(Enviado Especial a Paraná)
No hay algo que se pueda rescatar, aún “rascando la olla”. Fue flojísimo en todo aspecto lo de Colón en Paraná. Una actuación que dejó perplejo hasta a su propio entrenador.
(Enviado Especial a Paraná)
Nada por aquí, nada por allá. Pobrísimo lo de Colón. Impropio de un equipo que hace cinco meses deslumbraba y conseguía lo que nunca antes se había logrado en la institución. Tibio en la actitud, perdiendo en casi todas las divididas y con nulos argumentos ofensivos, fue un equipo sin peso específico en lo colectivo y tampoco en lo individual. Nadie puede salvar la ropa, nadie se destaca, todos estuvieron por debajo de su nivel y la conclusión salta a la vista: se vio a un equipo totalmente opaco, desbordado por un rival que si hoy terminase el torneo, estaría descendiendo. Una paradoja total si tenemos en cuenta que enfrente de ese equipo que derrocha necesidades y miedos, estuvo el último campeón.
Apenas la vergüenza deportiva de Garcés (5), sólo por la voluntad inquebrantable y esa sensación que siempre deja de ser un jugador que pone todo por la camiseta que ama, por más que ese “poner todo” haya sido apenas una sombra de lo que ese mismo jugador está en condiciones y supo brindar.
Burián (5) pudo hacer poco y nada en los dos goles y luego se encontró bien parado ante algunas jugadas que tuvo el local y que parecieron resultar más peligrosas de lo que, en definitiva, lo fueron. Meza (4) arrancó el partido con decisión para proyectarse al ataque, pero de a poco se fue cayendo y tuvo problemas defensivos a sus espaldas, lo mismo que Piovi (4), desconocido por completo y sin resolver bien en la jugada del segundo gol. Junto a Garcés, estuvo un Delgado (4) que tampoco dio garantías y le tiraron muchos pelotazos a sus espaldas, buscando a Junior Arias y a Sosa Sánchez, que lograron imponerse ante los defensores rivales.
En el mediocampo, extremadamente flojo lo de Alexis Castro (4), volcado por el costado derecho, muy livianito y sin peso en el juego, al punto tal que Domínguez lo sacó en el entretiempo. Lo propio pasó con Formica (4), que arrancó de enganche y luego se fue a jugar de volante por izquierda adelantado, pero sin encontrar jamás el partido. Desconocido lo de Lértora (4), sin el quite de siempre y la inteligencia para relevar a sus compañeros, en tanto que sólo sirve rescatar algunos chispazos y las intenciones de Aliendro (5), que al menos intentó hacerse cargo del juego, por más que su nivel también estuvo por debajo de lo habitual. Y arriba, complicado lo de Morelo (4), que evidentemente jugó condicionado por ese problema de alergia que lo obligó a una salida prematura, en tanto que Facundo Farías (4) no gravitó nunca, se retrasó para hacerse de la pelota pero nunca inquietó a una defensa que resolvió bien casi siempre ante la pasividad y liviandad ofensiva de Colón.
Poco y nada también para mencionar de los que entraron. Lucas Beltrán (4) perdió siempre ante los defensores rivales, que en muchos casos hicieron valer una mayor solvencia, experiencia y fortaleza física. Góez (4) y Ferreira (4) intentaron cambiar el nivel bajísimo del mediocampo pero no lo consiguieron. Ferreira se paró por el costado izquierdo pero tuvo marcadas y llamativas imprecisiones, mientras que lo de Góez fue intrascendente. Tampoco hicieron mucho Mura y Pierotti, que fueron los últimos en ingresar, éste último tratando de amigarse con la pelota pero en el marco de una impotencia que se generalizó y que fue el común denominador de un partido que Colón debe olvidar rápidamente y no repetir jamás.