No merecía perder y empató con un penal cuestionable
Colón tiene crédito de sobra pero su fútbol acumula deudas
Arrancó perdido y en su mejor momento, Newell’s se puso en ventaja. Hizo el gasto en el segundo tiempo y llegó al justo empate a través de un penal polémico. Goltz se fue con roja en la última jugada del partido. El equipo está “amesetado”.
Está en transición Colón. No es el equipo sólido, práctico y contundente de antes. Perdió eficacia, soltura, sorpresa. Quizás le hayan tomado el tiempo. Quizás también esté en un “amesetamiento” de su nivel y esto es algo que debe revertir, porque este equipo tiene y debe dar mucho más.
Cambiante el primer tiempo. Y en el momento en el que mejor estaba jugando Colón. O por lo menos se había convertido en el más peligroso de los dos, llegó el córner desde la derecha que Mansilla empalmó con un remate de volea estupendo sin que Garcés logre tapar ese disparo que se metió a la derecha de un Burián que en el arranque del partido había tapado un mano a mano a Sordo, luego de una desinteligencia de Aliendro, que dejó la pelota a mitad de camino y permitió que el delantero de Newell’s encarase solo al arquero sabalero.
Colón estuvo perdido en los primeros 25 minutos, con problemas defensivos y de sincronización en el fondo, perdiendo muchos balones en las inmediaciones del área –el de Aliendro fue el más peligroso y evidente- que le dieron chances a un Newell’s que salió con un esquema ambicioso pero que luego empezó a perder protagonismo, sobre todo cuando en Colón empezó a ganar Lértora en el medio y apareció Farías en un par de maniobras, sobre todo aquella que encabezó Bernardi y que el juvenil sabalero dominó bien para dejar en el camino a un defensor y luego definir abriendo demasiado el pie para poner la pelota tan cerca del palo izquierdo, que finalmente terminó rebotando allí y se fue afuera de la cancha.
Aliendro y Lértora tenían ciertas libertades para arrancar en el medio, ya que los volantes de Newell’s no podían apretar tan arriba, hasta que Gamboa corrigió ese detalle, colaboraron más los de arriba pese a lo cuál era un poco más Colón en esa parte final de la parte inicial. Llegó el gol de Mansilla para marcar una diferencia que, si se quiere, no era justa a favor de la visita porque si bien había tenido la primera chance clara, después fue Colón el que tuvo el patrimonio de las acciones de peligro. Pero la volea de derecha de Mansilla, clavando la pelota abajo, le dio una ventaja parcial en el cierre del primer tiempo.
El adelantamiento de Colón tuvo su continuidad en el reinicio, pero sin precisión. Bernardi, por ejemplo, desaprovechó un mano a mano por pegarle pifiado y en forma desviada a la pelota. Era interesante lo que se producía por derecha con la proyección de Meza que ya se había convertido en una constante. Gamboa vio que ese primer cuarto de hora del segundo tiempo se le había complicado demasiado y por eso decidió refrescar la mitad de la cancha con dos volantes de contención (Sforza y Maccari). Al mismo tiempo, Domínguez cambió el esquema defensivo, lo sacó a Garcés para colocar a Ferreira y quedar con línea de cuatro atrás, mientras que Morelo entró por un Leguizamón muy activo para correr pero con poca gravitación, apenas la habilitación en el segundo tiempo para dejar solo a Bernardi en el remate que se fue desviado.
Era esporádico lo de Newell’s en ataque. Más tranquilo desde el ingreso de los volantes defensivos, ese movimiento desde el banco le quitó algo de claridad para atacar a Colón. Y atrás, el que mandaba era Lema, figura leprosa. La más clara fue una jugada en la que Scocco quedaba mano a mano con Burián luego de dejar en el camino a Goltz, pero el arquero sabalero se arrojó muy bien a los pies para quitarle la pelota y alejar el peligro. Mientras tanto, Colón empezaba a caer en el peligroso terreno de la impotencia y la falta de profundidad, aunque siempre –y aún sin jugar bien- dejando la sensación de que el resultado le era injusto y significaba un premio muy grande para Newell’s.
Hasta que llegó una polémica jugada. Meza intentó un centro que rebotó primero en el cuerpo y luego en el brazo de Negri, por el mismo impulso de la primera acción. Baliño cobró penal y Farías ejecutó de manera magnífica junto al palo izquierdo de un Aguerre que fue al otro palo. Era justicia en el resultado pero en una jugada discutible. Colón lo merecía por lo que había acontecido en el trámite, pero no necesitaba valerse de una decisión cuestionable de Baliño.
La imagen final fue muy clara y evidente: Colón mostrando su mayor ambición y Newell’s aguantando y tratando de armar algún contragolpe, pero sin posibles receptores veloces que pudiesen complicar. Empujaban Lértora y Aliendro, ayudaba Pierotti (entró por Bernardi), subía Meza en todas a pesar de que no siempre las terminaba bien y Farías las pedía a todas y también recibía alguna pierna fuerte de una defensa que se multiplicaba cada vez que el pibe sabalero entraba en juego. Pierna fuerte que aplicó Paolo Goltz en la última jugada del partido para irse de la cancha con roja directa.
Más allá de la forma en que llegó al empate, no se puede discutir el merecimiento de Colón. Perdía injustamente el partido, aún sin haber jugado bien. Pero en cuanto a las ambiciones, fue más que Newell’s. El premio del punto fue un consuelo.