Colón se olvidó que había otro arco que no sea el de Chicco durante casi todo el partido. Pero en el final tuvo tres situaciones muy claras para llevarse el premio mayor. De todos modos, nadie discute el resultado. Si no fuera por el buen trabajo defensivo (Garcés fue la figura), las atajadas de Chicco y el VAR , que esta vez le jugó a favor, se le podría haber complicado.
Si algo quedó en claro desde el comienzo del partido, fue que las defensas estuvieron dispuestas a ganar sus duelos con los ataques del rival. Por eso había acercamientos a los arcos pero faltaban las jugadas claras de peligro. Gimnasia abría a Aleman por derecha, permitiendo que por su perfil zurdo se vuelque siempre hacia adentro, quedando el flanco para la subida constante de Enrique. Rondina lo observó y promediando el primer tiempo corrigió posiciones y recostó a Picco hacia la izquierda (arrancó de volante central adelantado), soltando a Bernardi para que juegue más por adentro.
Prácticamente se jugó sin arco. Bien Nardelli en la marca de Ramón Sosa, ajustada la marca sabalera sobre la subida de Enrique y sin profundidad en el local para aprovechar a Ramírez y a Soldano. Gimnasia no inquietaba a Nacho Chicco y Colón mucho menos a Rey. Conclusión: el partido no tenía jugadas de peligro y eso lo convertía en carente de emoción . Muchos pelotazos por el lado de Gimnasia, poca fluidez en el manejo dela pelota y apenas el argumento de esperar alguna habilitación clara para Wanchope por parte de un Colón prácticamente ausente de jugadas ofensivas en el primer tiempo.
Mirá también"Vi la gigantografía en el estadio y pensé: "Yo también tengo barba..."Esa fue la realidad del primer tiempo: se quedaron en amagues, sobre todo Gimnasia. La pobreza deideas y de profundidad por parte de los dos fue tan elocuente, que se fueron al descanso justificando el cero en todos los aspectos, no sólo por el empate en sí sino por lo muy poco que hicieron los dos para modificar el marcador.
Gorosito había movido el banco en el primer tiempo cuando metió a Colazo y en el entretiempo apostó a Benjamín Domínguez para que vaya por izquierda. Es decir, modificó en 45 minutos todo ese sector, bien defendido por Nardelli, de lo mejor en el rendimiento individual de la visita. De todos modos, las mayores libertades para Aleman y el ingreso de Domínguez hizo que Gimnasia apurara a Colón. Sin crear demasiado peligro, pero complicando más que esa tibieza profunda del primer tiempo.
Wanchope, el que más cerca estuvo
El único “sufrimiento” hasta ese momento de Gimnasia se dio cuando Wanchope encaró, dejó en el camino a Rey, la pelota pegó en el palo y recorrió la línea, pero estaba todo anulado porque la acción estaba viciada de nulidad por posición adelantada. De todos modos, la jugada anulada le hizo de freno a Gimnasia, que había apretado en el reinicio del partido y que recuperó protagonismo cuando primero salvó Garcés muy cerca de la línea un remate de Ramírez y luego entre dos jugadores de Colón (uno de ellos Julián Chicco) le cometieron falta a Ramírez que Echenique no dudó en marcar con la pena máxima que iba a ejecutar Aleman luego del chequeo del VAR que, para variar, duró varios minutos. Pero fue el VAR (Silvio Trucco) el que advirtió al árbitro de una posición adelantada previa. Y aprovechó Rondina para meter a Alvarez y a Sánchez Miño en el mediocampo, por Picco y Pierotti, para intentar algo que al equipo le faltaba: fútbol y claridad.
A todo esto, Colón dependía de la solidez defensiva de Garcés (la figura) y las atajadas de Chicco (una doble tapada a Ramírez y otra estupenda a Sosa, para ser otro de los grandes destacados). Gimnasia, haciendo poco, merecía más. Y a Colón daba la impresión de que le costaba demasiado llegar al arco de Rey con algo de peligrosidad.
Era inexpresivo lo de Colón del medio hacia arriba. Muy poco del Pulga y de Berrnardi, aislado Wanchope y sin ninguna sorpresa para inquietar a una defensa que no se sobresaltaba casi por nada. Lo aguantaba la defensa con la firmeza de Garcés y las atajadas de un Ignacio Chicco acostumbrado a convertirse en uno de los mejores del equipo desde que consiguió la continuidad tan buscada.
Wanchope tuvo la máxima situación. Tiro libre desde el vértice del área, el Pulga metió un centro bárbaro y Abila se la llevó increíblemente por delante, tirándola por encima del travesaño a pocos metros del arco. Y en el final, dramático por cierto, llegaron un mano mano de Alvarez y un cabezazo de Goltz que sacaron sobre la línea. Hicieron en el final lo que no habían podido en el resto del partido.