En fútbol hay una directa relación entre el rendimiento individual y el colectivo. Esto último depende de lo primero. Y lo colectivo puede potenciar -o no- la labor de cada jugador. Nada funcionó en Colón. Y por eso cuesta encontrar algún rendimiento que se acerque a lo que se espera de cada uno. Quizás lo mejor que le pasó, fue que los cambios que introdujo en el entretiempo mejoraron la pobrísima imagen del primero. Y resulta paradójico, porque entraron dos defensores (Goltz y Meza). Ocurre que el equipo se paró distinto, con línea de tres atrás (hubo espacios que Tigre no supo aprovechar) y con una mayor población del mediocampo, sector el que Colón había perdido "por goleada" en el primer tiempo.
No es nuevo que Colón no juegue bien. Lo que es nuevo, es que las individualidades hayan caído en un pozo. En otros partidos, las apariciones del Pulga o la peligrosidad de Beltrán o de Farías eran suficiente para que la resolución sea favorable. Ni eso pasó en Victoria. El Pulga totalmente perdido (como el resto), superado, sin capacidad para aportar algo de claridad. Y en el caso de Beltrán o de Farías (se puede sumar a Wanchope Abila cuando entró en el segundo tiempo), corriendo mucho y jugando poco.
El cambio de esquema ayudó. Para ser claros: es una tentación, para Falcioni o para cualquier entrenador, "tirar todo al asador" teniendo jugadores de la jerarquía que tiene de mitad de cancha hacia adelante. Pero para sostener eso y jugar como viene jugando, deberá fortalecer sectores de la cancha en los que el equipo no funciona. Sobre todo el mediocampo. No es la primera vez que le manejan la pelota. Si a eso se suma que el sistema defensivo no aparece totalmente sólido (en Victoria, las espaldas de los laterales fue una invitación permanente al desborde y hubo poca eficacia en el juego aéreo), el equipo aparece como frágil. Por un lado peligroso si los de arriba andan bien y por el otro debilitado si los del medio o los de atrás no responden.
Algo hay que hacer. Una alternativa es el cambio de timón que dio Falcioni en el entretiempo. Si le gusta o lo puede trabajar, volver a la línea de tres (muy utilizada en el proceso de Domínguez), con dos marcadores que se sumen al mediocampo para establecer mayor presencia en el sector, es una posibilidad. Hay una cuestión de inferioridad numérica que frente a equipos que suman volantes -máxime si éstos son de buen pie- se siente en demasía. Sin jugar bien, Colón levantó en el segundo tiempo. Hubo poca profundidad porque el único que le dio sorpresa fue Eric Meza, que aprovechó los 45 minutos que le dio Falcioni más cierto cansancio del rival para ir y venir por el costado, metiendo varios centros que no cayeron en el lugar adecuado.
Tenés que leerEl zarpazo llegó de un exLa otra alternativa es resignar presencia ofensiva. Es decir, sacar un delantero para poner otro volante y equilibrar las cosas en un sector que hoy aparece como el de más conflicto. La "tentación" de poner tres delanteros es mucha. Si Falcioni resignaría y jugara como lo hacía Domínguez (muchísimas veces -o casi siempre- sin un "9") se lo estaría tildando de "defensivo" o de "mezquino". Pero él debe ser el primero en darse cuenta de que lo mejor que se le dio hasta ahora, fueron los resultados (recién perdió el invicto en este sexto partido que dirige y venía de cuatro triunfos al hilo contando el de Copa Argentina). No es para enloquecerse por haber perdido un partido, aunque haya sido jugando mal y por momentos hasta muy mal. Pero es para revisar y observar cuestiones que no son de este partido sino que se advierten como repetidas.
Encontrar un sistema y una línea de juego es la principal obsesión y deber de todo entrenador. El resultado es una consecuencia del juego. Y Colón venía dependiendo de individualidades que aparecían y definían. Por eso, el concepto o calificativo de "peligroso" se adaptaba al equipo porque no faltaban situaciones ni tampoco goles. Por ende, tampoco faltaban victorias.
"Tigre manejó la pelota y nos anticiparon en el primer tiempo. En el segundo tiempo ajustamos, buscamos por afuera, fuimos siempre y nos faltó precisión en la definición. Creo que la de Delgado fue penal. Al menos, la TV así lo muestra. En el segundo tiempo se vio nuestra mejor versión".
Julio César Falcioni, DT de Colón