En la ciudad de Asunción, capital de Paraguay y sede de la Final Única de la Copa Sudamericana, viven un poco más de 500 mil habitantes (casi un calco a Santa Fe), según estimaciones de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) de este país.
Con motivo del partido internacional que tiene como protagonista a Colón, esta capital de país de buenas a primeras recibe entre 32 mil (entradas confirmadas vendidas a simpatizantes rojinegros) y 40 mil personas (la policía paraguaya estima que el resto no tiene entradas pero llegará igual a Asunción).
Como toda ciudad cabecera y punto de referencia económica y política, tiene un gran movimiento de ciudadanos y una infraestructura un poco desactualizada a las exigencias de la época.
El tránsito, una pesadilla
El equipo de El Litoral llegó en la noche del martes y desde entonces recorrimos varios trayectos, con diversos puntos en Asunción y el panorama siempre fue el mismo en las calles. Demasiados vehículos para espacios reducidos. Un tránsito desordenado y con un punto a favor, son cordiales con los peatones. Si una persona pone un pie en el asfalto, se frena.
Otra imagen que llamó la atención es la flota de colectivos de transporte urbano. Unidades antiguas, muchas de ellas sin aire acondicionado; y en Asunción el calor también es todo un tema. La humedad es omnipresente y el rayo del sol golpea directo. La conjunción de estos elementos es un clima agobiante. Un latiguillo que se sintió desde que arribamos a Paraguay, entre quienes están aquí y se comunican con familiares o amigos es “el calor es como cuando en Santa Fe hace 36 grados y está por llover…”
Colón y una movilización que dará qué hablar por mucho tiempo
A esta ciudad, que mezcla su impronta latinoamericana con algunas pinceladas del primer mundo (hay mansiones al estilo europeo o norteamericano, similar a los shoppings con marcas mundiales y vehículos de fabricación internacional), llegó Colón y su gente.
Una urbe caótica que en pocos días le abre las puertas al aluvión de hinchas sabaleros que llegan por aire y tierra, aunque algunos también combinaron el agua para llegar por balsa.
La ciudad capital de Paraguay fue invadida (y al momento de escribir esta nota todavía no arribaron todos los colectivos que salieron desde Santa Fe entre el mediodía y la tarde del viernes) por hinchas rojinegros. Uno levanta la mira y ve una camiseta, una bandera o un gorro rojinegro. La muestra fue el multitudinario banderazo que los propios simpatizantes sabaleros generaron en la puerta del hotel donde se aloja la delegación de Colón.
Al caos más caos, pero teñido de rojinegro. Gente agolpada que por más de una hora esperó que los jugadores, aquellos que tendrán en sus pies la responsabilidad máxima para alcanzar la gloria, bajen a saludar. Y lo hicieron y el caos se triplicó. Todo en el medio de una altamente transitada avenida, donde se emplazan los comercios y oficinas más importantes de Paraguay, donde también están los inmensos shoppings; ahí en el medio de todo ese bullicio está Colón, y su gente claro.