Algunos adentro de la cancha (Tardivo, Orlando Medina, "La Polaca" Burtovoy, Carlitos Rodríguez y Néstor Borgogno), otros como dirigentes (Osvaldo Carrasco y el mismo Rodríguez) y también los periodistas de la época (Ricardo Porta y Enrique Miguel Cruz). El Colón de ayer y de hoy, con muchas añoranzas.
Carlitos Rodríguez, ex jugador y dirigente, ofició de anfitrión. Fue un reencuentro esperado, para muchos luego de bastante tiempo sin verse. Vivieron tiempos inolvidables, alguno de ellos cuando Colón estaba en la B y todos con el club ya en Primera. Hay un torneo, el Nacional de 1968, que quizás no se queda tan prendido en el recuerdo de la gente. Y la campaña fue espectacular. Colón terminó sexto, pero a tres puntos de los tres que igualaron el primer puesto y tuvieron que definir en un famoso triangular. En ese torneo, Vélez, River y Racing (que venía de ser campeón del mundo y al que Colón le ganó claramente en Santa Fe) compartieron el primer lugar con 22 puntos; luego se ubicaron Rosario Central y Boca con 21 y detrás estuvo Colón, con 19, aventajando a San Lorenzo, que venía de ser campeón con Los Matadores de 1968.
Orlando Medina, Néstor Borgogno, el Beto Tardivo y José Luis Burtovoy tienen muy frescos aquéllos recuerdos, más allá de que la carrera de todos continuó y con éxito. Carlitos Rodríguez no deja de mencionar a su amigo el Mencho Balbuena. "Cada vez que venía a Santa Fe se quedaba a dormir en mi casa", cuenta, rememorando anécdotas de aquél fantástico wing derecho que luego triunfó en Independiente y jugó el Mundial de 1974 para la selección argentina. Osvaldo Carrasco debe ser, hoy en día, el hombre que puede contar la historia de Colón pero por haberla vivido de cerca y de adentro. Y Ricardo Porta y Enrique Miguel Cruz la narraron como periodistas, manteniendo muy vivos aquéllos recuerdos de otras épocas.
En la cuarta fecha de ese torneo, a Colón le tocó jugar con Independiente Rivadavia de Mendoza. "Ese día me lesioné en la rodilla", cuenta Borgogno. Y Ricardo Porta asiente y agrega: "Yo les puedo asegurar que Alberto Jacinto Armando tenía en sus planes a Néstor Borgogno por encima de Orlando Medina. Como Néstor se lesionó, lo llevó a Orlando. Y la carrera de Orlando Medina en Boca fue estupenda: salió tres veces campeón y participó de ese famoso clásico ante River, cuando Boca empató 2 a 2 y se coronó campeón, el día que dieron la vuelta olímpica y prendieron los grifos. "Nosotros teníamos una jugada bien practicada, que era el pelotazo al vacío para la aparición por sorpresa de Madurga, que arrancaba bien de atrás. Generalmente, el que le metía los pelotazos era yo, que jugaba a veces tirado por izquierda", cuenta Orlando.
"¿Sabés qué jugador que era éste?", cuentan al unísono Carrasco y Rodríguez (que también jugaba en Colón en aquéllos tiempos), hablando de Borgogno, quien antes de jugar en Colón había jugado en Unión (estuvo en aquél famoso cuadrangular que definió un ascenso en 1963) y luego también lo hizo en Gimnasia y en Rosario Central.
Llovieron los recuerdos y las anécdotas, varias de ellas con el inolvidable Ramón Moreyra como protagonista. "El siempre decía que era un '5' que pegaba patadas como cable pelado... Nos hacía reir mucho... Y se la bancaba. Era peleador, iba al frente, no arrugaba nunca", cuentan con mucho cariño por el compañero perdido. El Negro Moreyra llegó a Colón cuando el equipo ascendió, pero ya estaba la legión de uruguayos que llegó de la mano de Pepe Etchegoyen con Orlando Medina y su hermano Gisleno a la cabeza.
Otro recuerdo muy lindo de todos fue para el Negro Cardozo. Para muchos, el mejor "4" que tuvo Colón en toda su historia. Y el que más se anima a decirlo es el propio Orlando Medina, que dirigió a Hugo Ibarra: "Le juego a cualquiera que el Negro Cardozo era mejor... Un fenómeno", dice el hombre que luego, como entrenador, estuvo siempre a disposición cuando lo iban a buscar en los momentos difíciles y cuando las "papas quemaban", no siempre bien reconocido ni tampoco retribuido. "A mí me gustaba jugar de volante, pero en realidad jugué en todos los puestos. Y tenía llegada al gol también", cuenta este uruguayo que llegó muy joven a Santa Fe y se quedó para siempre.
Si hablamos de recuerdos y enseñanzas, el Beto Tardivo tiene para escribir varios libros. Y cuenta aquellas batallas contra Estudiantes, en la época de Zubeldía. "Bilardo andaba con esos pinches o alfileres y una tarde nos enfrentamos y me fue a buscar. Le metí un golpe en el pecho y el árbitro me llamó a un costado. 'Te ví... Una te banco, pero a la segunda te echo", me dijo. Yo sabía cómo era y por eso lo hice... Resulta que pasó el tiempo y una vez nos encontramos y estaba la madre de Bilardo. Me encaró y me dijo: "vos fuiste el que le pegó a mi hijo". Y suelta la carcajada.
Obvio que no todo giró en torno a los recuerdos, sino también al Colón actual. Y Carrasco fue contundente al señalar que, con Vignatti, fue el único dirigente con el que nunca estuvo. "Yo participé en muchas comisiones directivas. Quizás todos me recuerden en la época de Marcolín, cuando era secretario general o antes, cuando estaba en la subcomisión de obras. Pero con el único dirigente que nunca estuve, fue con Vignatti", cuenta Osvaldo, que asegura tener recuerdos muy valiosos de sus tiempos en el club, que prácticamente fueron los de toda su vida.
También surgió el recuerdo de cómo Italo Giménez (del que abundaron anécdotas) logró armar el equipo que fue campeón y ascendió en 1965. "Después del clásico que perdió 4 a 2 en cancha de Unión, trajo los jugadores que estaban faltando para terminar de armar el equipo", contaron Porta y Cruz (padre) conocedores de aquella historia.
Quedó el compromiso de volver a juntarse y hasta de extender el listado de invitados. Uno de los ausentes fue Alejo Medina, aquél goleador que llegó desde Rosario y que fue uno de los tantos Medina clave en esos tiempos lejanos pero muy presentes en el recuerdo.
El recorrido de ellos fue muy importante y en algunos casos, como el de Orlando Medina y el de Alberto Tardivo, se extendió luego como entrenadores. El Beto todavía sigue muy vivo en el recuerdo, sobre todo de la gente de Argentinos Juniors. Sergio Batista y Claudio Borghi no lo olvidan y lo mencionan permanentemente cuando hablan de sus comienzos en el fútbol. Y Burtovoy fue un arquero que no sólo dejó su huella en Colón, sino que la extendió luego cuando le tocó atajar en Independiente, en Unión y también en Boca, entre otros equipos.
Dio la sensación de que el tiempo fue corto o que se pasó muy rápidamente. Y que necesitarán repetir la experiencia para ponerse al día. Para ellos vale aquello de que "todo tiempo pasado fue mejor". Por más que hayan convivido en un fútbol distinto, ganando mucho menos dinero pero jugando, sin dudas, por amor a la camiseta.