Todos quieren ser campeones, todos quieren sumar estrellas y todos saben que si se ponen la camiseta de un grande, la exigencia crece. Ni los de Boca ni los de Racing van a rifar prestigio por más que Boca sea el último bicampeón del fútbol argentino o que en Racing se hayan olvidado de aquélla larga sequía de 35 años sin logros locales (y un descenso) para gritar dos veces campeón en los últimos tiempos, de la mano de Diego Cocca y el Chacho Coudet. Más todavía, de allí sale un finalista. Pero los que más añoran un título son los otros dos, con distintos condimentos. Colón, porque nunca ganó un campeonato; e Independiente, porque hace 18 años y medio que no logra un título nacional, igualando aquella sequía de River –que se rompió en el 75 con el equipo de Labruna- aunque los últimos tiempos hayan tenido el maquillaje de un par de éxitos a nivel continental, el último con Ariel Holan.
Tenés que leer"Es nuestra revancha", un grito sabalero que estalla en San JuanPara Independiente, que se ha dedicado a cosechar campeonatos, que tiene 18 títulos internacionales (el más ganador junto con Boca) y que acumula 14 locales (32 en total), permanecer sin levantar un trofeo en el fútbol local durante 18 años y medio no es algo que se vea simpático por parte de sus hinchas, tan acostumbrados a las epopeyas que gestaron aquéllos grandes jugadores que llenaron de gloria y de vueltas olímpicas al club de la ex Doble Visera.
Independiente es un club acostumbrado a los éxitos. La pregunta es: ¿cuenta a la hora de salir a jugar un partido?. La camiseta pesa, es la de un grande, pero estos son tiempos de paridad y máxime cuando el nivel apenas supera el concepto de mediocridad y se juega más a contrarrestar al rival, a no dar espacios, a cuidarse y a jugar con el error del adversario. Y a eso se dedica el equipo de Falcioni, un hombre que supo construir un estilo que no es justamente el histórico de Independiente. Al menos, aquél que escribió páginas de gloria en los tiempos de su máximo exponente histórico: Ricardo Bochini.
Colón está huérfano de títulos. En los últimos tiempos estuvo merodeando la posibilidad, golpeando las puertas de la gloria. Lo hizo con el equipo de Ferraro, también con el del Turco Mohamed y últimamente cuando fue a jugar la final de la Sudamericana a Paraguay, en una movilización sin precedentes y quizás irrepetible por muchísimo tiempo. En ninguna ocasión, Colón pudo cruzar el cerco y convertir el deseo en realidad. ¿Podrá hacerlo en San Juan y ante tres grandes?