Es fanático de Colón, vive en Buenos Aires y sus hijos le pidieron quedarse en Santa Fe por el club
Alejandro Ramírez es un sabalero más que transita su vida lejos del Brigadier López, pero los kilómetros no han apagado su amor por Colón sino que lo multiplicaron. Conoce su historia.
Alejandro junto a su esposa Florencia y sus hijos Benjamín y Santino en el Brigadier López.
El presente de Colón no es el que muchos se hubieran imaginado hace un año atrás, cuando el equipo de barrio Centenario se coronaba campeón de la Copa de la Liga Profesional en medio de una nueva ola de Covid-19. Sin embargo, la historia de Alejandro Ramírez, su familia y su esfuerzo por llegar al Brigadier López no se condice con la actualidad del equipo.
Alejandro nació y se crió en Mataderos, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero fue su padre Raúl quien lo inició en el fanatismo por el Rojinegro. Raúl nació en Santa Fe, pero se mudó a Buenos Aires desde muy pequeño junto a sus padres. Echó raíces allí, formó familia y no se olvidó de Colón, aquel equipo que había dejado en Santa Fe.
Años después su hijo Alejandro siguió sus pasos y transmitió la herencia a Santino (12 años) y Bautista (8 años), sus dos nietos.
La familia Ramírez lleva la camiseta de Colón a todos lados.
El lunes 1 de agosto, cuando Colón enfrentó a Independiente, Alejandro decidió con su esposa Florencia hacer un viaje relámpago a Santa Fe para que sus dos hijos conocieran el Brigadier López. “Soy carnicero y los fines de semana es imposible tomarse un día, así que decidimos irnos a Santa Fe aprovechando que el partido era el lunes. Apenas cerré la carnicería el día domingo a las 14 horas salimos de viaje”, contó Alejandro, quien condujo rumbo a la ciudad cordial en un Peugeot 505 con su familia y sus dos padres abordo.
El corto tiempo que se quedaron en Santa Fe permanecieron en la casa de la familia Benítez, conocidos de su padre que viven en barrio Centenario. “Para nosotros son como parte de la familia”, confiesa el hincha.
Antes del partido, Alejandro y Florencia pasearon con sus hijos por la ciudad y le mostraron todos los puntos más turísticos de Santa Fe. “Fuimos por la peatonal hasta el puerto. Pasamos por el shopping, el Puente Colgante, la Costanera. Mis hijos no podían creer que había tanta gente de Colon en toda la ciudad, ya que en Buenos Aires es muy raro cruzarse con otro sabalero”, relató Alejandro. La emoción por Santa fe y Colón fue tal que los hijos de Alejandro le pidieron a su padre quedarse a vivir en la ciudad “Buscame una escuela y me quedo”, le rogaron sus chicos.
Pese al esfuerzo y la emoción, ese lunes Colón cayó por 3 a 0 ante Independiente y Santino y Benjamín no pudieron tener su grito de gol en el Cementerio de los Elefantes. “Se desilusionaron por el resultado del partido por un momento, pero por suerte con cada canción que cantábamos se les olvidaba”, aseguró el sabalero sobre sus hijos. “Volveremos con más ganas aun para gritar ese gol pendiente mas fuerte”, agregó.
Colón, una pasión heredada
Alejandro Ramírez vivió toda su vida en CABA, pero siempre estuvo ligado a Colón. Es contemporáneo a los ascensos de 1995 y 2014, además de seguir desde lejos el campeonato logrado el 4 de junio de 2021. El responsable de toda esa pasión fue Raúl, su padre, quien fue uno de los fundadores de la “Filial Buenos Aires 1985”. Se trata de uno de las filiales sabaleras más grandes fuera de Santa Fe y lleva, como su nombre lo indica, 37 años de vida.