Pierotti, el pibe de Pilar que fue el pilar del triunfo
Gorosito lo reubicó, cuando se hizo cargo del equipo y lo hizo delantero. Perdió terreno, se fue con la sub 23, volvió y Pipo confió otra vez en él. Lo paró de extremo por derecha y fue desequilibrante e imparable. ¿Se volvió a ganar otra vez un lugar entre los 11?
Pierotti, el pibe de Pilar que fue el pilar del triunfo
Fue la figura y la clara demostración de que, ahora, Gorosito tiene lo que antes no tenía: recambio, soluciones afuera para que si falta alguno, no se note. Y no solamente que la ausencia, en este caso de Batallini no se advirtió, sino que apareció un jugador postergado en estos últimos partidos como Santiago Pierotti, para convertirse en el mejor de todos y en una posición en la que Pipo no lo había utilizado nunca.
Cuando el DT se hizo cargo del equipo, lo reubicó como delantero. Fue un acierto. Le dio libertades y quiso explotar su potencia, sabiendo que con ella podía complicar y mucho a los defensores rivales. Gorosito no lo puso nunca más en su antigua posición de volante por derecha. En este partido entendió que debía jugar por allí, pero no con la obligación del ida y vuelta sino atacando a un Alan Rodríguez al que enloqueció en el primer tiempo, y luego haciendo lo mismo con Sández, provocando el penal que le cometió Quintana y dejando la cancha sólo por el lógico cansancio luego de tanta entrega.
Santiago Pierotti aprovechó esta oportunidad que le dio el técnico. Contaba con su simpatía desde siempre, pero ante Lanús lo ubicó de “9” y no terminó de conformarlo. Quedó prisionero de los centrales y enseguida apareció un “9” con más oficio (el Conejo Benítez) para quedarse con el puesto. Gorosito “recalculó” y pensó en él para que sea el reemplazante de Batallini. Sabía que no iba a tener la misma capacidad de manejo de la pelota, pero que le iba a dar potencia y desborde por el costado que lo pusiera. Y eligió hacerlo por derecha, armando un buen tándem ofensivo con Espínola (mejor atacando que defendiendo) para que, entre ambos, construyan un primer tiempo en el que pareció que Colón tenía inclinada la cancha hacia el costado derecho.
Parece que ponerse la camiseta de la selección y formar parte de los planes directos de Mascherano en el sub 23, aún siendo suplente en el equipo, le dieron a Pierotti la confianza y la responsabilidad de estar a la altura de esa jerarquía alcanzada más por el pasado, por lo que hizo en el anterior torneo (bueno para él pero malo para el equipo) que por el presente. Y cuando Pipo lo necesitó, Pierotti le respondió.
Seguramente habrá algunos niveles diferentes entre jugadores del mismo puesto en algún sector de la cancha. Pero en la mayoría de los puestos, ahora Gorosito tiene material, hay recambio. Por eso insisto en algo que se escribió en algún momento: el mercado de pases de Colón, a priori, ha sido bueno. Y la prueba evidente es esto. Faltaron jugadores que son importantes, como Goltz, Delgado, Batallini y el Conejo Benítez, pero hubo respuesta. Sobre todo la de Pierotti, que hizo lo suficiente para que el técnico lo considere para el futuro, nuevamente, como ya lo hizo en otros momentos y aún teniendo a todos en condiciones de jugar.
El triunfo se festejó de una manera especial. Los motivos son varios: 1) la necesidad de ganar; 2) la “rivalidad” que siempre existe cada vez que se enfrenta a Rosario Central. Hubo algunos buenos momentos, un pasaje de inestabilidad y confusión defensiva cuando Rosario Central le creó dos situaciones de gol en un par de minutos y una de ellas fue el empate parcial y la convicción de seguir buscando para llegar a una victoria que, en el balance final, resultó merecida y sanadora, al menos momentáneamente, para sacar un poco la cabeza del agua.