Colón fue bastante más que el mezquino gol de diferencia
Tuvo enfrente a un entusiasta pero limitado rival, al que superó en el trámite, sobre todo en el primer tiempo. Buen partido de Prediger, mientras tuvo piernas y aire; buen retorno de Bernardi, a quién le cometieron el penal que le dio la justa victoria a los sabaleros. Una multitud acompañó al equipo.
Axel Rodríguez le dio el triunfo a Colón. Crédito: Mauricio Garín
Había que pisar fuerte de entrada, marcar diferencias, “presentar credenciales” y desnudar esas intenciones de protagonismo que Colón tiene y para lo que está obligado. Y lo hizo. Aunque el gol de Lago llegó en el momento en el que el rendimiento del equipo había decaido, después de una larga media hora en la que Colón demostró que está para pelear por algo con más argumentos que el rival.
Prediger fue el eje de un equipo que se paró con muchos volantes predispuestos a ser más ofensivos que defensivos. Jourdan se abrió por derecha, Lago lo hizo por izquierda y ese fue el sector (con las subidas de Castet y algunas apariciones del inquieto Guille) por el que Colón inclinó mayoritariamente su juego. Talpone era el que más se acercaba a Prediger, para arrancar y también para darle una mano en la contención, mientras que Guille se ubicaba como el volante “flotante”, jugando a espaldas de Toledo y tratando de escapar al sector más congestionado de la cancha y por eso se tiró tanto por el costado izquierdo, formando parte de las permanentes triangulaciones con Castet y Lago, que le dieron trabajo a la defensa rival.
Fue Jourdan el que debió abrir el resultado sin que haya que esperar hasta los 40 minutos. Iba un cuarto de hora cuando Guille armó una jugada notable después de un lindo pelotazo largo de Prediger (insisto, de lo más claro que tuvo el equipo en el primer tiempo). El “10” sabalero llegó hasta el fondo de la cancha, amagó tirar el centro y enganchó hacia adentro para que pase de largo un defensor y luego le dio un pase corto a Jourdan, que quiso colocar la pelota junto al palo derecho, sin advertir que por allí cerró Ponce de León y salvó a Defensores Unidos de la conquista.
La salvada de Ponce de León no disimula el error que cometió en el gol de Colón. Quiso resolver un centro intentando sacar de cabeza, no pudo hacerlo y apareció Lago a sus espaldas para definir con un disparo cruzado que dejó sin chances a Henricot.
Fue clarita la supremacía de Colón sobre un rival que arrancó con cierta timidez, que se animó en un pasaje (justamente cuando los sabaleros abrieron el marcador) pero sin inquietar a la defensa rojinegra, salvo en una jugada en la que Suárez Cortés metió el pase atrás y Guerra le pegó en forma desviada. La búsqueda aérea al veterano Velázquez fue, casi, el único argumento de un rival que apenas logró emparejar el trámite y abandonar esa postura timorata o de “partenaire” en un ratito muy corto del primer tiempo.
Absolutamente nada hacía prever que Defensores Unidos podía llegar al empate. Iba algo menos de un cuarto de hora cuando una desinteligencia defensiva le abrió el camino a la visita. Picech no escuchó el pedido de Vicentín, rechazó una pelota que era fácil del arquero y de allí llegó el centro de Lonardi y el cabezazo de Nizzo para peinar de espaldas y colocar la pelota lejos de Vicentín.
El remate del gol de Lago. Crédito: Mauricio Garín
Movió el banco Delfino. Antes del gol, había entrado Picech por el lesionado Navas. Pero luego del gol llegaron todos los otros cambios. Bernardi (ovacionado y recibiendo la cinta de capitán de manos de Prediger) y Axel Rodríguez entraron por Guille y Toledo; y luego lo hicieron Vega y Delgadillo por Prediger (de buen partido, pero cansado) y Jourdan. Y fue Bernardi el que se internó en el área y al que le cometieron un clarísimo penal que Axel Rodríguez se encargó de convertir en gol, para devolverle la esperanza a los hinchas rojinegros (fue multitudinaria la concurrencia) y la tranquilidad que había perdido el equipo después del baldazo de agua helada del gol de Nizzo.
Era justicia, porque si bien Colón no había logrado repetir esa superioridad que ejerció en el inicio del partido, seguía dando la impresión de ser más que un Defensores Unidos entusiasta pero exento de jerarquía individual.
El partido se fue cayendo, bajaron el ritmo (era intensísimo el calor), se hizo muy cortado y ya no tuvo la atracción de otros pasajes. Cuando entró Delgadillo, se ubicó como volante por izquierda y esto obligó a Lago a tirarse por el otro costado, ocupando el sector que dejó vacío Jourdan con su salida. No hubo modificaciones en el esquema, porque Bernardi se paró suelto detrás de Axel Rodríguez, que pasó a ser el “9” de punta.
El amor propio lo llevó a Defensores Unidos a empujarlo a Colón, pero sin claridad y dependiendo mucho de los jugadas de pelota quieta para capitalizar la altura de algunos de sus jugadores. Sin embargo, la mayor jerarquía de Colón se veía cuando el local atacaba, especialmente cuando la pelota pasaba por los pies de un Bernardi que volvió después de muchísimo tiempo sin jugar debido a su problema cardíaco que casi lo obliga al abandono del fútbol.
Terminó ganando Colón. Y bien. Sin cuestionamientos, con justicia aunque muy mezquino en la diferencia final. Sólo eso, el gol de diferencia, lo puso a Defensores Unidos a tiro de llevarse algo. Y el aprovechamiento temporario del error defensivo sabalero que culminó con el gol de Nizzo. Sin descollar, Colón mostró que tiene más equipo y consiguió el objetivo buscado: ganar ante su gente en el debut en este torneo tan complejo, en el que los rojinegros están obligados a ser protagonistas. Lo demostró su público, llenando el estadio. Y sin grandes brillos, hizo lo suficiente para que el arranque sea con victoria.
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