Pipo no encuentra un "5" que lo llene ni tampoco alguien que ayude a generar juego con Perlaza. Arriba y atrás se las arregla, más allá de ocasionales bajos rendimientos.
Pipo Gorosito ha mejorado a este equipo, en lo individual y en lo colectivo. Se nota que ha buscado sostenerlo en el tiempo -a ese crecimiento- y le está costando. Créditos: Pablo Aguirre
Pipo Gorosito no le escapa nunca a la autocrítica. A veces, acentuó el análisis en las actuaciones arbitrales cuando se vio perjudicado (como pasó con Platense o con Huracán). Pero jamás dejó de ser muy realista con su equipo, al punto tal que no tuvo reparos en decir el domingo que "quizás no somos lo que pensamos que somos". Frase contundente y reveladora de las limitaciones que el técnico encuentra en un equipo en el que el sector más influyente en el trámite de un partido y en el funcionamiento (la mitad de la cancha) no le funciona.
El problema de Colón está ahí. En un mediocampo que no le responde ni para la contención ni tampoco para el juego. Perlaza es el único que aporta algo de claridad, pero no se puede esperar que todo pase por él. El domingo probó con Julián Chicco y con Teuten en lugar de Arrúa y de Vega. No acierta con el "5" ni tampoco con el jugador que tiene que aportar claridad y creatividad al juego. Ni Arrúa ni Galván le dieron soluciones. ¿Las tendrá con Troncoso o con Farías?, ¿habrá que esperar la apertura del libro de pases y salir a buscar jugadores de buena técnica y panorama para elevar el nivel de juego?
Más allá del bajón por el que atraviesan Pierotti y Abila, ambos mantienen la esperanza de que pueden recuperar el nivel. Y lo mismo pasa por los del fondo, más allá de que el gran desconcierto y desorden futbolístico del domingo, rompiendo el partido y jugando de ida y vuelta, sin redes de contención, hizo que se observaran algunas diferencias de velocidades a favor de los delanteros y en detrimento de los defensores, que no son para nada aconsejables. Por eso, no es recomendable que se abra tanto un partido, asumiendo riesgos peligrosos. Cuando el partido se "rompe" y se juega sin filtros, Colón lo termina sufriendo. Por eso, el técnico habla del desorden generalizado y señala que no es lo que pretende para su equipo.
Goltz, Garcés y Perlaza observan la pelota en una jugada de ataque sabalero. Créditos: Pablo Aguirre
Desde que el técnico reencontró el buen nivel en general de la línea de tres (Garcés, Goltz y Delgado), más la dupla de ataque (Pierotti-Abila), los cambios se producen en la mitad de la cancha. Meza juega, Alvarez también y Perlaza es otro de los titulares. El problema está en la contención y en el enganche. Uno se refiere a Farías y a Troncoso como alternativas, partiendo de la premisa que los dos admitieron que su verdadero puesto es el de enganche. Los dos tienen capacidad de gol, por lo cuál no debieran jugar tan alejados del área en el caso de que alguno de ellos (o los dos), sean probados en algún momento, intentando conseguir esa ayuda tan necesaria para Perlaza.
La bandera que fue colocada durante buena parte del encuentro en el sector donde habitualmente va "La Negrada". Créditos: Pablo Aguirre
Gorosito quería aprovechar esta racha de tres partidos para sumar la mayoría de los puntos y ya no lo podrá conseguir. Perdió con Instituto, empató de local con Barracas Central y ahora volverá a jugar de local ante Central Córdoba de Santiago del Estero. Una hipotética victoria le permitirá reunir 4 de los 9 puntos. No es una buena sumatoria. Después, vendrá esa seguidilla de cinco partidos complicados ante San Lorenzo, Estudiantes, Rosario Central, Racing y River. En fútbol nunca está dicha la última palabra y Colón ha conseguido jugar mejores partidos ante equipos de mayor envergadura, como ocurrió por ejemplo ante Talleres o el mismísimo Boca en la Bombonera. Pero está claro que, jugando de esta manera en que lo hizo ante Instituto o frente a Barracas, es muy difícil que pueda salir a flote.
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