Goleado, con rendimientos individuales bajísimos y desconocidos, el equipo ha entrado en un pozo al que no se había acostumbrado. Estos últimos tres partidos fueron el principal retroceso en lo que va del año.
Colón llegó adónde llegó demostrando un nivel colectivo, individual y de concentración que hoy brilla por su ausencia. Ese equipo atildado, con jugadores que sorprendían por su nivel, ordenado y sólido en lo defensivo más una eficacia a veces brutal en ataque, se ha tomado un largo descanso, al menos en estos últimos tres partidos. Para colmo, cada vez que perdió fue por goleada. Por eso, hoy es el segundo equipo con mayor cantidad de goles en contra del torneo. Algo imposible de suponer cuando en el torneo pasado se destacaba por un funcionamiento defensivo sin fisuras, tanto jugando con línea de cinco como haciéndolo -como pasó en los partidos finales- con línea de cuatro.
El rendimiento individual ha caído considerablemente en jugadores que venían dando muestras irrebatibles de regularidad. Aliendro no es el mismo, Mura no es el mismo, Piovi no es el mismo, ni siquiera Lértora, Burián o Garcés son los mismos. Eso resiente cualquier esquema. Y a eso se debe sumar, inexorablemente, la ausencia de un jugador que fue fundamental en la campaña del campeón: el Pulga Rodríguez.
Sorprendió la ausencia de Cristian Ferreira ante Independiente. El técnico explicó que tenía un dolor en el esternón, que no había podido entrenar normalmente en algunos días de una semana corta (Colón había jugado el martes con Sarmiento), pero la información era que había viajado sin dar cuenta de ningún problema físico a Buenos Aires. Apareció de última o no lo referenció. Y llamó la atención porque ante Sarmiento había sido el jugador más claro en el manejo de la pelota, al margen del gol que marcó y que le dio el empate ante el equipo de Mario Sciacqua, en un partido que se había complicado muchísimo en el primer tiempo por el muy buen planteo del santafesino.
A propósito, también hay que caer en ese otro fundamento: ya Colón es un equipo al que todos han "junado". Se sabe de la importancia de los volantes que arrancan desde atrás y tienen llegada al área y también se sabe de la claridad con la que el equipo recupera la pelota e inmediatamente crea, de una situación defensiva, otra ofensiva, penetrante y -antes- muy contundente.
¿Por qué Domínguez no dejó a Farías en la cancha y mantuvo a un intrascendente Beltrán?. Habló de la edad, pero Beltrán tiene 20, uno más que Farías (cumplió 19 el mismo día del partido). No es que haya priorizado experiencia, porque no es tan superior en edad ni tampoco en recorrido de partidos en Primera (Facundo Farías tiene 27 partidos en Colón y Beltrán llegó con 16 que había jugado en River). Además, Farías es jugador del club, es el más cotizado y el de mayor futuro. Puede llegar a ser una gran solución económica para la institución. Y por más que no había jugado bien, tampoco su rendimiento fue inferior al de Beltrán. Al contrario. Entonces, el fútbol tiene estas cosas que terminan siendo paradójicas y contradictorias. Por un lado se dice que los jugadores debutan cada días más jóvenes y que desde Europa los vienen a buscar con 18 o 19 años; por el otro, se habla de su extrema juventud. Como siempre ocurre en la vida, hay que tratar de ser justos, mantener un equilibrio y no recurrir a la edad como argumento de explicación cuando se toman esta clase de decisiones. Farías no había sido menos que Beltrán y, salvo un problema físico, podría haberse quedado tranquilamente para jugar el segundo tiempo.
D.R.
La salida de Bernardi y Lértora (se dice que dolorido) para el segundo tiempo y el hecho de rearmar la línea de cuatro para evitar la goleada, hizo que el equipo quedase con un mediocampo con escasa marca (Pierotti-Aliendro-Castro) para lidiar con el mejor sector que mostró un Independiente arrollador (justamente su mediocampo). El 3-0 en el arranque del segundo tiempo fue un presagio de una goleada mayor que cualquiera vislumbraba. Y semejante situación no condice en absoluto con aquélla imagen sólida, estable y pareja que el equipo había mostrado en el torneo anterior y en varios partidos del arranque del actual.
Posiblemente se trate de un mal momento, algo que está ocurriendo con muchos equipos del fútbol argentino en el que no sólo reina la paridad -para abajo- sino también la irregularidad. Pasa con Vélez (no hacía goles y ahora golea), con Rosario Central, con los momentos de Aldosivi, con el mismo Lanús y hasta con los grandes como River.
Gallardo dijo que el equipo tenía que recuperar la memoria y el concepto bien vale para este momento de Colón. La amnesia colectiva comienza a preocupar y Domínguez deberá ver qué es lo que le está pasando al equipo, en lo individual y en lo colectivo. Una salida a mano puede ser la de volver a las fuentes con la línea de cinco con la que jugó buena parte del torneo pasado. También hay que recuperar a un jugador que fue importante y que hace cuatro meses que no juega: Paolo Goltz. Y reciclar el funcionamiento de la mitad de la cancha.
Domínguez tiene frases que repite en forma permanente luego de cada partido, como por ejemplo esa de "buscamos ser cada día mejores". Y la realidad es que el equipo juega cada día peor y él debe encontrar las causas por lo que esto pasa. Es cierto que el fútbol tiene momentos y que estas flojísimas actuaciones de los últimos tres partidos se pueden modificar rápidamente porque esta parece ser la tendencia del fútbol argentino. Pues Colón, precisamente, fue el que se apartó de la irregularidad y por eso salió campeón. Y de aquélla imagen del campeón a la actual de los últimos tres partidos, hay una diferencia sideral.