Estuvo a punto de sacarle el invicto a Defensa, en su cancha y bajo un temporal
Colón mojaba en Varela pero se ahogó en el final
En un partido totalmente anormal, con un campo de juego imposible de domar, Colón supo aguantar el trámite adverso del primer tiempo, se sobrepuso también a los errores perjudiciales del árbitro pero no pudo aguantar al resultado favorable y se conformó con el punto.
Se perfilaba para que Colón se convierta en un equipo “acuático”, porque en medio del temporal, cuando peor se puso la cancha, el mejor fue Colón. Pasa que en el primer tiempo, el trámite favoreció a Defensa, que tuvo varias situaciones desperdiciadas. El final del partido estaba a la vuelta de la esquina cuando llegó el gol de Merentiel y Colón se volvió con una sensación extraña por la manera en que se le escapó la victoria, aunque el empate se ajustó a lo que pasó en un partido absolutamente anormal por el temporal.
Fue un verdadero milagro futbolero que el primer tiempo haya terminado sin goles. Las oportunidades se sucedieron, sobre todo frente al arco de Burián. Pero hubo, en un arranque vertiginoso del partido, una acción en la que Espinoza no advirtió una clara falta de Adonis Frías en perjuicio de Beltrán adentro del área. La fuerte lluvia y un campo de juego que aguantó muchísimo pero que no pudo evitar que la pelota se detuviera en varios sectores por consecuencia del agua acumulada, le dio también un matiz de “electricidad” y vértigo muy particular al partido, que fue realmente entretenido.
El principal problema de Colón estuvo por los costados. Sobre todo por el sector de Piovi, el izquierdo, donde las apariciones de Merentiel y Pizzini, dos de los jugadores más peligrosos e importantes de Defensa y Justicia, provocó momentos de muchísima zozobra para el fondo sabalero, que en algunas maniobras se salvó providencialmente, como aquél remate cruzado de Merentiel que pegó en la base del poste.
Recién sobre el final se pudo acomodar un poco mejor Colón, sobre todo cuando entre Bernardi y Ferreira le dieron una mano a Piovi para que ese costado no sea tan ocupado y desbordado por el local, a la vez que Castro hizo lo propio con Mura, que también tuvo complicaciones por el sector derecho defensivo de su equipo, aunque en muchísima menor medida que su compañero por el otro lateral.
De esta forma, Bianchi y Garcés tuvieron muchísimo trabajo y también debieron estar atentos a la hora de salir a los costados o lejos para la marca, teniendo en cuenta las dificultades que planteaba el campo de juego que por sectores se hacía más complicado para transitar, dejando la pelota a mitad de camino o impidiendo el normal desenvolvimiento de los futbolistas. En ese aspecto, está claro que se acomodó mejor Defensa, más suelto yágil del medio hacia arriba.
En esa propuesta de tránsito rápido, Colón intentó hacer lo mismo. No era conveniente tener tanto la pelota ni intentar jugar en la corta o a los pases, porque se corría el riesgo de no calcular que el estado del campo de juego podía conspirar en esa intención. Por eso, el partido tuvo un vértigo muy particular, mucho más en el primer cuarto de hora que en la media hora final, pero con una intensidad que lo convirtió, al partido, en sumamente atractivo.
Ocurre que en el segundo tiempo, eso, que le daba un aspecto tan particular al partido, se convirtió en un escollo total. El campo de juego se tornó imposible de domar. Pero en ese contexto, se acomodó mejor Colón, más allá de que otro error de Espinoza casi lo perjudica. Apenas comenzado el período final, hubo una mano totalmente casual adentro del área de Lértora, producto de un centro que primero rebotó en su pierna y como consecuencia de ese rebote, la pelota dio en su mano. El árbitro cobró penal. Y Burián se lo atajó a Bou, haciendo honor a esa “especialidad” que tiene este excelente arquero uruguayo.
El gol de Colón se veía venir. Dos veces lo había tenido Ferreira. En una tapó Unsaín luego de una pelota que le puso de manera notable Aliendro, uno de los puntos altos en el rendimiento individual que tuvo el equipo de Domínguez; y la otra, una pelota que le quedó para rematar con todo el arco a disposición y Frías, en espectacular estirada, le terminó tapando el disparo que iba con destino de gol. Pero no perdonó Castro. La jugada empezó con un tiro libre en forma de centro, hubo un rechazo y Castro, con notable calidad, desde la media luna “picó” la pelota por encima de Unsaín marcando la conquista.
El partido se convirtió en cualquier cosa. La pelota se frenaba, era imposible jugarla por abajo y el campo de juego no fue un rival más para los dos, sino que se transformó en un escollo hasta traicionero. Colón tenía espacios para el contragolpe, pero faltaba lógicamente la precisión en los pases, porque cualquier pelota larga que se intentara colocar, quedaba frenada por un campo de juego con gran cantidad de charcos en toda su extensión.
Cuando todo se extinguía y Colón no sufría tanto, salvo en alguna pelota quieta que podía caer en el área de Burián, llegó un rechazo largo y apareció Merentiel, uno de los mejores jugadores de Defensa y Justicia, que se llevó la pelota con gran capacidad, desafiando a ese estado deplorable del terreno, ante la marca de Garcés y definió con un remate abajo que se metió junto al palo izquierdo de Burián, decretando el empate definitivo que, a fuerza de ser sincero, le puso justicia al resultado del partido.
Colón estuvo muy cerca de llevarse todo y hubiese sido una victoria no sólo reivindicatoria después de la floja actuación ante Central, sino que le habría dado también un lindo empujón anímico, pues enfrente tenía a un rival que ahora acumula 10 fechas sin perder y es el equipo de mejor rendimiento en este torneo, después de River. No pudo ser. Pero el equipo, que sufrió bastante en el primer tiempo, tuvo una elogiable reacción en el segundo. Fue un tiempo para cada uno, con un arbitraje que perjudicó a Colón: ignoró un claro penal en perjuicio de Beltrán y le dio uno totalmente discutible a Defensa y Justicia, que supo conjurar Burián.