Néstor Gorosito dijo que no le gustan los equipos sin alma. Pero no lo señaló por su Colón, sino que fue una declaración de principios a nivel general. Quizás alguno no lo entendió.
Lo que su equipo mostró hasta ahora, apenas alcanza "para mojarse los labios" pero está lejos de servir para calmar la sed. Tiene una tarea muy dura. La mejor respuesta la recibe de dos chicos del club.
Néstor Gorosito dijo que no le gustan los equipos sin alma. Pero no lo señaló por su Colón, sino que fue una declaración de principios a nivel general. Quizás alguno no lo entendió.
Pipo Gorosito pertenece a esa generación que habla sin pelos en la lengua. Cuando dijo que "a él no le gustan los equipos sin alma", no lo dijo por su Colón. Generalizó. En todo caso, la autocrítica -clara y contundente- pasó por otro lado. Por ejemplo, cuando dijo que es muy difícil hacer goles si se ataca poco. O cuando habló de la necesidad de tener más la pelota, de jugar más al fútbol. Está claro que su equipo no lo hace. O también cuando dice que le gustan los equipos con dinámica, porque "hoy al fútbol no se juega parados".
Esa frontalidad de Pipo nos hace ver algo de la parte del vaso que está vacío. Si el dicho es "la mitad del vaso lleno y la mitad vacío", con Colón no se da. Con Colón, la parte llena es ínfima. Casi que no alcanza "ni para mojarse los labios". El hincha tiene sed y quiere que su equipo lo llene. Está lejos de eso, obviamente. Y la gran pregunta es: ¿tendrá suficiente para colmarlo?
De todos modos, esto recién empieza y Pipo necesita tiempo y paciencia. No haber perdido es un buen indicio, como así también el de haber mantenido el arco en cero. Los aportes del técnico son mínimos pero notorios. Y hay dos jugadores del club que le han dado respuesta inmediata:
* Stéfano Moreyra. El volante central estaba con un pie en el estribo del avión o el micro para viajar a Puerto Madryn. Venía de una lesión, con poca actividad en reserva. Cuando Pipo llegó, lo primero que hizo -y bien- fue fijarse en todos los jugadores que tenía disponibles, desde Wanchope Abila hasta el más "desconocido" de los jugadores profesionales. Y hasta pidió contacto permanente con los encargados de la reserva e inferiores. Tuvo un ojo clínico para observarlo a Moreyra. Le pidió a la dirigencia que no lo manden al sur a jugar en el ascenso (fue Laborié en su reemplazo) y lo tiró a la cancha de titular. Se la "jugó" en base sólo a intuición, porque no tenía ningún elemento que fortaleciera esa avezada decisión. Moreyra cumplió con Huracán y fue uno de los destacados con Gimnasia, sobre todo en el segundo tiempo.
* Santiago Pierotti. Nadie puede cuestionar que con los otros técnicos también había tenido posibilidades. Pero Pipo lo tiró 20 metros más adelante. Al decidir la línea de cinco para defender, le dio la libertad de moverse por todo el frente de ataque, por más que el mismo Pierotti -casi naturalmente- elija arrancar mucho por derecha (por allí tuvo los dos mano a mano en el primer tiempo que hicieron a Durso, el arquero de Gimnasia, responsable de que Colón no lograse algún gol). La potencia, explosión y confianza de Pierotti fueron los atributos que Gorosito observó para ponerlo más arriba, flotando entre ser un volante ofensivo o netamente un delantero. Es la posición sobre la que el técnico debe seguir trabajándolo. Pierotti tiene velocidad, potencia y resolución. No sirve tanto a la hora de la tenencia de la pelota. Ese trabajo lo tienen que hacer otros y, en todo caso, él tiene que ser un eslabón de continuación del juego y no tanto de elaboración primaria. Pierotti fue la figura de Colón en La Plata.
Hablemos ahora del "juego" que Pipo pretende y que le falta a su equipo. Lo primero que hay que decir, es que tiene razón: Colón necesita más juego. La primera pregunta es si tiene con qué. Perlaza no ha dejado, lamentablemente, una buena imagen en estos dos partidos que lleva dirigidos el nuevo entrenador. Ocupó una posición más central contra Huracán y estuvo ligeramente volcado hacia los costados en La Plata. En ninguno de los dos partidos tuvo gravitación. Es un jugador de tenencia, sin dudas. Pero todavía parece costarle el ritmo intenso del fútbol argentino, de presión permanente. Arrúa llegó con el torneo casi empezado y todavía está en un proceso de adaptación. Y afuera tiene a un jugador que puede serle útil en la medida que crea en sus condiciones: Tomás Galván. Todo esto, dicho desde la premisa de encontrar más fundamentos individuales y colectivos para lograr el propósito de mejorar en la posesión de la pelota.
Es difícil imaginar la continuidad indefinida de la línea de cinco con Gorosito. En algún momento va a cambiar y agregará gente, que la necesita, en otros sectores de la cancha. Su intervención en el plantel debe darse en todos los flancos: el físico, el técnico y el táctico. Colón lleva nueve partidos sin ganar y eso también pesa en la parte anímica. Como se puede apreciar, la tarea es titánica y sería injusto suponer que Pipo hará milagros con lo que tiene. La pérdida de jerarquía individual de este plantel es pública y notoria, con algunos jugadores que han llegado y no dieron ningún tipo de respuesta, como es el caso del volante Ibañez o del uruguayo Neris. Sólo el Conejo Benítez (apuntando a los más nuevos), aporta tesón, sacrificio, solidaridad y un par de goles en medio de tanta mediocridad que hasta ahora ha mostrado este equipo.
Semana larga
Pipo Gorosito tendrá tiempo de trabajar durante esta semana que será larga, teniendo en cuenta que Colón recién volverá a jugar el lunes 13, por la noche, ante Newell's. Este partido se disputará sin público visitante, pese al pedido que hizo la dirigencia sabalera con la intención de recaudar dinero. La decisión final correspondió a la Secretaría de Seguridad en Espectáculos Deportivos. Seguramente estará en condiciones de volver al equipo el defensor Eric Meza (fue muy flojo el trabajo de Schott, que jugó en su lugar) y no se descarta que haya alguna otra modificación en el equipo titular.