Colón ganó el partido más largo del mundo: ¡está puntero e invicto!
De los 38 equipos de la categoría, sólo quedan dos invictos: uno es el Sabalero y el otro es Quilmes. Como perdió Defensores, el Negro es líder en soledad y es el mejor de la "B" en ocho jornadas.
Colón ganó el partido más largo del mundo: ¡está puntero e invicto!
Si Osvaldo Soriano ( 1943-1997) le dio forma a "El Penal más largo del mundo" con ese remate que "se tiró en 1958 en un estadio perdido de Río Negro y fue en un partido entre dos equipos de pueblos vecinos: el Estrella, un club humilde, y el Belgrano, que tenía el presupuesto más grande de la Liga", cualquiera de los miles de sabaleros que reventaron el Cementerio de Elefantes un lunes a las diez de la noche podrán escribir (en rojo y negro, obvio) que "Colón ganó el partido más largo del mundo", porque empezó a las 22 de un lunes 25 de marzo y terminó cerca de las primeras horas del martes 26 en la ciudad de Garay. Esas son las cosas que tiene el ascenso, donde la tele "persigue" de manera casi obsesiva a este Colón protagonista que está invicto y recuperó la punta; ahora en soledad en medio de una multitud.
Se podrá decir, con el primer golpe de vista, que Colón abrió el marcador en ese primer tiempo y se fue al descanso 1-0 arriba de los salteños gracias a lo que el maestro Dante Panzeri llamaba "los accidentes del fútbol". Porque fue el más habilidoso de los visitantes (el experimentado Walter Busse, el "10") quien pareció un improvisado: rara pirueta en su propia área, pase-gol perfecto e imperfecto al mismo tiempo para Axel Rodríguez y el cumpleañero que fusiló en el arco de la J.J.Paso. Con esa tijera, Busse le cortó las piernas y las manos un arquerito visitante que quedó regalado.
Es cierto que el gol llegó producto de un error no forzado, pero es real que Colón fue más, se vistió de protagonista, asimiló la presión de 30.000 almas y lo fue a buscar siempre. Si Jourdan no la tiraba arriba en modo blooper estando casi abajo del travesaño (minuto 5); si Lago le daba dirección al cabezazo (minuto 12); si Sabella calibraba mejor sus dos lindos tiros libres (a los 20 y a los 44); si Toledo le ponía más decisión a su definición (minuto 42) después de una linda habilitación de Sabella a Jourdan con centro-gol en el combo. Si entraba cualquier de todas esas, no era necesario el "accidente" de Busse para el fusilamiento de Axel.
Colón, más allá del empuje ensordecedor de su gente (impresionante el marco para un lunes a las diez de la noche), salió a jugar con una mezcla de rebeldía y bronca por ese doble regalo contra Mitre en Santiago del Estero, donde primero se dejó empatar un 2-0 y después desperdició un penal en la última bola de la tarde.
Ese primer tiempo, de no haber sido por la lesión del goleador Axel Rodríguez, se hubiera cerrado de mejor forma. Sin embargo, el complemento arrancó con dos toques de atención y las alarmas se encendieron por el mismo motivo: el juego de aire. A los 5 minutos, debió volar de manera espectacular Vicentini para evitar el empate de Gordillo de cabeza; al toque, de ese tiro de esquina, dudas y Rojas solito por el segundo palo la tiró a las nubes. Parecían imágenes ya vistas, como en ese "quedo" contra Aldosivi.
A los 15, en medio de la confusión, todos parecieron pedir el mismo maldito VAR que castigaba a "Wanchope" en Primera y que no existe en el ascenso: planchazo de Ivo Chaves que era roja directa; sin embargo, al no haber tecnología, le regaló el juez una amarilla. Al toque, lo mismo con Toledo: codazo, jugador tendido y sangre para el cortado delantero sabalero. A esa altura y a orillas del Salado, el río estaba totalmente revuelto a pesar que Colón ganaba en el Brigadier. Increíble pero real: en una hora de juego, Delfino mandaba al campo al tercer delantero: arrancó Axel Rodríguez, lo reemplazó Toledo y terminó jugando Nicolás Leguizamón.
A pesar de esos bajones de costumbre, de un tiempo a otro, lo debió liquidar Colón. Porque Talpone lo fusiló a la carrera, tapó el arquerito salteño y "Legui" no le pudo dar dirección con el arco vacío. Al ratito nomás, linda rosca de Sabella desde la esquina, centro pasado, cabezazo de Lago en modo "globo" y un defensor visitante que salva en la línea.
Así entró Colón al último cuarto de hora de juego, dejándolo con vida a los del "Yagui" de manera innecesaria en Santa Fe. Era más el dueño de casa, no sufría en casi ningún lado de la cancha pero el 1-0 era demasiado ajustado en tiempo presente (los merecimientos) y en tiempo pasado por esos fantasmas de Aldosivi acá y Mitre allá con los puntos regalados.
A los 40 minutos de reloj corrido, el "Grandote" mandó experiencia (Bernardi y Vega) porque tanto Sabella como Jourdan estaban cansados después de otro interesante paso adelante en lo individual. Si algo no era recomendable para Colón, en ese final apretado en la chapa del resultado, era entrar en la fricción y la pelea. El descuido habitual de Vega casi lo pone a los salteños a tiro del empate, pero se la jugó Vicentini en una pulseada con Rojas.
Para agregarle dramatismo, se levantó el "cartelito" con seis minutos de adición en el Cementerio de Elefantes y con un juez principiante en esto de pitar con 30.000 personas en un estadio. Una contra, que nació en Legui y terminó en una corrida tremenda de Lago que no fue golazo por una tapada espectacular de Abadía para evitar el 2-0.
Cuando el reloj marcaba este lunes las 23.59 "y pico", a pocos segundos de la medianoche para recibir el martes 26 de marzo, el pitazo final desató un estallido. En apenas ocho fechas, el Colón del "Grandote" Iván Delfino ya es el mejor del ascenso, siendo uno de los dos invictos (el otro es Quilmes en la zona "A"), recuperó la punta y en una imaginaria tabla acumulada de 38 equipos, tiene tres puntos más que el Cervecero.
Así, en silencio, Colón "tragó mierda" después de Santiago del Estero, recuperó la punta y está invicto. Le sobra estadio, le sobra gente, le sobra aliento, le sobra historia y le sobre estrella. Pero también le sobra ansiedad, locura, nerviosismo puro. Colón quiere ascender en marzo cuando el torneo termina en diciembre. No tiene explicación, no se entiende, no se explica. Así es Colón, nunca lo entenderán cuando lo quieran razonar.