(Enviado Especial a Termas de Río Hondo)
Del aeropuerto, derecho al hotel, pasando por el magnífico autódromo. Todo esto en menos de 20 cuadras que le dan, a Termas, un nivel internacional, turístico y deportivo.
(Enviado Especial a Termas de Río Hondo)
Faltaban unos minutos para las 15. El presagio de lluvia era latente, indisimulable. Más que una complicación, era una bendición. La temperatura era casi de 40 grados. Sin sol, se hacía un poquito más soportable, aunque la humedad se convertía en la aliada más importante de ese calor que a esta altura del año y en esta ciudad, es una realidad que no se puede cambiar.
El aeropuerto está al lado del magnífico autódromo. Y el hotel Termas I, con dos “naves” conectadas en el medio por una especie de puente vidriado que va por arriba de la calle, emerge imponente. Hasta uno se anima a señalar que desde algunas habitaciones del hotel se puede ver cómodamente la carrera.
Los tres “escenarios” (aeropuerto, autódromo y el hotel) parecen un círculo cerrado de proyección internacional para una ciudad que no sólo tiene a sus aguas termales como atractivo. Mucho menos ahora, con esta irrupción futbolera que ha convertido, al menos por este año, a Santiago del Estero en una especie de meca a nivel nacional: inauguración del estadio, partido de la selección con Messi por Eliminatorias, final de la Copa Argentina con Boca y ahora la final por el trofeo de Campeones con River. Aunque está claro que Colón no quiere ser el “pato de la boda”.
El plantel llegó pero nadie habló. El primero en aparecer por el hall central del aeropuerto fue Facundo Garcés, este chico que el año pasado no tenía contrato y ya había cumplido 21 años y que este año tuvo un 2021 impensado y de excepción: titular indiscutido, figura en partidos clave, con un crecimiento sostenido y casi sin mesetas. O en todo caso, las mismas que tuvo el equipo, sobre todo en este torneo. Sin arreglar todavía la extensión del contrato, es uno de los objetivos que debe trazarse la conducción de Colón, junto con la situación de Aliendro, Lértora, Ferreira y Piovi, entre otros, aunque en estos últimos dos casos la urgencia es mayor: sus contratos terminan en este mes de diciembre.
La llegada de Colón a Santiago del Estero
Detrás de Garcés fue apareciendo el resto. Uno de los últimos jugadores fue Beltrán, pero si sumamos al cuerpo técnico, fue Eduardo Domínguez el que cerró la fila de futbolistas. Nadie se detuvo a hablar, todos con barbijo y con la orden de subirse rápidamente al micro que los llevó por unas 20 cuadras aproximadamente, para dejarlos en el hotel donde “velarán armas” esperando el partido.
Claro que no podía faltar el hincha. Estuvieron en el aeropuerto, también armaron una pequeña caravana que se disipó porque la policía no permitió que siguieran al micro por la calle adyacente al autódromo, pero se las ingeniaron para tomar un camino alternativo y llegar a tiempo para saludar a los jugadores. “Muchachos, miren que confiamos en ustedes”, fue un grito repetido de la gente, mientras los jugadores bajaban en busca del lobby y de sus habitaciones.
También llegaron algunos dirigentes con el plantel. El que se movilizó a la par de los futbolistas fue Horacio Darrás, principal encargado de la logística del plantel. Y también se vio a otros directivos que viajaron en el avión, que también traía a algunos familiares de los futbolistas.
A todo esto, el día también trajo aparejado lo que se veía venir: el cartelito de entradas agotadas. Ya no quedan localidades para la gente de Colón. Y el clima especial se empieza a ver y a vivir. Tanto en Termas de Río Hondo como en Santiago capital, distante a 71 kilómetros, los autos con banderas rojinegras y las camisetas sabaleras comienzan a alterar la paz tradicional de estos tiempo de calor y largas siestas que identifica a los santiagueños.
Se van terminando los tiempos de la espera. Y si crece la ansiedad, hay que tomarla por el lado de que se está ante un acontecimiento único, histórico. El cierre de un año que ha sido notable para Colón. Gallardo nunca le pudo ganar a Domínguez. No es poco decir. Dos empates y dos victorias sabaleras son el antecedente con el que ambos técnicos llegan luego de cuatro enfrentamientos en el que se cruzaron las caras. Pero de esto ya habrá tiempo para el análisis.