Muchas cosas cambiaron por la pandemia en este último año en el Mundo Colón, más allá de la simple postal que se advierte en la puerta del predio sabalero y del estadio Brigadier López: ya nadie más ingresa sin toma de temperatura, alcohol en gel en manos, barbijo puesto y registro con firma en una planilla diaria. Los jugadores del "Barba" lo único que tienen en el vestuario principal son los botines profesionales para entrenar y jugar: llegan ya cambiados con la ropa y zapatillas; pasan, se calzan y van al campo.
Para los cabuleros, el parate cambió la liga, la suerte y el destino. En realidad, todo cambió con Eduardo Domínguez: Colón fue el último equipo del fútbol argentino en jugar y ganar antes que se parara el mundo, el 16 de marzo del año pasado. Como si fuera una burla del destino (Deja Vu al revés de La Olla): ganó Colón en Arroyito, salió del descenso y se nos detuvo la vida a todos. Desde que llegó el "Barba", Colón sumó los 18 puntos que sirven todos para el promedio: 3 antes (esos de Rosario) y 15 ahora en estas cinco fechas triunfales).
En lo económico, el primer porrazo fue durísimo: la caída de la cuota social fue alevosa, entre un 65 y 70 por ciento de quita. "Ahora, con la amnistía y las promociones en pandemia, se recuperó algo, pero estamos lejos de esos 20.000 socios que tuvimos en el mejor momento", reconocen los dirigentes.
En cuanto a los sponsors, se perdió definitivamente uno importante que acompañaba la casaca oficial (un gremio) y en el caso del rubro bebida líquida, el mismo se ausentó los meses de pandemia (seis meses sin ingresos) para empezar a recuperar ahora la relación comercial.
Pero del mismo modo que algunas cosas se complicaron, hubo un sponsor que "le puso el pecho" desde el vamos a la crisis sanitaria específica del Club Atlético Colón: se trata del Sanatorio Santa Fe. El guardián sanitario sabalero realizó más de 1.000 testeos rápidos y en el mismo sanatorio se realizaron en varias ocasiones lo que denominan "rutinas de sangre".
De paso, un dato de color: ahora, más allá de los testeos a la delegación profesional de Colón que pisa en cada cancha la llamada "Zona 1" de cada estadio (ese número siempre oscila entre 30/35), se sumaron los chicos de reserva y las dos categorías inferiores de AFA. "En las vacaciones, hasta hisopamos a los familiares de los jugadores que vinieron a visitarlos para no arriesgar en nada", comentan.
En noviembre del año pasado, el Sanatorio Santa Fe realizó 197 testeos rápidos en Colón; 177 en diciembre de 2020. Este año, enero arrancó con 243; el mes pasado, febrero, llegó a 291 test y 25 rutinas de sangre; en marzo, hasta el momento de la redacción de este informe, se llevaban realizados unos 221 testeos. El número final, desde que se habilitaron los entrenamientos y la competencia en sí el año pasado, ya supera los 1.000 testeos en Colón para su plantel profesional.
Cuando estalló el Covid, Colón apuró la rescisión de varios contratos: Gastón Díaz, Fernando Zuqui, Marcelo Estigarribia, Gabriel Esparza, Damián Schmidt y Mauro Da Luz. Quedó libre Braian Galván, que se fue a la MLS de Estados Unidos. En su momento, Matías Fritzler no acordó y Agustín Doffo se consideró "libre por falta de pago": ahora, estos dos reclamos, están solucionados y se evitaron los juicios.
En ese contexto, con cartas documento que se viralizaban en las redes, la frase la puso quien acompaña a Brian Fernández y madre de su hijo, Araceli: "Accedimos a todo lo que nos propusieron, a la deuda. Dejamos de lado una cifra millonaria, accedimos a un nuevo contrato también resignando un monto importantísimo. Yo no estaba de acuerdo, pero es el sueño de Brian". Por lo que luego contarían los dirigentes, "el pibe tenía un contrato millonario y sólo cobró dos meses".
De esa poda bestial de contratos, hoy quedan en pie los millonarios reclamos de los futbolistas Lucas Viatri (libre, sin club) y Rafael García, de retorno al fútbol uruguayo: con los dos se está negociando. "Se avanza poco, pero se avanza para poder arreglar", admiten a El Litoral.
Claro que, así como el post pandemia trajo "suerte" con Eduardo Domínguez, sumando todos los puntos para el promedio del descenso, los dirigentes sabaleros también descubrieron la pata de conejo. En el peor mercado de pases de los últimos años, Vignatti vendió la mitad de un jugador en ¡dos millones de dólares!.
Pasó de no pagarle a nadie a cancelar deudas, comprar dos canchas sintéticas, ofrecerle aumento a Eduardo Domínguez para quedarse a vivir en Colón y hasta se anima a intentar retener al "Pulga" hasta diciembre. La mejor vacuna en pandemia para Colón, sin dudas, se llamó Álex Vigo.