El desmayo de Migliónico que paralizó los corazones
Aquella noche que un puñado de segundos pareció durar una vida
Colón recibirá este viernes a Chicago, el rival que en 2001 recibió por el Clausura de ese año para reinaugurar el estadio ante 35.000 espectadores. Todo era fiesta hasta que a los 10 minutos del primer tiempo se produjo el drama.
Aquella noche que un puñado de segundos pareció durar una vida
El 25 de agosto de 2001 era un día de festejo en Colón. Entradas agotadas, 35.000 personas en el estadio, una fiesta previa que había arrancado casi siete horas antes con una movilización que se había iniciado en el Puente Colgante y todo dado para que se viva una gran fiesta. Colón reinauguraba el estadio. Ya las tribunas de madera formaban parte del pasado. Primero fue el sector sur y luego el este. La cancha se había transformado en un verdadero coliseo ante el asombro de aquellos que habían asistido a otros tiempos de mayores necesidades y no tantas comodidades. El rival era Nueva Chicago. Se jugaba la segunda fecha del Apertura de ese año y Colón venía de conseguir un empate 2 a 2 en La Plata ante Estudiantes. No era tomado al azar el rival. Precisamente, ante Nueva Chicago -en 1965- Colón había vivido una gran fiesta cuando se coronó campeón de la B y logró el histórico ascenso a Primera. Todo era fiesta, nada hacía preveer el drama.
Los Lamas, Mario Pereyra, Grupo Cali, la murga uruguaya "Falta y Resto", el chamamecero "Josecito" Yossen y el cierre obligado con "Los Palmeras", le habían puesto también ese toque musical característico y motivante a la tarde-noche. Casi me animo a decir que el partido era una anécdota, aunque se trataba de un partido oficial y por los puntos.
El partido duró hasta el gol de Colón. Jugada preparada muy habitual de Jorge Fossati, rosca del "Cabeza" Delgado, salto de Gabriel Migliónico, mala salida de César Velásquez (el arquero del "Torito") y gol de Colón. Del griterío total al silencio absoluto. El jugador quedó tendido. Pudo ser una caída más, pero las señas desesperadas de los propios compañeros de Colón y de los rivales de Nueva Chicago, incluido el árbitro Oscar Sequeira, eran caóticos y más que evidentes para que entrara la sanidad de manera urgente con el "Lalo" Vega y el doctor Miguel Bravo a la cabeza.
"Mi recuerdo real llega hasta el día anterior: la concentración en Franck, la cena, gente que se sacó fotos con nosotros. Desde ese momento, se borra todo. La primera imagen es a la madrugada, despierto y estaba mi señora; yo estaba acostado en el Sanatorio. Lo veo a Fossati, vestido todo de azul, que me dice que fue gol. Del Capellán al lado. Hago esfuerzos por intentar recordar algo y no mejora la cosa. Por ejemplo, hace poco me dijeron que esa noche estuvo la murga Falta y Resto. O lo de Los Palmeras en el final. Cada cosa que me mandan, me la guardo. En el caso de César Velásquez, el arquero que me choca, se portó de 10 y siempre a disposición por lo que me contaban. Es más, el plantel de Chicago se quedó en Santa Fe hasta que salí del Sanatorio", contó Gabriel Migliónico con el paso del tiempo a El Litoral.
Al otro día, Migliónico recibió a El Litoral en su casa, acompañado por su madre. Crédito: Amancio Alem.
Iban apenas 11 minutos del primer tiempo. Esa noche, Fossati puso a Leo Díaz; Morant, Píccoli y Pereyra; Aquino, Castagno Suárez, Delgado y Unali; Migliónico; Graf y Gigena. A Nueva Chicago lo dirigía la dupla Traverso-Vega y ese día alistó a Velásquez; Orsi, Herbella (luego jugó en Colón), Magnín (ex Unión) y Barbona; Serrano, Martens, Kmet; Cristian Gómez, Mandra y Oscar Gómez (había jugado en Unión). Luego, en la reanudación del partido, Graf y Capurro le dieron a Colón los otros dos goles (el de Migliónico fue convalidado), mientras que el Topo Gómez descontó para Chicago. 3 a 1 fue el resultado final de un partido inolvidable por todo lo que sucedió, antes y durante.
Muchos de los presentes, tienen el recuerdo de la voz del estadio cuando anunció que Migliónico había sido llevado al hospital Cullen pero que se encontraba bien de salud. Es que de la forma en que lo sacaron de la cancha, todo era duda. Y de la manera en que se dio la noticia de su recuperación por los altoparlantes, hubo un momento (habrá durado uno o dos segundos), en el que el silencio fue sepulcral y se pensó lo peor.
Al otro día, Gabriel Migliónico ya estaba increíblemente recuperado aunque, como él lo manifestó con posterioridad, recordando casi nada de lo que había pasado. Y recibió a El Litoral, en su domicilio que estaba en ese momento en la zona de Guadalupe.
Fue el día en el que Colón supo pasar de la felicidad extrema a la preocupación total en cuestión de segundos... Y fue ante Nueva Chicago, el rival que recibirá este viernes.