(Enviado Especial a Junín)
A la espera de la llegada de Conti y de los tres o cuatro jugadores que todavía están faltando para completar el plantel, habrá cinco caras nuevas en Junín para jugar ante Lanús.
(Enviado Especial a Junín)
Horas antes del partido llegó la habilitación esperada para Favio Alvarez, el volante que llega desde Talleres de Córdoba y fue el último en recibir el visto bueno para que Gorosito lo pueda utilizar. El entrenador sabalero estuvo probando variantes en las pocas prácticas de fútbol que realizó. Primero arrancó con un doble cinco integrado por Perlaza y Vega. Luego cambió por la dupla Moreyra-Alvarez y resignó la presencia de un delantero de punta (iba a ser Javier Toledo), para que su lugar sea ocupado por Galván. En consecuencia, el técnico rojinegro pensó en cinco mediocampistas y un punta como Pierotti, que desde su esencia y origen no era delantero sino volante.
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Los simpatizantes de Colón y Lanús adelantados y que llegaron a Junín con algo de tiempo para transitar por las tranquilas calles de esta ciudad, se cruzaron en varios lugares. La relación entre ambas parcialidades fue excelente, pero hubo un momento en el que algo se rompió y justamente se notó en un partido de Copa Argentina entre ambos equipos, que se jugó allá por 2014 en cancha de Arsenal.
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Una de las cuestiones criticadas fue que no se vendieron entradas en Junín, algo que había acontecido en San Nicolás cuando Colón enfrentó a Colegiales. La venta de localidades se hizo presencial y exclusivamente el lunes en las boleterías del Roque Otrino. Mucha gente que se decidía de última o que podía llegar a Junín desde otros puntos (Buenos Aires por ejemplo), no pudieron hacerlo por no contar con la posibilidad física de comprar entradas.
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Por lo que pudo saber El Litoral, en Lanús se ofrecían pasajes y entrada a Junín, desde la sede granate, a un valor de 8.000 pesos para motivar el viaje de los simpatizantes a alentar al equipo de Darío Kudelka, que tuvo un muy buen desempeño en la última Liga Profesional.
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Una hora y media antes del comienzo del partido, ingresó al campo de juego de Sarmiento la terna arbitral que encabezó Pablo Echavarría. El estado en general del campo juego es aceptable, aunque con algunos “pelones” en las áreas y en el círculo central.
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Parte de la cúpula dirigencial sabalera se encontraba realizando gestiones en Asunción del Paraguay (viajó Vignatti, ¿a buscar el “5?) y en Buenos Aires, por lo que además de Alvaro Leite (el dirigente que acompaña al plantel a todas partes), sólo se lo vio al vicepresidente Patricio Fleming en el estadio Eva Perón.
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La estadística favorece a Lanús en los últimos partidos entre ambos equipos. Hace seis años que Colón no le gana al Granate. La última victoria se produjo en 2017 cuando el equipo que dirigía Eduardo Domínguez ganó 1 a 0 con un gol marcado por Facundo Pereyra a menos de un minuto de empezado el encuentro. Luego, se encadenaron siete partidos en los que Lanús ganó en seis ocasiones y el restante encuentro terminó empatado.
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Colón y Lanús tienen antecedentes en varios torneos. Se enfrentaron en la B, en Primera, en todas las copas nacionales regulares, en la Copa Argentina y también en la Conmebol. En 1997, cuando Colón debutó en los torneos internacionales, llegó a semifinales de ese desaparecido torneo luego de dejar en el camino a Universidad de Chile y a Danubio de Montevideo. En esa instancia, Lanús lo eliminó luego de vencerlo en Santa Fe por 2 a 0 y de empatar en Buenos Aires. Jorge Olguín era el técnico sabalero y Oscar Garré el de Lanús.
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El primero de los planteles que arribó al estadio fue el de Colón. Algunos jugadores ingresaron al campo de juego para observar el estado del mismo y, de inmediato, se fueron al vestuario a alistarse para el calentamiento precompetitivo. En cuanto a las parcialidades, los primeros en ingresar fueron los hinchas de Lanús, que se ubicaron a un costado de la tribuna ubicada enfrente del sector oficial (el sector que habitualmente se destinaba al visitante), separado por un amplio pulmón de los hinchas sabaleros.