"Ya casi es imposible tener una conversación fluida con él", dijo Maximiliano, su hijo
Edgardo Bauza no la está pasando nada bien con su salud, fue dos veces DT de Colón y su histórico colaborador -que también vistió la rojinegra adentro de la cancha- habló de él en una entrevista con el colega Emiliano Nunia.
"Ya casi es imposible tener una conversación fluida con él", dijo Maximiliano, su hijo
¿Qué decir del Patón Bauza?... Detrás de Ronald Koeman, Daniel Passarella y Fernando Hierro, aparece con 108 goles como el cuarto defensor con más goles en la historia del fútbol mundial. Su paso por Santa Fe no pasó desapercibido. Llegó con el peso de haber sido siempre un enorme referente de Rosario Central, con todo lo que eso conlleva por la profunda enemistad que siempre existió entre Colón y Central. Sin embargo -y más allá de una resistencia que se manifestó notoriamente una tarde en Paraná, cuando Colón debió jugar allí por tener su cancha deteriorada por la inundación de 2003- logró clasificar al equipo para la Sudamericana del 2004. Luego retornó al poco tiempo, ya con Darrás en el gobierno del club. Pero sus máximos logros se dieron con las dos Libertadores ganadas con Liga de Quito (hoy está viviendo en Ecuador) y con San Lorenzo.
El Patón, como entrenador de la selección, fue el que hizo debutar a Lucas Alario y lo puso de "8". Había que aguantar el resultado en aquél partido ante Uruguay en Mendoza, cuando lo echaron a Dybala. Le tocó dirigir en el proceso más inestable de los últimos tiempos, post muerte de Grondona. El final de aquél proceso, ya sin el Patón de DT y con Sampaoli en el banco, fue una agónica clasificación en Ecuador y un Mundial con rotundo fracaso en Rusia. Los mayores reclamos, en ese entonces, estaban centrados en la no convocatoria de Icardi. Recuerdo claramente una invitación, luego de una conferencia antes de jugar con Perú en Lima, cuando el Patón aceptó una charla de café en el hotel con todos los periodistas que habíamos asistido a esa conferencia. "Muchachos, apaguen grabadores y celulares y pregunten todo lo que quieran preguntar", fue el comienzo de aquélla charla.
Edgardo Bauza tiene 64 años y su salud se viene deteriorando progresivamente. La demencia temperofrontal lo ha afectado considerablemente y su hijo, Maximiliano, declaró que "ya casi es imposible tener una conversación fluida con él".
El gran amigo y compañero inseparable de trabajo del Patón, es el "Camello" Di Leo. Su vínculo con Colón es, incluso, más amplio que el del Patón, porque Di Leo llegó a principios del '86, cuando el plantel de Rosario Central (recientemente ascendido) fue prestado a diversos equipos que estaban en la B para jugar un torneo de medio año que se llamó Apertura y que se hizo para que lo pueda ganar Huracán (y lo terminó ganando Italiano). Colón armó un gran equipo, con Di Leo y Gugnali marcando los laterales, con Wermer y Belén de zagueros, con Carnevali en el arco y con Bachino, Di Gregorio, Omar Palma, Cototo Balbuena, el Negro López y Quebracho Gamarra, entre otros, del medio hacia arriba. La goleada de Lanús a Almirante Brown lo dejó sin fase final por diferencia de goles. Luego, el Camello vino como ayudante de campo en las dos oportunidades que el Patón dirigió al equipo en Primera.
Convocado por el colega y amigo, Emiliano Nunia, el Camello Di Leo hizo declaraciones. "Cuando vi el ´busto´ del Patón en Arroyo Seco me puse mal, porque él no puede disfrutar y valorar lo que le están haciendo. Me hubiera gustado que esté, pero por su problema tiene que estar tranquilo en su casa. Tuve un día de mucha angustia, tristeza y se me mezclaron muchas cosas. Fuimos y somos hermanos, todo duele mucho. Cuando me enteré de su enfermedad no quería trabajar mas. Me pegó tan fuerte que no quería saber mas nada, porque cada cosa que hacía como entrenador, me la pasaba pensando en él. Me cuesta mucho no compartir todo eso con él. Siempre hablábamos de retirarnos juntos y que ibamos a ir a ver todos los mundiales. El Patón nunca le tuvo miedo a nada y todo lo hizo simple. Quizás en enero o febrero vaya para Ecuador. Tengo ganas de verlo y no me importa si no me conoce. Quiero verlo como está. Todos los días pienso que todo lo que le pasa es una mentira y vivo con esperanza que vuelva a ser él. Cada vez que hablo me pongo mal. A mi me da mucha pena, cuando recuerdo que me decía que iba a laburar hasta los 68 años y yo hasta los 64. El me decía, lo único que quiero es tener mi casita, una pileta y un parrillero para comer un asado con los amigos...".
Y el Camello le contó a Emiliano una anécdota fenomenal, con un "remate" impecable: "Salimos campeones de América en el Maracaná, ya habíamos dado la vuelta con la Liga. El Patón iba adelante mío en el interminable túnel del Maracaná, yo me venía abrazando solo de la alegría que tenía. De repente veo que se para en la mitad del túnel, se da vuelta, y me dice: ´Mañana a las 10 de la mañana nos juntamos, porque no podemos hacer tantas cagadas juntas en un partido final' (perdimos 3-1). Yo le dije: ´Dejá de romper las bolas´, éramos campeones de América. Al día siguiente a las 10 de la mañana estaba esperándome en el bar y yo me había acostado a las 9 y media... Un hijo de puta, era así. Siempre quería mas... Cambiaría no haber ganado nada de lo que ganamos con el Patón y estar dirigiendo la primera D, sin agua y con muchas necesidades, pero con el Patón sano y feliz".
"A mí me gustan los jugadores versátiles", solía decir el Patón en las decenas de entrevistas en las que siempre había enseñanzas que se podían incorporar y explicaciones que ayudaban a un mejor análisis. Esa "versatilidad" de la que hablaba el Patón se refería, obviamente, a la necesidad de que un jugador pueda ser útil en varios puestos y no se encasille en uno solo. Fue subcampeón del mundo en Italia '90 sin jugar un solo minuto, pero antes había estado muy cerca de jugar el Mundial de 1982 con Menotti, pero se quedó afuera en la zaranda del final.