El día que los corazones sabaleros latieron más que nunca de emoción
El 4 de junio de 2021, en la lejana San Juan, el equipo de Domínguez apabullaba a Racing con una gran demostración futbolera. A 1.000 kilómetros, en Santa Fe, se desataba una alegría que durará toda la eternidad.
Los jugadores de Colón y la foto esperada en el Bicentenario sanjuanino.
La clave fue la victoria por penales ante Talleres en cuartos de final. O mejor dicho, el primer tiempo de aquél partido. Burián fue el gran responsable y el empate al cabo de los 90 minutos desembocó en la definición por penales que le dio la clasificación a semifinales. San Juan fue la cita e Independiente la víctima, con un partidazo defensivo del equipo (sobre todo de Garcés, impasable y gran figura). Vuelta a Santa Fe para preparar la gran final frente a Racing. El segundo tiempo fue memorable y la victoria inobjetable.
Aquél día, en plena pandemia y con tribunas vacías en el Bicentenario sanjuanino, la gran sorpresa final de Domínguez fue la inclusión de Cristian Ferreira entre los titulares. Todos nos preguntamos, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿para qué?. Y Ferreira fue una de las grandes figuras del partido, con un Colón que eligió el sector izquierdo de la defensa de Racing para atacar y no dependió de un disminuido Pulga Rodríguez, que no llegó bien a aquél partido y no tuvo la incidencia gravitante que había tenido en el resto de aquella Copa de la Liga.
Sin Goltz ni Delgado, con Piovi de central y Escobar de titular, con Castro en un muy buen nivel y con la dupla implacable y predominante de Aliendro-Lértora en la mitad de la cancha, el planteo de Domínguez fue fenomenal y Colón terminó aniquilando futbolísticamente -y también en lo físico- a un rival que no pudo aguantar el ritmo de un equipo confiado, seguro y con una altísima motivación.
El tradicional festejo, con tribunas vacías producto de la pandemia pero con toda la fiesta instalada en Santa Fe.
A más de 1.000 kilómetros llegó la explosión. El hincha sabalero prolongó la noche hasta juntarla con el día. Y el fin de semana también. La fiesta pareció no tener fin. En realidad, no lo tuvo ni lo tendrá. Ese 4 de junio permanecerá así, sellado a fuego, grabado para siempre en cada corazón rojinegro.
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