Dos golpes anímicos le dieron a Colón la posibilidad de avanzar a los 16avos. de final de la Copa Argentina. Su virtud fue saber cuándo atacar y así se sacó de encima a un rival que en el trámite le hizo la tarea más dura que en el resultado.
Con dos goles en momentos clave, derrotó 2-0 a Colegiales y avanzó a 16avos de final. Pierotti abrió la cuenta a los 6 minutos del primer tiempo y Arrúa completó a los cuatro del segundo.
Dos golpes anímicos le dieron a Colón la posibilidad de avanzar a los 16avos. de final de la Copa Argentina. Su virtud fue saber cuándo atacar y así se sacó de encima a un rival que en el trámite le hizo la tarea más dura que en el resultado.
Porque los dos goles llegaron en momentos clave, cuando recién se armaba el partido y antes de que su contrincante pudiera hilvanar una reacción a la vuelta de los vestuarios. En el medio hubo un partido en el que Colón repitió algunas de las bondades que empezó a relucir con la llegada de Gorosito y varios de los problemas de vieja data que hasta le costaron puntos vitales cuando mereció más.
De entrada el partido se presentó favorable para Colón, que salió a tirarle la chapa encima a un rival que llegaba golpeado y decidido a marcar diferencias. Esa ambición lo llevó a dominar el trámite y hacerse merecedor de una ventaja que encontró rápidamente.
Apenas habían pasado los cinco minutos cuando el defensor Coronel cometió un error en la salida, Vega presionó, recuperó y tocó rápido para Wanchope, este lo habilitó con calidad a Pierotti y el de Pilar no falló con una definición abajo y lejos del arquero Juan Pablo Noce, que poco pudo hacer.
Antes ya había avisado con una fórmula parecida, sólo que esta vez el ex Boca no pudo encontrar a su compañero de ataque y la pelota terminó en las manos del “uno”. Y también con un disparo débil de Juan Pablo Álvarez desde la puerta del área.
El primer cuarto de hora fue todo sabalero. Hasta pudo haber marcado el 2-0 de no ser por la oportuna intervención del asistente Juan Pablo Millenaar para señalar un fuera de juego al límite de Ábila tras gran asistencia de Pierotti.
Pero un poco por quedo propio y otro tanto por la necesidad propia de Colegiales de salir a buscar el empate, dejó meter en partido a su rival. Que se adelantó en el campo y evidenció algunos desacoples en la estructura rojinegra.
Es que Colón fue una cosa cuando tuvo la pelota en su poder y otra completamente distinta cuando el que la manejó fue Colegiales. En los momentos en que impuso condiciones, dio la sensación de que en cualquier momento podría liquidar la historia. Incluso estuvo cerca de hacerlo con dos situaciones claras de Wanchope: un cabezazo que le salió a la posición del arquero y un remate de volea a quemarropa que el mismo Noce abortó con seguridad.
El problema fue que esa misma endeblez que encontró en la formación de Munro cuando logró juntar dos o tres pases y buscar en profundidad las subidas de Meza por derecha -en mayor medida- o de Álvarez por la otra banda, fue la propia que lo llevó a quedar peligrosamente expuesto en algunos pasajes de la primera mitad.
Porque la velocidad de Borrego y la movilidad de Martínez lo complicaron en el retroceso y así Colegiales logró coquetear con la igualdad. Este último tuvo la más clara, cerca de la media hora, con un remate cruzado que salió cerca del palo izquierdo, pero además Chicco tuvo que responder ante un disparo lejano de Rivas y con algunos centros pasó cierto estupor la defensa de Colón.
Para jugar el segundo tiempo, “Pipo” mandó a la cancha al paraguayo Arrúa en lugar de un Galván que empezó bien pero se fue desdibujando con el correr de los minutos. Y el ex Nacional de Asunción le dio la derecha al entrenador porque en su primera intervención facturó. Córner derecho de Meza, un rechazo corto, volea de zurda del “Kily” Vega y derechazo bajo del ingresado para capitalizar el rebote desde la puerta del área.
No había pasado nada hasta entonces pero el gol le vino como anillo al dedo a Colón. Otro golpe en un momento clave que comenzó a resolverle la historia
Colón no hizo circular la pelota como tal vez el trámite lo hubiera invitado y es probable que no sea un equipo diseñado para eso, más allá de que Gorosito reconozca su gusto por la posesión. Pero el 2-0 se le hizo demasiado largo a un Colegiales que cuando la manejó ya no lo hizo con la misma peligrosidad que en la primera mitad y, en contrapartida, quedó mal parado en reiteradas oportunidades ante los embates sabaleros.
De haber estado más certero en la definición, o más sereno en el último tramo del campo -déficit que varias veces marcó el DT en partidos anteriores- Colón podría haber cerrado el partido mucho antes. Pierotti estrelló un derechazo potente en el travesaño, Ábila desperdició un cabezazo en el área chica con el arquero ya vencido -fue su última acción en el encuentro- y Neris se presentó en cancha con un buen disparo rasante que encontró una buena respuesta de Noce junto al palo. Más tarde el mismo uruguayo tendría en su cabeza el tercero pero remató a las manos del arquero.
Esta vez no lo necesitó, porque Colegiales se quedó sin respuestas, físicas y mentales, ante un Colón que llevó el partido lejos de su arco y defendió el triunfo sin mayores sobresaltos.
Ahora, con la tranquilidad del deber cumplido, deberá esperar algunas semanas hasta que Lanús y Sol de Mayo diriman su serie para saber a quién enfrentará en la próxima instancia.