Es la primera vez que Gimnasia de Mendoza pisará el Brigadier López
Hubo dos en el viejo Nacional de Primera, uno de ellos con connotaciones increíbles que privaron a Colón de disputar las finales por el título de campeón en 1972. El último fue el 30 de marzo de este año y Colón perdió el invicto ese día. Todos los choques fueron en Mendoza.
Gustavo Ripke y la Chiva Di Meola fueron protagonistas del partido de 1972, cuya absurda reglamentación privó a Colón de jugar la semifinal del Nacional contra San Lorenzo, que finalmente fue el campeón de la mano del Toto Lorenzo. La Chiva le hizo goles a Gimnasia en los dos partidos que se jugaron en Primera.
Será la cuarta vez que se enfrentarán, pero es la primera que tendrá como escenario el Brigadier López. Colón y Gimnasia y Esgrima de Mendoza tienen una historia que se remonta en el tiempo a más de 50 años, pues el primer partido entre ambos clubes se jugó en el marco de los desaparecidos Nacionales de Primera, donde Gimnasia y San Martín fueron los pioneros del fútbol mendocino.
Ocurre que en aquellos primeros años de la década del 70, el torneo se dividía en pocas zonas y no había tiempo material de hacer dos ruedas, por lo cuál no había "partido y revancha". A Colón le tocó ir a Mendoza las dos veces que jugó con Gimnasia (1971 y 1972), pero Gimnasia no devolvió la visita a Santa Fe. Y el tercer choque entre ambos fue el reciente, del 30 de marzo de este año en la primera rueda. Contabilizando los tres partidos, no hay empates: fueron dos triunfos de Gimnasia y uno de Colón. Y este será el primer partido entre los dos en cancha de Colón.
El primer enfrentamiento se jugó el 21 de noviembre de 1971, en el marco del torneo Nacional que tenía a Colón en una actuación muy discreta y en la mitad de la tabla. Al equipo lo dirigía Manuel Rodríguez y ese día en Mendoza (se jugó de noche el partido), Colón alistó a Costantino (fue la figura del partido); Silguero, Florit, Araos y Arigoni; Zapico (marca personal sobre el inolvidable Víctor Legrotaglie), Zimmerman y Romero; Olmos, Di Meola y Lavanchy. Los goles fueron convertidos por Guzmán y Luna para los mendocinos, en tanto que la Chiva Di Meola (¡cuándo no!) fue el encargado de convertir el tanto de los sabaleros, que tuvieron como recambio los ingresos de Raúl Borda y Carreño por Araos y Romero, respectivamente.
El de 1972, que fue con triunfo sabalero por 3 a 1 en la cancha de Gimnasia, estuvo rodeado de una reglamentación absurda y de una definición dramática. ¿Por qué lo de la reglamentación?, porque el Nacional de ese año (ganado por San Lorenzo), establecía que a la fase final pasaban los dos primeros de cada zona, pero que el segundo debía estar a una distancia de 3 puntos o menos del primero (¿?). Colón quedó a cuatro puntos de Boca, que jugaba su partido con Huracán e iba empatando, pero terminó ganando con un gol en el final del encuentro y por eso le sacó cuatro puntos de ventaja a Colón y los sabaleros se vieron privados del ingreso al cuadrangular final.
El Perro Prediger en acción intenta salir jugando ante la marca de un jugador mendocino y la atenta mirada de Herrera y Lopes. Crédito: Marcelo Ruiz
Una vez terminado el partido en Mendoza, los jugadores de Colón se quedaron festejando con su gente en el campo de juego porque Boca estaba empatando y Colón quedaba a tres puntos. Pero cuando se iban camino al vestuario, llegó el gol agónico de Boca y así Colón quedó a cuatro puntos y se vio privado de jugar esa definición por el título de campeón. Se midieron Boca y River (segundo en la otra zona) y el triunfo fue de River por 3 a 2 y luego San Lorenzo le ganó la final a River en la cancha de Vélez por 1 a 0 con gol del "Lele" Figueroa, obteniendo el bicampeonato de la mano del Toto Lorenzo.
Ese día, en Mendoza, con la conducción técnica del Vasco Urriolabeitia, Colón formó con Costantino; Silguero, Spadaro, Trullet y Sosa; Cococho Alvarez, Ripke y Córdoba; Brítez, Di Meola y Zibecchi. A la cuenta la abrió Ibañez para los mendocinos, pero luego convirtieron Córdoba, Di Meola y Brítez para que Colón logre dar vuelta el resultado y mantener hasta el final la esperanza de la clasificación, que se vio privada por un reglamento ridículo y absurdo, como muchas veces existió en el fútbol argentino y que, naturalmente, fue la primera y última vez que se utilizó.
En esos tiempos, para Gimnasia de Mendoza jugaban varias figuras que luego trascendieron. Uno de ellos fue Fornari, un wing derecho que posteriormente se fue a jugar a Vélez y que en 1973 integró la selección fantasma que se armó para disputar el partido con Bolivia en la altura de La Paz con vistas al Mundial de 1974. Y Fornari fue el autor del gol de aquel encuentro de ese equipo que dirigía el inolvidable Enrique Omar Sívori.
Facundo Castet intenta superar en velocidad a un jugador de Mitre en el último partido que lo tuvo como titular al lateral por izquierda, que fue al banco en el debut de De Paoli pero ahora recupera su lugar en el equipo. Crédito: Manuel Fabatía
El último partido entre los dos clubes fue el único que se jugó en el marco del torneo de ascenso y con historia reciente. Fue el día que Colón perdió el invicto. Al partido lo ganó Gimnasia por 2 a 0 y esa tarde, Colón formó con Vicentini; Herrera, Goltz, Lopes y Castet; Prediger y Talpone; Jourdan, Sabella, Lagos y Sandoval. También jugaron ese día Delgadillo, Leguizamón, Guille y Bernardi.
Los tiempos son totalmente opuestos. Colón, en aquél entonces, tenía una posición que se había afirmado en la Primera luego de haber salvado la categoría en 1970. El plantel se iba renovando de a poco con la llegada de muchos jugadores de Estudiantes que vinieron de la mano del histórico Juan Eulogio Urriolabeitia, con algunos que se convirtieron en verdaderos ídolos de la gente, como fue el caso emblemático de Ernesto Juan "Cococho" Alvarez. Pero no fue el único que llegó proveniente de Estudiantes, sino que lo apuntalaron otros que anduvieron realmente muy bien como el Negro Baley (que discutía la titularidad del Flaco Costantino), Zuccarelli, Spadaro, Trullet, Sacconi, el Piojo Zibecchi, entre otros. Y aparte, el Vasco trajo a un hombre como Rubén Cheves, que se hizo cargo del plantel de reserva, se quedó a trabajar en Santa Fe y en muchas ocasiones tomó las riendas del equipo con buenos resultados. Por sus manos pasaron varios futbolistas que fueron creciendo y se ganaron un lugar en el equipo, como fue el caso del también inolvidable Hugo Villarruel, uno de los mejores mediocampistas que tuvo Colón a lo largo de su historia.
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