Colón y esa notable eficacia de un equipo de "los primeros tiempos"
En la gran mayoría de los partidos, Colón se fue al vestuario ganando. Pero esa ambición de protagonismo que demuestra siempre en el comienzo de los partidos, decae en los segundos tiempos. ¿Hay razones para explicarlo?
Colón y esa notable eficacia de un equipo de "los primeros tiempos"
Colón ha logrado muchas cosas en forma temprana, efectiva y tranquilizadora. Está puntero, es el equipo más goleador del torneo, su técnico encontró una formación titular que prácticamente se recita de memoria, logra respuestas muy positivas de algunos jugadores (por ejemplo, "jugándosela" con Guille de "9", posición que no es la natural ni tampoco habitual), encuentra goles en los volantes (entre Lago, que es el goleador del equipo, y Jourdan, han convertido 8 goles), tiene muy pocos lesionados (los "9" son la excepción que confirma la regla), pero hay un detalle que merece también no sólo ser resaltado, sino también analizado y en profundidad.
Si se toman en cuenta exclusivamente los primeros tiempos, Colón tiene un 72 por ciento de eficacia y en siete de los once partidos se fue al descanso ganando esos partidos. Si seguimos en esta tendencia numérica, también podemos agregar que en los segundos tiempos solamente pudo ganar un partido y que la eficacia es apenas del 30 por ciento.
Es decir, Colón ha conseguido sacar ventajas que en la gran mayoría de los casos se convirtieron en decisivas para el resultado final del partido. Hay una sola excepción y se dio en Santiago del Estero, cuando el equipo ganaba 2 a 0 y terminó empatando 2 a 2, en un partido que tuvo aquél final del penal otorgado en tiempo de descuento, que Bruno Juncos remató y el arquero santiagueño contuvo, sellando un empate que dejó una sensación amarga en todo Colón.
El único equipo que, hasta ahora, le encontró la vuelta fueron los mendocinos de Gimnasia. Quizás colaboró, para ello, ese gol tempranero. Y un primer tiempo muy flojo del equipo, que no alcanzó a recomponerse del todo en el complemento. Pero al margen de haber jugado mal, Colón no ligó en ese partido. La "palomita" de Goltz y los dos mano a mano de Sandoval pudieron cambiar el destino del partido. Es decir, Colón no tuvo eficacia. Y hubo otros partidos en los que esa condición (el oportunismo y la eficacia), le permitieron ponerse en ventaja.
Atacar, llegar y no fallar, es una virtud. En Colón no ha sido la única, porque para elaborar un ataque y para llegar con posibilidades al arco rival, antes debe haber un sistema, una forma de construir el juego. Y esto es lo que Colón busca priorizar con Delfino, más allá de que el técnico insiste -con una gran dosis de razón- que el equipo debe prepararse para desafiar situaciones adversas. Y el claro ejemplo fue el del sábado, en una cancha como la de Deportivo Morón, totalmente desnaturalizada por la lluvia, barrosa y poco apta para poner la pelota contra el piso.
¿Por qué Colón se destaca tanto en los primeros tiempos?, quizás sea por el convencimiento propio, por el deseo de protagonismo que muestra siempre (de local, donde ha sido más efectivo, y también de visitante, donde ha logrado sumar muchos puntos también) y porque se nota que es un equipo con ansias de ascenso e hizo, de esa urgencia, algo positivo. ¿Por qué Colón no repite en los segundos tiempos?, a veces porque baja su rendimiento (pasó en Santiago del Estero y también en los 15 minutos finales del encuentro en Morón), en otras porque regula con el resultado a su favor y a veces por alguna cuestión estratégica que puede partir del aprovechamiento del resultado favorable y de la desesperación del rival por salir a atacarlo, para capitalizar el contragolpe. Algo que casi concreta con un tercer gol en la lluviosa noche del oeste del Gran Buenos Aires.
Son detalles, casuales o no, que seguramente deben servir para el análisis del técnico en la búsqueda de ese ajuste que lo lleve a sacarle el máximo jugo posible. Delfino dijo después del partido con Morón que los cambios entraron bien. Con Nueva Chicago, fue así. El sábado, no tanto. Tampoco es cuestión de echar culpas a los que ingresaron, pero quizás esté faltando fortalecer el potencial con jugadores que den mayores respuestas en puestos determinados. Guille ha sido un ejemplo, pero en la posición de centrodelantero, donde tendrá que lidiar con Axel Rodríguez cuando éste pueda jugar. No en la de volante ofensivo, donde perdió incuestionablemente el puesto con un jugador de mejor panorama de cancha como Sabella. Pero el ejemplo de Guille vale y sirve, porque ha sido muy importante en los últimos dos partidos. Y en el del sábado, además, convertido en figura.