Cuando “Pipo” asumió, después del desastre de las primeras cuatro fechas, la receta de cerrar el arco y no perder estaba buena. Había que salir de Terapia Intensiva. Pero a esta altura, la cantidad de empates que tiene Colón lo terminan condenando a los puestos de abajo en la tabla.
Cuando aplicaba media inglesa, con dos puntos por partido, se podía considerar. Pero ahora, con regla de tres, los números no cierran por ningún lado y la campaña es flojita. No sólo porque Colón es “Deportivo Empate”: para tener una idea, empató más de la mitad de los partidos que jugó. Son 13 igualdades de 24 cotejos. Así, no cierran los números de nadie. Ni del equipo, ni de “Pipo”, flotando en el 40 por ciento de rendimiento. Colón se hunde en los cinco puestos de la parte baja, por ahora agradeciendo la siesta interminable de Huracán (esto está escrito antes que el “Globo” juegue con Boca).
En la previa, Colón llegaba con dos bajas claves a este cruce con Belgrano. Por un lado, la jerarquía de Facundo Garcés en el fondo; por el otro, la importancia siempre de tener a Ramón Darío Ábila arriba; los dos, el jugador-hincha y “Wanchope”, por acumulación de amarillas.
Pero, además, este final de primer semestre lo agarraba al Colón de “Pipo” con sensación de desbande en cantidad, repasemos:
- Juan Pablo Álvarez, el mejor de todos, volviendo a Banfield, por más que no puede jugar en el Taladro hasta la Copa de la Liga
- Augusto Schott, que medianamente había encontrado un rendimiento aceptable como rueda de auxilio, volviendo a Talleres en modo repesca
- Julián Chicco, a quien Colón le había ofrecido renovar y seguir, llegando al Leganés de España
- Lucas Acevedo, a quien “Pipo” había puesto en algunos partidos, rescindiendo para llegar al fútbol de Grecia
Si uno agrega que jugadores como el uruguayo José Pablo Neris, Tomás Galván (vino de River) o Joaquín Ibáñez (ex Arsenal) casi ni rodaje tuvieron, el esqueleto que podía utilizar el entrenador se reducía prácticamente a los once que eligió para jugar contra el “Pirata” cordobés y había que parar de contar.
Colón llegaba con uno solo triunfo en los últimos ocho partidos (al Estudiantes del “Barba”) y dos derrotas al hilo con los dos grandes: Racing acá y River allá.
Belgrano, igual de golpeado: golpe en el clásico, derrota de local con Barracas y tres perdidos de los últimos cuatro disputados. De yapa, considerando que pisaba el Cementerio de los Elefantes, cinco derrotas seguidas saliendo de Alberdi.
A esos primeros 45 minutos lo jugaron como dos equipos en mini-crisis de fútbol y faltante de resultados. Y en ese juego del miedo a perder, increíblemente Belgrano se sintió más cómodo y llegó más. Dos tapadas de Ignacio Chicco y la espalda/cola de Delgado evitaron lo que hubiera sido gol celeste en Santa Fe.
Colón entró dormido y “Nacho”, con la punta del pie, se lo sacó a Pereyra: apenas iban 4 minutos. Al ratito, Diarte solo del otro lado, eligió mal.
En el contexto de un primer tiempo ordinario, apareció Colón, las dos veces por derecha. Primero, corrida de Pierotti y remate en velocidad; después, centro-atrás de Meza que pifió “Conejo”.
Sobre el final, otra vez Chicco se lo sacó abajo a Longo y la volea libre de Pereyra se desvió en Delgado cuando tenía destino de red.
En el complemento, las ganas de Troncoso y Galván (por los dos apáticos paraguayos) lo revitalizaron por pasajes. Mejoró mucho Vega. Con poquito, fue más Colón.
Pierotti se lo dejó de taco a Meza: arriba; Lozada voló para que no sea gol de cabeza de Perlaza; Paolo ganó con el cuerpo, abrió la pierna y se le fue ancha; Lozada lo volvió a evitar con doble tapada, la primera a Pierotti; Galván la agarró mal de cabeza ante un desborde de “La Joya”.
El partido se rompió en el final: lo tuvo Vegetti pero salvó el “Chelo” Delgado casi abajo del arco y otra vez apareció la figura de Ignacio Chicco para decir no al ex “9” de Colón.
Mereció algo más Colón, pero no le alcanza. Quedan tres fechas: Argentinos, Tigre, Arsenal. El plantel pide a gritos refuerzos y jerarquía. No se puede dar el lujo Colón de otro mercado con pifias.
En el mientras tanto, esperando el receso de invierno y el inicio de la Copa de la Liga (no hace falta decir ni escribir porqué Colón ama ese formato), ya no conviene el disfraz de “Deportivo Empate”. Es como tomar de su propio veneno. Quizás en algún momento sirvió para salir de Terapia: clausurar el arco y no perder.
Así las cosas, los números de Colón no le cierran a nadie. Ni al equipo en la tabla ni a la jerarquía y los pergaminos de “Pipo” Gorosito en el fútbol argentino con los cuales llegó a Santa Fe.