El DT de la escuela "Pincha" que un buen día se "cruzó" con Pipo
Tuvieron un entredicho cuando Damonte dirigía a Sarmiento y Gorosito a Gimnasia. Pipo lo acusó de "hacer tiempo y esconder las pelotas", entre otras cosas. Como jugador, admiró a Redondo. Y como entrenador, dijo que "Milito me hizo ver cosas que debí haber visto antes".
Israel Damonte, un técnico que señala a Estudiantes como "una escuela de vida en la que te enseñan que todo se hace con trabajo y esfuerzo".
Los 117 partidos jugados en Estudiantes identifican a Israel Damonte con la "filosofía pincharrata". Y él no oculta su preferencia hacia aquello que denomina como una "escuela de vida". Ni siquiera el título internacional que logró con Arsenal (la Copa Sudamericana con Alfaro de técnico), puede más que aquellos cuatro años en Estudiantes que lo terminaron de definir como jugador y le indicaron el camino que luego afrontaría, el de entrenador.
Israel Damonte habrá pensado muy bien esta chance que le abría Colón y que resulta muy particular: dirigir al equipo cuatro partidos, intentar salvarlo del descenso y firmar un contrato que tiene como ad-referendum lo que puede pasar en diciembre, no sólo con Colón peleando por mantener la categoría sino con elecciones mediante en la institución.
Nacido en Salto, tuvo una extensa carrera de 20 años como profesional que lo llevaron de ser un enganche con panorama de juego, a convertirse en un aguerrido mediocampista central. Obvio que aquello que desplegó en sus tiempos de volante ofensivo, le sirvió también para que de sus pies pueda salir la pelota bien jugada.
Israel Damonte llega a Colón para reemplazar a Pipo Gorosito. A priori, dos escuelas "contrapuestas", con ideas diferentes. Y quizás ello haya sido el detonante para aquél enfrentamiento que ambos tuvieron en agosto de 2022, cuando en la previa de un Sarmiento-Gimnasia, Gorosito tiró la piedra: "Vamos a enfrentar a un rival con jugadores que se van a tirar, van a hacer tiempo, van a tirar la pelota afuera… Van a desaparecer las pelotas. Pero todas esas cosas no nos tienen que sacar del partido… Yo no miento, digo la verdad. Es otro tipo de partidos. La última vez nos han ganado y bien. Es un equipo que juega y trata de sacar mérito de un montón de otras cosas aparte del partido. Cada técnico hace lo que quiere, yo lo que digo es que todas esas cosas no nos tiene que sacar del partido. No hay que confrontar con los de afuera, si los alcanza pelotas no dan la pelota, si los jugadores de ellos se empiezan a caer y todas esas cosas que pueden pasar", lanzó Pipo. Y Damonte no reculó y contestó: "Con respecto a lo que declaró Gorosito, quedó demostrado todo lo contrario, vengo de una escuela que me enseñó que el camino es el trabajo y el respeto, a mí nunca van a encontrar nada raro en mi trayectoria… Lo de Gorosito fueron declaraciones desafortunadas porque somos un cuerpo técnico trabajador, tratamos de dar lo mejor. Puedo tener errores y tratamos de hacernos cargo, pero buscando de mejorar día a día. Entonces no… Sus palabras no ayudaron. Le dio de comer a mucha gente que está esperando algo así como para pegarnos. Es fácil hablar de Sarmiento o de mí, que hace dos años que estoy en esto, trabajando como entrenador. Pero la gente se equivoca, debe ser eso", señaló el hoy entrenador sabalero.
Aquellos tiempos como jugador de Estudiantes, el club en el que jugó la mayor cantidad de partidos.
Damonte nunca dejó de reconocer su filiación a Estudiantes, su identificación con ese estilo de ver y sentir el fútbol. "Yo vengo de Estudiantes. Y se habló mucho de dónde vengo... de la trampa, de bilardista, de... Y Estudiantes es otra cosa. Es el trabajo, la humildad, sobre todo eso, humildad; es seguir insistiendo cuando las cosas no se dan; el compañerismo; hay un montón de cosas. Es una escuela de vida. Equipos grandes, cuando ganaron la primera Copa Libertadores, mi equipo (Estudiantes) ya tenía tres. ¡Diez años antes! O 20. O 50... Y eso es por trabajo, no es por la trampa. En mi escuela no ganas tantas cosas porque sos tramposo, sino porque trabajás".
Admirador de "Maradona, el Enzo (por Francescoli), Redondo, Astrada, Palermo cuando apareció en Estudiantes... Un día, ya de grande, me crucé con Redondo y le pedí una foto. Lo veía como a una nave espacial; es el mejor jugador que vi en mi posición", lo señala, quizás estableciendo algún tipo de comparación que algunos podrían tildar de contradictorio. Redondo no era el "5" de típico corte defensivo, rompedor en la mitad de la cancha. Todo lo contrario. Redondo era un "5" que muchas veces se hacía eje y manija del equipo desde su posición de iniciador del juego. Y con él se identificaba Damonte.
Contó un día una anécdota que, se nota, lo marcó para siempre. Pasó en Uruguay, cuando fue a jugar a Nacional. "En Uruguay se hizo público, pero no porque yo me lo propusiera. Un dirigente de Nacional me contó que yo era el ídolo de una chica de 17 años que tenía leucemia y estaba internada. Entré a su habitación en el hospital y tenía un montón de fotos mías en la pared. Se llamaba 'Kenia'. Charlé más de una hora con ella, le llevé regalos, y a partir de eso se generó una relación muy linda. Nos mensajeábamos, iba a visitarla seguido... Un día, al salir del entrenamiento, me contaron que había fallecido. Fue muy triste, pero al menos ella vivió unos lindos momentos. Hoy mantengo un vínculo con la hermana: tuvo un hijo y le puso Israel. Es fuerte eso, ¿eh?".
Festejando un gol con la camiseta de Arsenal, ante el Goiás de Brasil, cuando el equipo de Sarandí se consagró campeón de la Copa Sudamericana con Lechuga Alfaro de entrenador.
Así como lo señala a Redondo como un ejemplo a seguir en sus tiempos de jugador, hace lo mismo con Milito a la hora de mencionar a los entrenadores. No sólo a Milito, sino también a Vivas, Alfaro y al Muñeco Gallardo, abriendo el juego, incluso, para distintos estilos y concepciones del juego. Pero a Milito lo define como "un animal que me enseñó a entender cosas del juego que debí aprender antes".
Damonte tiene frente a sí un enorme desafío. Y seguramente tendrá a alguien que lo acompañará desde el cielo: su hermano, que falleció junto a su familia en un accidente automovilístico cuando él estaba jugando en el exterior. Y admite que por eso tuvo que recurrir a un psicólogo en su momento. "Se me salía la cadena por nada. Me ha pasado de bajarme del auto para ir a pegarle a un tipo por una maniobra, delante de mis hijos. Y también me puso muy sensible: un día, mirando "Ratatouille" con mi hija, me largué a llorar porque uno de los protagonistas se acordaba de la madre por una salsa. Me bloqueaba y rompía un plato, esas cosas. Entonces Laura, mi mujer, me dijo que podía terminar mal. Matías Cabrera, un amigo, me recomendó un psicólogo. Jorge Domínguez. Es uruguayo. Un crack, número 1. Sabe mucho de fútbol, además", contó en su momento este hombre nacido en Salto, que tiene 41 años y que sabe que está ante uno de los desafíos más grande de su vida.
Atlético llega con el empuje de una buena victoria
Fueron 51 días los que estuvo alejado de las canchas; seis partidos. Marcelo Estigarribia quedó afuera de los convocados para el partido con Barracas por la Copa de la Liga (se jugó el 17 de septiembre) por una jugada inesperada en el último entrenamiento previo al partido. "Estábamos ensayando una jugada de pelota parada cuando sintió una molestia", habían dicho en aquel momento.
"Chelo" volvió ante Talleres y fue el autor del único gol para que Atlético Tucumán gane y siga soñando con clasificar a las copas (con 51 puntos está a uno solo del último clasificado para la Sudamericana). "Todavía no estaba al cien por ciento para jugar, pero sentía que ya era el momento de volver. Me quería sentir importante para el equipo; ahora estamos contentos porque hicimos un gran partido. Golpeamos a Talleres en el momento justo", explicó el delantero que lleva siete goles en el "decano" y el miércoles fue ovacionado en varios tramos del partido.
Más allá del momento de euforia, no la pasó bien durante la lesión. "Fue bastante duro. Se hizo largo todo este tiempo que estuve afuera; pasaron muchos partidos. La verdad es que me mantuve, a pesar de todo, bien de la cabeza. No quería caerme. Tuve dos o tres días malos solamente; después me enfoqué en la recuperación", explicó el ex Patronato.
El regreso de "Chelo" se dio en un contexto clave. Quedaban 15 puntos en juego y ninguna de las variantes de Estigarribia habían rendido durante su ausencia. "Entendimos que era el momento para arriesgar, teniendo en cuenta que las chances se iban agotando", admitieron los entrenadores sobre la sorpresiva inclusión desde el inicio del punta que llegaba con poco ritmo futbolístico.
Situación similar pasó con Adrián Sánchez, aunque en este caso, el ingreso del ex Boca se dio casi como una obligación por la lesión de Guillermo Acosta. Está claro que el duelo con Talleres tenía la importancia de una final anticipada. "Era un partido clave para meternos de una vez por todas por la pelea y demostramos que estamos bien; que a pesar de los últimos partidos el equipo tiene cosas buenas y estamos encaminados en los objetivos", explicó el delantero.
El autor del único gol del partido llevó temor a las tribunas cuando a los 13 minutos del complemento se desplomó tomándose el tobillo izquierdo -recién recuperado- tras recibir una infracción de Rodrigo Villagra. Luego de ser atendido por los médicos el delantero volvió al campo de juego y jugó algunos minutos más.
Por la lluvia la cancha estaba pesada. Eso, sumado a su inactividad, produjo que debiera hacer un desgaste tremendo. "Estuve mucho tiempo afuera y volver en este tipo de partidos con un rival que es muy dinámico y que juega muy bien, fue complicado, quedé conforme con los minutos que tuve. Ahora se viene un rival muy complicado que se jugará mucho en su casa. Tenemos pocos días para preparar ese juego", finalizó.
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