Colón: se busca la hormiga en lugar de no dejar escapar el elefante
Es muy difícil que no se sospeche de la manipulación tecnológica cuando se trata de encontrar algo tan milimétrico como fue el gol anulado a Colón en el partido ante Vélez. Así, no sirve. No se trata de buscar lo que es casi imperceptible; se trata de no dejar escapar algo que resulte alevoso, como pasó en Asunción con los dos goles que le anularon a Colón, aunque no había VAR que imponga justicia.
El VAR se ensañó con Wanchope en particular y con Colón en general. No es excusa. Vélez ganó bien el partido y Colón tuvo la chance de empatarlo pero marró un penal. Pasa que contra Huracán y ante Vélez, se terminó "buscando la hormiga en lugar de que no se les escape el elefante". El lunes, la utilización de la tecnología no estuvo exenta de una manipulación que, incluso, despierta muchas dudas respecto de su rigurosidad científica. Encontraron a Wanchope adelantado por un par de centímetros (no más que eso), trazando rayas, líneas de puntos y bisectrices que, sinceramente, podrán tener justificación para tratar de ser lo más exacto posible, pero que nadie puede asegurar que sea infalible.
La primera pregunta que a cualquiera le surge es: ¿se puede realmente determinar con precisión absoluta el momento en el que la pelota parte del pie o la cabeza (como pasó en el gol de Wanchope) del jugador que envía el pase?. La sensación de que está muy rebuscado, es inevitable. Y que no hay una certeza absoluta de que resulta algo científicamente perfecto, también.
Nada se le puede reprochar al asistente en una jugada de esta naturaleza, como es poco explicable que jueces internacionales como los de la terna venezolana se hayan "comido" dos jugadas tan evidentes como las de Bernardi y Meza en el partido contra Olimpia en Asunción. El asistente utilizó el criterio que muchas veces se pregonó. El de "ante la duda, beneficiar al cuadro que ataca", se encargaron durante mucho tiempo de refrendar.
Pablo Aguirre El preciso momento en el que está a punto de partir el zurdazo de Wanchope Abila para dejar sin chances a Hoyos. Iban apenas 14 minutos y hubiese sido el empate de no haber mediado la intervención del VAR que observó una milimétrica posición adelantada del delantero sabalero, luego de casi cinco minutos de estudio de la jugada.
El preciso momento en el que está a punto de partir el zurdazo de Wanchope Abila para dejar sin chances a Hoyos. Iban apenas 14 minutos y hubiese sido el empate de no haber mediado la intervención del VAR que observó una milimétrica posición adelantada del delantero sabalero, luego de casi cinco minutos de estudio de la jugada.Foto: Pablo Aguirre
El VAR llegó para establecer justicia, pero todavía existen estos grises que lo convierten en un elemento para la polémica. Y además, resulta poco entendible e inexplicable que se demore tanto tiempo (fueron casi cinco minutos en esa jugada del gol anulado a Wanchope) para decidir (en el partido entre Central Córdoba y Lanús, Trucco debió otorgar 12 minutos de tiempo adicional).
Hay que aprender a convivir con el VAR porque el VAR llegó para quedarse, se repite a menudo. Y es así, por más que uno esté o no de acuerdo con su implementación. Quizás sea cuestión de tiempo y también de aprendizaje. El punto de partida no es malo: se van a revisar sólo cuatro situaciones (gol o no gol, penal o no penal, confusión de identidad y tarjeta roja). Que en todos los goles haya que observar si es válido, ya deja un espacio para la duda y la especulación, sobre todo en este tipo de jugadas que son tan finas y en las que la gente está acostumbrada a mirar la reacción de los árbitros (el principal y el asistente) para entender rápidamente si es válido o no. Aún admitiendo que el punto de partida es válido, se crea una total independencia que inclusive condiciona a los árbitros para la toma de decisiones.
Insisto en que Colón terminó perdiendo bien el partido y hasta tuvo una ocasión propicia para empatarlo si Wanchope (la figura de Colón) convertía el penal. Y también queda claro que la campaña de Colón ha sido mala, que el equipo acumuló diez partidos sin ganar y que en la Copa de la Liga pareció un equipo sin la motivación y la actitud con la que afrontó los partidos de Copa Libertadores, que fueron los mejores desde que Falcioni se hizo cargo del equipo. Pero los errores arbitrales (sucesivos en la suma de los dos torneos), lo privaron de mejores resultados.