La gente, recuerdo como si fuera hoy, empezó a vivir la jornada diez horas antes. La Misa Sabalera y la caravana por las calles de la ciudad de Garay habían arrancado a las dos de la tarde.
Fue el miércoles 25 de agosto de 2001 y no entraba un alfiler. Se estrenó la Platea Este y las torres de iluminación. Lo de Migliónico, el gran susto que nadie olvidará.
La gente, recuerdo como si fuera hoy, empezó a vivir la jornada diez horas antes. La Misa Sabalera y la caravana por las calles de la ciudad de Garay habían arrancado a las dos de la tarde.
Ese día, como para que hoy los “nuevos” tengan una idea, se “enterraban” para siempre las postales de la historia. Butacas europeas nuevas en la Este en lugar de los interminables tablones de madera. Además, las nuevas torres de iluminación que le daban vida a un Colón “cheto”.
Como no había drones, El Litoral gestionó con el camión de los bomberos y desde una grúa montada detrás de la tribuna del FONAVI se pudo sacar la foto área con un póster que al otro día quedó agotado en las calles de Santa Fe.
Hubo fiesta de pueblo, cumbia, porrón (tampoco había alcoholemia) y caravana desde horas temprana.
En la semana, en la AFA, cruzaron dos “viejos zorros” para organizar el partido: el legendario “Tito” Guerra (volvió ahora a la presidencia de Chicago con 85 años) y José Néstor Vignatti, ex presidente sabalero.
“Te cuento todo, porque escuché todo. Vignatti no iba nunca a AFA, fue a la primera reunión con Grondona y no fue más. El que venía siempre era Patricio Fleming. El tema es así: el visitante, por reglamento, se llevaba la mitad de todas las entradas generales. Como Vignatti sabía que la gente iba a explotar el Cementerio, le ofreció en AFA un monto fijo. Como Tito Guerra se la vio venir, le dijo que no. ¡Se llevó Nueva Chicago un montón de plata, un dineral!”, cuentan desde Viamonte varios años después.
“El estadio, habilitado por ese entonces para unas 33.000 personas, fue sobrevendido y desbordado”, admite alguien que estaba en directiva y prefiere el anonimato. “Hubo más de 35.000 sabaleros, sin dudas”, dicen 23 años después de una jornada inolvidable.
Desde Mataderos, “Tito” Guerra, que volvió a la presidencia de Nueva Chicago, no duda en afirmar que “siempre que vamos a jugar con Colón recuerdo ese partido, lo que pasó con Migliónico, la suspensión. Nunca vi tanta gente en una cancha como esa noche, recuerdo que los hinchas de Colón taparon los pasillos y los descansos para salir. Era una cabecita al lado de la otra, aparecía gente de todos lados”.
“Lamentablemente, el encuentro sólo duró 10 minutos, cuando “La Gaviota” Miglionico marcó el 1 a 0 y, tras recibir un golpe por parte del arquero de Chicago, terminó tendido en el suelo, sin reaccionar y con la preocupación de los jugadores Sabaleros y rivales”, recordaba El Litoral.
Tras ser trasladado de urgencia al hospital Cullen, el árbitro del encuentro decidió suspender el partido, tras el común acuerdo con los capitanes y DT.
Semanas más tarde, el 12 de septiembre, el partido finalizó con victoria por 3 a 1 de Colón.
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