Colón madrugó al Gallo con fútbol, eficacia y jerarquía
Inobjetable triunfo, con un muy buen primer tiempo de Guille, buena respuesta defensiva y sólo se vio apurado en el último cuarto de hora. El resto, fue de dominio sabalero. Es puntero absoluto hasta que juegue San Telmo.
Colón madrugó al Gallo con fútbol, eficacia y jerarquía
Indiscutible, inobjetable, merecido y coronado por la jerarquía y eficacia de sus jugadores. Así fue el triunfo de Colón, que estuvo en función dominante durante gran parte del encuentro y apenas se lo vio apurado y desbordado en el final. Nada que hiciera peligrar el triunfo y, mucho menos, esos merecimientos que acumuló de manera sobrada durante el primer tiempo (que fue bastante bueno) y parte del segundo.
Hubo un protagonista impensado: el campo de juego. La lluvia lo dejó bastante maltrecho, situación que conspiró desde el minuto inicial contra aquellos que intentaron jugar por abajo y asegurando el dominio de la pelota, algo que para Colón resulta indispensable.
La idea de un partido bien físico, achicando espacios en todos los sectores de la cancha, que propuso Deportivo Morón, parecía imponerse. ¿Qué había que hacer?, desprenderse rápidamente de la pelota y tratar de abrir la cancha por los laterales, capitalizando pelotazos largos para saltar líneas y así evitar el amontonamiento que favorecía los intereses del local.
En ese trámite confuso, desordenado y sin espacios, Lago metió un lindo pase para Guille, que remató con violencia desde buena posición y motivó una gran atajada de Rojas. Fue un oasis en medio de ese “desierto futbolístico” de un partido mal jugado y, por momentos, demasiado ordinario.
La lluvia fue otro protagonista del duelo. Crédito: Agencia Deportiva
Y fue Guille nomás, el que se metió a las espaldas de Henry, hizo la personal y definió en gran forma, con un remate de zurda que dejó sin chances a Rojas. Facturó el hombre en el que Delfino confió para que sea el conductor del ataque sabalero. Y lo hizo por el sector elegido para encontrar profundidad (el derecho del ataque rojinegro) y por el mejor jugador (Guille) que en esa primera media hora tenía el partido.
En ese primer tiempo, el hecho de inclinar la cancha hacia la derecha le impedía mayor participación a Lago, que entraba poco en juego. Por el otro lado, los piques en diagonal de Guille a las espaldas de Henry fueron un problema insoluble para la defensa del Gallo. ¿Y el rival?, poco y nada. Mucha lucha, forcejeo y varios centros que encontraban una buena respuesta aérea de Vicentini.
La superioridad de Colón se materializó en la red sobre el cierre de esa parte inicial, cuando Lago (goleador del equipo), que había entrado poco en juego, encontró una pelota mal resuelta por la defensa rival, para dominarla con derecha y definiendo de sobrepique y de zurda que se metió arriba y lejos de Rojas.
La eficacia y la superior jerarquía fueron clave para que Colón consiguiera una ventaja parcial (2 a 0) que se veía como decisiva. Deportivo Morón empezó metiendo y llevando el partido al terreno de la lucha. Pero cuando Colón se afirmó, no sólo convirtió los dos goles que le dieron tranquilidad, sino que supo mandar en el trámite y estableció una superioridad tal que lo hacía merecedor de esa ventaja.
La misma autoridad que había mostrado en el primer tiempo exitoso de Colón, fue una continuidad en el reinicio del partido. Eso echó por tierra cualquier pretensión de Morón de llevárselo por delante a Colón y empezar a cambiar una historia muy negativa. Manejando la pelota e inclinando la cancha hacia el área de Rojas, Colón siguió asumiendo la iniciativa del partido.
Un contragolpe notable, cuando no se habían cumplido 15 minutos, casi le da a Colón la chance del tercer gol. En el propio terreno sabalero, Lago abrió para Guille, éste emprendió una veloz corrida por el lateral, levantó la cabeza y metió un notable cambio de frente para dejar solo a Jourdan, cuyo remate fue tapado por Rojas y se fue al córner. Fue justo en el momento en que Delfino, seguramente muy conforme con el trabajo del equipo, metió a Bernardi por Sabella, a sabiendas de que la fórmula a aprovechar era por la vía del contragolpe. A no dudar que Colón estaba más cerca del 3 a 0 que Morón del descuento, algo que Colón quería evitar –el 2 a 1 de Morón- para no envalentonar al local.
No le alcanzaba a Morón con ese circuito de juego que no funcionaba en el medio (con Berterame, González y Olivares). Colón se esforzaba del medio hacia atrás, corriendo mucho para recuperar la pelota y tratando de capitalizar por la vía del contragolpe. De todos modos, restando tan poco para el final del partido, Delfino sacó a un Guille ya extenuado después de haber sido una de las figuras del equipo, sobre todo en el primer tiempo, para colocar al Kily Vega con el objetivo de darle una mano a Prediger en el sector central de la cancha.
Allí, Delfino modificó el esquema y paró un 4-2-3-1, con Prediger junto a Vega para la contención, Talpone tirado por izquierda, Jourdan por derecha y Bernardi detrás de Lago, ya en ese entonces ubicado como único delantero. Morón se animó un poco más, planteó el partido en el terreno sabalero, complicó con los tiros libres (aspecto a corregir en la defensa rojinegra) y con más empuje que fútbol, se lo llevó por delante a un Colón que por primera vez dio la sensación de perder el control absoluto que tuvo del partido durante la mayor parte del tiempo. Nada que modifique la sobrada acumulación de merecimientos para ganarle bien a Morón, desafiando también el mal estado de la cancha, algo que seguramente dejará conforme a Delfino porque fue otra materia que el equipo aprobó.