Sábado 14.5.2022
/Última actualización 15:30
Dicen que ese 3 de julio de 1990, en el mítico estadio San Paolo de Nápoles, los tifosi napolitanos cambiaron el curso de la lógica futbolera como nunca: ¡gritaron como propio el gol de penal de un tal Diego Armando Maradona contra Italia, su propio país!. Nunca visto antes, nunca visto después.
"No era una semifinal más, nos tocaba Italia, ¡y en Nápoles! Cuando llegué ante la prensa, feliz, dije aquello que nunca me perdonarían, pero que era verdad: 'Me disgusta que ahora todos les pidan a los napolitanos que sean italianos y que alienten a la Selección", reveló Diego con el correr de los años.
Los napolitanos, que habían logrado imponer ese sur pobre contra la abandónica Italia rica del norte, no sabían qué hacer. Italia-Argentina, mata-mata en Nápoles en el Mundial del '90 y con Maradona enfrente.
"Diego en los corazones, Italia en los cantos"..."Nápoles te ama pero Italia es nuestra patria", eran algunas de las banderas. Esa división generó algo nunca visto: cuando Maradona puso el 4-3 de penal, descolocando a Zenga, muchos napolitanos gritaron su gol...contra Italia.
Salvando las distancias, ese 23 de abril de 1998 en el Cementerio de los Elefantes pasó algo similar. Colón, que había dejado atrás la dura fase de grupos contra River y los peruanos (el zapatazo del "Loco" Sandoval padre en el Nacional de Lima se sigue gritando), se cruzaba con el poderoso Olimpia de Paraguay y el maestro Luis Cubilla en el banco. La ida acá, la revancha alla...a los siete días en el Defensores del Chaco.
El destino, endemoniado como esas gambetas de locura futbolera en el inolvidable equipo de Nelson Pedro Chabay del ascenso en 1995, tenía una carta guardada: ponerlo enfrente de Colón a Gabriel González, ídolo y símbolo de la vuelta a Primera.
"Lo que pasó hoy no lo ví nunca. Salimos a jugar un partido de Copa Libertadores, con la cancha pesada por la lluvia torrencial previa, el estadio repleto. Y de pronto, al toque que sale Colón, la gente empezó a alentar y ovacionar a un jugador rival. Se venía abajo la cancha aplaudiendo y gritando a favor del Loco González. Menos mal que ganamos 3-2 y sacamos el partido adelante", confesaba el "Profe" (otro loco lindo) Daniel Antonio Córdoba a El Litoral ni bien terminado el partido.
Luis Cetraro El equipo que jugó el partido de ida con Olimpia en la Libertadores del 98. De pie: Morant, Burtovoy, Marini, Unali e Ibarra. Agachados: Agoglia, Fuertes, Saralegui, Sandoval, Aquino y Rodríguez Peña.El equipo que jugó el partido de ida con Olimpia en la Libertadores del 98. De pie: Morant, Burtovoy, Marini, Unali e Ibarra. Agachados: Agoglia, Fuertes, Saralegui, Sandoval, Aquino y Rodríguez Peña.Foto: Luis Cetraro
Lo que explicó el "Profe" fue tal cual: estadio lleno a pesar de la lluvia y el "Locooo...Locooo" que retumbó desde Santa Fe hasta Asunción. El que ahora estaba de blanco con una franja en su camiseta, levantó las manos agradeciendo y el Cementerio de los Elefantes vibró como si fuera gol de Colón.
Colón alistó a Burtovoy; Ibarra, Rodríguez Peña, Morant y Unali; Aquino, Marini, Saralegui y Agoglia; Esteban Oscar Fuertes y Gustavo Sandoval. Luego ingresaron Gonzalo Favre, Cristian Castillo y Pedro Damián Uliambre.
Enfrente, Ricardo Tavarelli; Nelson Zelaya, Romero, Virginio Cáceres, Jorge Valdez, Silvio Suárez, Adolfo Jara Heyn, Carlos Paredes, Luis Monzón, Mauro Caballero y Gabriel González, los once de Olimpia con Luis Cubilla.
Un "20" imparable arrancó la noche llenando la copa con goles: de cabeza el primero y con slalom "a lo Bichi" enganchando. Era 2-0 con doblete de Fuertes y baile a los 34 minutos del primer tiempo.
A los 10 del complemento descontó Luis Monzón pero el "Chino" Aquino sacó un misil que le rompió el arco al "Mono" Tavarelli para poner el 3-1 en el arco de la J.J.Paso. Sobre el final, descontó Mauro Caballero. Fue 3-2 para Colón y llave abierta para ir, a los siete días, al Defensores del Chaco.
El 3-2 quedó para la historia y la estadística. El Cementerio enterraba a otro grande: el Rey de Copas de Asunción, Olimpia de Paraguay. Pero así como se hundía Olimpia en las aguas del Salado, la leyenda del "Loco" Gabriel González se hacía cada vez más grande en la propia cancha de Colón y jugando contra Colón lo que era hasta allí el partido más importante de la historia sabalera en Copa Libertadores de América.