(Enviado Especial a Buenos Aires)
Atlanta le mostró a Colón el cartelito que dice: “Acostúmbrense, esta es la B”. Partido friccionado, pocos espacios, cancha despareja y, para colmo, un calor de locos. El 0 a 0 calificó el partido y el rendimiento de los dos.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Nada hicieron los dos para desafiar el intenso calor. La pesadez del clima se trasladó al partido en sí, que se hizo tedioso, cortado, lento y con muy pocos atractivos. En ese panorama, fue Colón el que sacó algo de ventaja en la generación de lo poco de peligro que se vio en ese primer tiempo anodino y carente de interés en el juego. Ya de arranque, Jourdan tuvo una chance muy clara y cayó cuando el arquero lo encimó adentro del área. Y después, hubo dos o tres remates de media distancia que sin llegar a ser lo suficientemente peligrosos, aportaron lo suyo para que Colón marque una diferencia a su favor.
El 0 a 0 fue el reflejo del primer tiempo muy flojo. Pero le cerró más a Atlanta que a Colón, porque la producción ofensiva del local fue nula. Apenas alguna corrida de Constantino por el sector izquierdo, donde Castet se quedó replegado, no se proyectó como en el primer partido y no formó aquella sociedad que, aún con imprecisiones, había intentado con Lago.
El infortunio hizo que otra vez se fuera de manera prematura Navas, dejando su lugar a los 5 minutos para el ingreso de Picech, que protagonizó uno de los escasos desbordes (casi el único) cuando metió un lindo centro que no pudo conectar Toledo de cabeza y después Lago empalmó y remató en forma desviada.
Nada de Guille a la hora del armado del juego y de darle cierta compañía a Toledo, que jugó mucho de espaldas para “peinar” los pelotazos largos que le tiraron desde el fondo, mientras que Talpone estuvo atento para trabajar al lado de Prediger en la recuperación de la pelota.
Esa lectura fue la que hizo Delfino, respecto de Gille, para poner Axel Rodríguez en su lugar en el entretiempo y así mantener las dos ventanas, pero también para darle más frescura del medio hacia arriba. Armó claramente un 4-4-2 y tal como había ocurrido en el primer tiempo, fue el más peligroso de los dos, cuando Axel Rodríguez bajó una pelota de cabeza y Lago remató, encontrándose con la humanidad de un defensor cuando llevaba destino de arco.
A medida que pasaban los minutos, el partido tardaba en abrirse. Pero Colón seguía dando la impresión de ser más. Y tuvo Jourdan la chance clara después de un centro profundo de Talpone que cacheteó” el volante y su remate fue tapado por Galván, ya a esta altura convertido en uno de los puntos altos en el rendimiento del local.
Promediando el segundo tiempo, Atlanta recién tuvo una jugada clara para convertir, cuando González empalmó una pelota en la línea del área chica y le pegó tan mal que la envió por encima del travesaño.
Hay un axioma en el fútbol que indica que si un partido no se puede ganar, no hay que perderlo. Y esta fue la premisa de los dos, sobre todo la de Colón, que hizo algo más que Atlanta para escaparle a la intrascendencia que gobernó el poquito fútbol que vimos en Villa Crespo.
Los dos técnicos siguieron moviendo los bancos. Pero nada cambió. En Colón, entró Aranda para volcarse como volante por izquierda, corriéndose Lago por derecha (había salido Jourdan) para darle una mano al pibe Picech por ese costado. Y además, Leguizamón y Vega para suplantar a dos jugadores que estaban extenuados: Toledo y Prediger.
Si cabía alguna muestra de lo que puede ser este torneo de la B para Colón, se dio en la calurosa tarde porteña. Mucha pelota por arriba, muchos cortes en el juego, mucha lucha y poco juego. Costó poner la pelota contra el piso, no hubo fluidez y Colón, que lo intentó o por lo menos lo tuvo en sus planes, nunca lo concretó.
Punto y aparte. Mal partido de fútbol y un 0 a 0 que los califica a los dos. El calor condicionó, es cierto, pero tampoco hubieron ideas ni claridad para intentar otra cosa. Colón fue un poco más, tuvo chances que Atlanta no tuvo. Pero sólo eso. Inclusive, ni siquiera alcanza para merecer algo más que este 0 a 0 insulso que definió un mal partido.
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