ¡Cómo no me llevé las de diez litros!”, cuenta Pancho entre risas.
“Esa noche, Villita dibujó. Recuerdo que, una vez, el gran Horacio García Blanco, dijo que si quieren ver fútbol no vayan a La Paternal, vayan a verlo a Colón y verán a un crack de verdad”, en relación a Villita. “Y cuento otra de ese viaje. Con Rodolfo Raviolo, que era el relator de LT 9 en ese momento, gané un torneo de truco en el que compitieron también los jugadores. El trato era muy diferente en ese entonces”, agregó.
Y en la charla con Costanzo, no podía eludirse el hecho que enluta al mundo sabalero: la muerte de Hugo Villaverde. “Una gran persona, pero gran persona de verdad. Lo sentí mucho cuando me enteré… Era un tipo como Cococho o Saldaño. Eramos compañeros, cenábamos juntos con ellos. Recuerdo que cuando a Trossero le agarra hepatitis, él estaba en una pensión siendo profesional de Colón y yo estaba todos los días al lado de él. Y todas las semanas le llevaba la revista D’Artagnan, que le encantaba leer. Recuerdo que en ese entonces aparece el Flaco Mántaras… Te cuento una que pocos saben: Mántaras estuvo a punto de ser transferido a España. El estaba jugando en el lugar de Mariano, que estaba lesionado, y cuando Mariano vuelve al equipo se estilaba que debía recuperar la titularidad. Sin embargo, el Gringo se entera de que lo venían a ver a Mántaras y le dice al técnico que lo ponga, que él esperaba. El ‘Flaco’ es otro mártir..”, concluyó.
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