Un empate vibrante de dos equipos que fueron al frente...
Un Colón atolondrado que pegó igual que recibió
Colón generó muchas situaciones, hizo figura al arquero rival y tuvo a un Facundo Farías imparable, pero en defensa dio ventajas y el rival también lo complicó. El resultado está bien. Los sabaleros no perdieron dos puntos, sumaron uno. El escolta, River, está a tres puntos y le sacó 6 al quinto con 9 por jugarse.
Dejaron todo. Dinámicos, abiertos, deseosos de la victoria. Fueron dos equipos decididamente entregados al objetivo de ganar. Colón no pudo mantener las dos ventajas que había sacado en el resultado. Se encontró con un rival que tuvo en su arquero (Espínola) y en Ojeda, el delantero que el Gallego Méndez tenía como solución en el banco, a sus dos figuras. Uno para clausurar su arco -más allá de que Colón convirtió dos goles- y el otro para convertirse en una pesadilla para una defensa, la sabalera, que estuvo extrañamente abierta en el segundo tiempo y con un retroceso plagado de dudas, evidenciado en la jugada del segundo gol de Godoy Cruz, que fue de contra cuando Colón ganaba 2 a 1.
Cuando Colón empezó a encontrar la pelota en el medio, se terminó la presión que Godoy Cruz ejerció con cierta dosis de éxito en el pasaje inicial del partido. Aliendro y Lértora se adueñaron de la situación, apareció Farías como el jugador más ambicioso y las atajadas de Espínola evitaron en dos o tres ocasiones la apertura del marcador, que llegó en una jugada algo confusa en la definición (¿fue de Farías o fue del Pulga Rodríguez?).
El "veranito" inicial de Godoy Cruz se terminó con rapidez y Colón fue creciendo en confianza con la pelota, justificando ampliamente el 1 a 0 parcial de un primer tiempo en el que fue superior a un rival que apenas inquietó con un córner ejecutado por Ramírez que casi se le mete olímpico a Burián.
El Pulga retrocediendo para juntarse con los volantes y abriendo espacios que ocupaba, ocasionalmente y con inteligencia, Rodrigo Aliendro, más la movilidad de Farías, algunas subidas sin buena terminación de Meza y aportes esporádicos de Bernardi y Escobar, que fueron los encargados de moverse por izquierda, aunque en el caso de Bernardi con libertad para meter diagonales y aparecer por sorpresa en el área de Espínola.
El plan de Godoy Cruz fue el de jugarle de igual a igual a Colón. Lo consiguió en el cuarto de hora inicial, pero cuando Colón logró hacer pie y adueñarse de la pelota en la mitad de la cancha, se terminaron las aspiraciones de los mendocinos, que mostraron liviandad a la hora de gravitar en ataque.
Pablo Aguirre
Foto: Pablo Aguirre
Facundo Farías resultaba imparable para toda la defensa de Godoy Cruz. Y cuando en ese comienzo vertiginoso del segundo tiempo daba la sensación de que Colón estaba para liquidar el partido, apareció Ojeda para marcar el 1 a 1 en una jugada que pareció arrancar con una infracción en perjuicio de Farías que el novato Broggi ignoró. Pero le duró poco a Godoy Cruz, porque otra gran jugada de Farías terminó con una pelota que el Pulga Rodríguez se encontró adentro del área y con todo el arco a disposición para convertir el 2 a 1.
Colón no le había dado prácticamente tiempo a Godoy Cruz de acomodarse con el partido empatado, que ya lo perdía de vuelta. Y daba la sensación de que aparecía "el partido ideal para Colón", que, se sabe, es un equipo que sabe qué hacer y cómo manejarse cuando va en ventaja. Pero nada de esto pasó. Los cambios le empezaron a dar grandes resultados al Gallego Méndez, mientras que Domínguez dejaba que pasara el tiempo para mover su propio banco. Y allí comenzó el momento más vertiginoso, incierto y explosivo del partido. Las jugadas de peligro se sucedieron frente a los dos arcos, con algunas intervenciones decisivas de los arqueros (sobre todo de Espínola) y con alguna suerte adicional, como la que tuvo Burián en el cabezazo de Ojeda en el poste que podría haberle dado la chance del "hat-trick" en una noche muy especial para él.
Ya Colón no tenía filtros -Godoy Cruz tampoco-, el mediocampo se convertía en un lugar de paso fácil, sin contención. Y atrás, Colón no daba -a excepción de Goltz- esa imagen de solidez que generalmente se le destaca al equipo. Terminó siendo empate como pudo haber sido victoria o también derrota. Estaba para cualquiera de los dos, pero el empate se ajustó y de alguna manera fue consuelo para que ninguno se vaya derrotado. Colón debe tomarlo como un punto que suma y no dos que resta. Es cierto que fue ganando el partido en dos ocasiones, pero también es verdad que Godoy Cruz lo complicó mucho en el sector defensivo en el segundo tiempo. Y aquella liviandad del primer tiempo, se convirtió en peligro permanente en el segundo. Los mendocinos no merecían irse con las manos vacías de Santa Fe.