"Cuando el río suena...", dice el dicho. Y en este caso, el del Pulga Rodríguez, es un océano el que suena. Gimnasia y Esgrima La Plata ya lo daba por hecho. Se dice en La Plata que el ofrecimiento económico fue formidable. Su propio representante admitió, públicamente, que tenía todo listo para viajar con el jugador y arreglar lo último que debía arreglar, hasta que apareció el llamado de Atlético Tucumán. Y se sabe que si algo le tira y mucho al jugador es, precisamente, su origen, su cuna, su Simoca y, por ende, su San Miguel de Tucumán que tanto quiere. En Atlético, el Pulga es ídolo más allá de que alguna vez dijo que era hincha de San Martín en una nota que le hizo el colega Walter Saavedra. Atlético sabe que la estrategia para seducirlo tiene que ir más allá de lo económico y se tiene que basar en lo sentimental. Al Pulga lo llenaron de afecto desde el momento en que volvió a Simoca con el título de campeón. Lo recibieron como se reciben a los héroes, lo pasearon por la pequeña ciudad, lo declararon ciudadano ilustre y en San Miguel lo recibió el vicegobernador de la provincia. En esto se asientan las ilusiones de Atlético por "repatriarlo", pues sabe que, económicamente, no tiene manera de pelear con lo que Gimnasia está dispuesto a destinar para llevárselo a La Plata ni con lo que Colón le va a ofrecer para que se quede.
Colón tiene algo más que dinero para darle. Tiene la gloria del título de campeón, el alto grado de cariño que ha despertado en la gente, casi metiéndose en esa galería de elegidos (más allá de las veces que amagó con irse de la institución) y también sabe que habrá una mejora económica y la expectativa de pelear por otro título a fin de año (el Trofeo de Campeones con el ganador del próximo certamen) y la Copa Libertadores 2022.
Tenés que leer"Colón, Gimnasia y Atlético Tucumán están en las mismas condiciones", dijo el representante del Pulga RodríguezEn Tucumán, el Pulga prometió que antes del miércoles va a definir su futuro. A Santa Fe no volvió desde el momento en que, todavía con la "ropa transpirada" luego de la final con Racing, decidió regresar rápidamente a Tucumán para reencontrarse con su familia. Por respeto, dejó entrever que va a hablar con la gente de Colón, pero todavía no lo hizo. Al menos no hubo un encuentro cara a cara, pues lo único que ha resuelto la dirigencia es la continuidad de Domínguez, prioridad absoluta teniendo en cuenta la responsabilidad mayúscula que tuvo el entrenador en la gran campaña y en el logro del campeonato.
En La Plata, acosado por una tabla de promedios que sigue siendo acuciante para Gimnasia por más que recién habrá descensos en diciembre del año que viene, ya gastaban a cuenta de que el Pulga se iba para el Bosque. Fueron los que se adelantaron, es cierto. El mismo representante lo dejó en claro cuando admitió que el llamado de Atlético Tucumán frenó lo que parecía ser un viaje sin escalas a La Plata. El mismo Pulga se sentó a conversar con la gente de Atlético y ya tiene la propuesta en sus manos. ¿Y Colón?
Sin desesperarse ni cometer locuras, Colón le va a ofrecer la renovación de su contrato. En su momento, el Pulga forzó su salida de Atlético y al Decano no le quedó otra que transferirlo. Colón pagó alrededor de 300 mil dólares, según admitieron los propios dirigentes de Atlético, una cifra que realmente fue escasa teniendo en cuenta lo que vale el jugador, más allá de su edad. Aquélla decisión de abandonar Atlético, le permitió hacer una diferencia económica con un contrato a todas luces mejorado que le ofreció Colón. Desde el momento en que terminó aquella final perdida en Asunción del Paraguay, el Pulga comenzó con sus amagues de irse. Lo dijo en aquél momento y lo reiteró en varias ocasiones. La última vez fue en enero, antes de iniciarse este nuevo torneo. "Bajó" su representante a Santa Fe y dicen que fue clave una charla con Horacio Darrás, el vice sabalero, para convencerlo de que se quede, cuando horas antes había manifestado públicamente a través de El Litoral, que ya le había dado todo a Colón y le pedía a la dirigencia que lo deje salir por la puerta grande, sin saber que esa puerta se transformó en un portón enorme con este título de campeón y la copa que levantó en el Bicentenario sanjuanino.
En agosto del año pasado, antes del regreso del fútbol, el Pulga adelantaba lo que puede haber sido un presagio: "Termino mi contrato con Colón y me voy a Tucumán a terminar mi carrera en Atlético". Esta es una firme posibilidad, que depende de cuándo el Pulga (36 años) quiera materializarla. En esa margarita que se deshoja, el Pulga tiene la atracción sentimental de volver a su tierra (por Atlético), la tentación económica y deportiva de seguir en un club en el que alcanzó la gloria (Colón) o un contrato suculento que podría convertirse en irresistible si pone el dinero por encima de cualquier otra cosa (Gimnasia).
Más allá de estos tres clubes, no caben dudas que habrá otros que habrán pensado en el simoqueño para darle jerarquía y goles a su plantel. "La gloria no se compra, la gloria se disfruta porque no tiene precio", dijo el Pulga a El Litoral cuando todavía se festejaba la hazaña en el Bicentenario de San Juan.
Colón sabe de la importancia que tiene Luis Miguel Rodríguez como faro y espejo en este plantel en el que hay otros jugadores de experiencia para tomar como ejemplo y un conductor sensato, coherente y con los pies sobre la tierra. Pero el Pulga, sin dudas, tiene ese halo de atracción que lo convierte en un gran referente. No creo que lo quieran perder y por eso se le hará una oferta que lo tiente. Pero más allá de eso, la realidad es que en el "deshoje de la margarita", Colón es uno más y no el número uno para este jugador que en enero, cuando se quiso ir, cambió de idea y fue lo mejor que le pudo haber pasado en su carrera como jugador profesional.