(Enviado Especial a Asunción del Paraguay)
El 0 a 0 ante Olimpia tiene sabor a poco; jugó un más que aceptable partido, de lo mejor (o lo mejor) de la era Falcioni. Pero no se pueden desperdiciar tantas situaciones de gol, al margen que hubo dos que entraron y la terna arbitral los invalidó injustamente.
(Enviado Especial a Asunción del Paraguay)
Entre la docena de situaciones desperdiciadas por Colón, algunas atajadas de Chicco y los errores arbitrales que lo perjudicaron seriamente (dos goles mal anulados), se construyó un 0 a 0 que a Colón le quedó muy chico, mezquino, con sabor a poco.
El primer tiempo de Colón fue de lo mejorcito que se vio con Falcioni, que paró un 4-4-2 bien definido, con Teuten (de menor a mayor en su rendimiento), jugando de volante y con Bernardi arrancando por el medio, con explosión y cambio de ritmo para aprovechar cierta lentitud de la pareja de volantes centrales “franjeados”.
Colón tuvo dos errores en el primer tiempo: 1) la falta de contundencia; 2) cierta inseguridad defensiva que le dejó chances concretas también a Olimpia. En la falta de contundencia, cuenta la cantidad y calidad de las situaciones de gol. Colón tuvo, al menos, cinco muy claras que convirtieron en figura a Olveira, el arquero de Olimpia. Beltrán tuvo dos (una de ellas fue mano a mano), Bernardi también y hasta un gol anulado que dejó muchísimas dudas, porque la sensación fue que Bernardi estaba habilitado y, sin embargo, el asistente 2 levantó la bandera para inhabilitar la acción.
En las inseguridades defensivas, hubo errores individuales groseros, como uno de Goltz que le quiso entregar la pelota a Chicco y quedó corto, pero el arquero sabalero –de buen trabajo en el primer tiempo- se “jugó la vida” ante un delantero que iba en búsqueda del balón, llegando antes y alejando así el peligro.
La idea de Falcioni fue atacar mucho por derecha. Por eso lo abrió a Farías para que juegue por ese costado y también le dio libertades a Meza para que ataque. Quizás observó inseguridad en Gamarra. Y por allí, Colón llegó con mucho peligro cuando Meza se decidió a proyectarse y sus compañeros lo buscaron.
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Dos veces Garcés, dos de Beltrán, un remate de Bernardi que se metía y el arquero lo desvió, un gol anulado en forma ilegítima, fueron el conteo de situaciones muy claras que tuvo Colón para irse en ventaja al cabo del primer tiempo, algo que no ocurrió por culpa de Olveira y de la falta de definición que tuvo Colón.
En la búsqueda de errores, podría decirse que esa falta de definición ha sido la falla que privó a Colón de conseguir una ventaja que merecía largamente y que no lograba consumar en el resultado, aunque sí en el juego.
Cuando entre Farías y Beltrán desperdiciaron otra inmejorable situación en el comienzo del segundo tiempo, daba la impresión que Colón no merecía ir ganando 1 a 0, sino 2 o 3 a 0. Olimpia no reaccionaba, pero Colón no concretaba. Y llegó el gol anulado a Meza, que estaba bien posicionado y sin embargo lo invalidaron por offside, en una maniobra que arrancaron Bernardi y Farías, pero que definió Meza, llegando con mucha velocidad a acompañar por derecha. Ya a esta altura no sólo era la falta de contundencia, sino también los errores perjudiciales de una terna que se equivocaba sistemáticamente en contra de Colón.
Falcioni movió el banco recién a los 23 minutos, cuando decidió el ingreso de Wanchope por Beltrán, quien esta vez no estuvo fino para la definición, porque desperdició al menos tres situaciones que eran propicias. Y Wanchope tuvo una clarísima apenas entró: mano a mano enfrentando al arquero. ¿Qué hizo?, se la entregó. Le dio un “pase a las manos”. Increíble.
La vida de Olimpia dependía de Colón. Y Colón se la daba. De manera inexplicable por la enorme cantidad de situaciones que se desperdiciaban una tras otra. Y afortunadamente, en el arco propio estaba Chicco, que sacó un cabezazo espectacular en el momento más propicio del local, con amor propio más que con fútbol. Por eso, Falcioni decidió que ingresen Pierotti, Farioli y Gallardo. Ya Colón no tenía el ritmo de antes. Y los cambios no mejoraban. Daba la impresión de que ya no le quedaban potencia y explosión para aprovechar la contra.
El partido se fue bajo la lluvia, no sin antes un remate de Meza (otro de buen partido) entrando solo por derecha, obligando a una nueva atajada de Olveira, una de las grandes figuras. Como también, en el momento indicado, apareció Chicco. Y esos errores arbitrales que perjudicaron claramente a Colón. Un punto que fue mezquino. Se cotiza, pero tiene sabor a poco. Porque Colón, de buen partido, merecedor de la victoria, cometió el grave error de desperdiciar tantas situaciones de gol.