Alvarez y Julián Chicco jugaron, en principio, su último partido en Rosario; Perlaza llegó a las cinco amarillas y Pierotti todavía no volvió de Europa. ¿Cómo se armará la zona de volantes para recibir a Racing?
Baldomero Perlaza no jugó bien en Rosario el domingo, pero es un jugador que no pasa desapercibido a la hora del manejo de la pelota en Colón. No jugará ante Racing. Créditos: Marcelo Manera
No le resultará sencillo a Pipo. Tendrá una semana de actividad intensa. Lo espera el partido con Racing del domingo, luego la visita a River en el Monumental y después llegará Belgrano a Santa Fe, con el encendido Vegetti a pura acción. Pero este partido del domingo le plantea un complejo panorama para el armado del equipo. Sin Alvarez, sin Julián Chicco, sin Perlaza y habría que ver lo de Pierotti, que al momento de escribir estas líneas todavía anda por el Viejo Continente para completar, puntualmente en Italia, los trámites de ciudadanía.
El mediocampo ha sido siempre un problema complejo para resolver. El domingo no tendrá los dos jugadores en los que se depositaban las posibilidades de juego. Alvarez se vuelve a Banfield porque su contrato con Colón culmina el viernes y, salvo un milagro, no hay esperanzas de retorno en la dura posición que asumió el club del sur del Gran Buenos Aires, aún a sabiendas de que no podrá contar con el jugador hasta que termine el actual torneo. Y en cuanto a Julián Chicco, el acuerdo con la dirigencia para rescindir el vínculo ya se había establecido y el técnico solicitó una reunión con el presidente para tratar de torcer esta situación y que, al menos, se quede hasta el final del torneo (restan seis partidos).
Conciliábulo antes de la ejecución de un tiro libre. ¿Los protagonistas?, Picco, Delgado y Meza. Créditos: Agustín Guzmán.
Es cierto que se recuperó a Farías, que jugó casi 80 minutos en Rosario y bien. Pero sin Alvarez, Perlaza, Julián Chicco y, eventualmente, Pierotti (dependerá de cuándo y cómo regrese de Europa), ¿cómo hará Gorosito para armar ese mediocampo que tanto le costó definir en los partidos que lleva al frente del equipo?. A priori, el panorama es complicado, tanto en la cantidad de volantes disponibles como también en la calidad.
En ese contexto, jugadores que perdieron terreno, como Arrúa o Tomás Galván, podrían tener su oportunidad en el caso de que Gorosito los vea en condiciones. En ese aspecto, Pipo ha tenido aciertos. Por ejemplo, encontró en Picco a un jugador al que potenció y posicionó ahora como volante central titular, por encima de Vega, del mismo Julián Chicco o de Moreyra. Y hasta se animó a ir al Nuevo Gasómetro con Schott de volante por izquierda, planteando un buen partido ante San Lorenzo, al que superó en varios pasajes del partido.
El domingo, ratificó esa característica de equipo "competitivo" que ha conseguido Gorosito. Con una línea de cinco que se armó con eficacia y buen funcionamiento, eclipsó a Central. Tapó bien los laterales, impidió que le llovieran centros a Véliz, fue superior aún teniendo menos la pelota que el rival y llegó con mayor peligro al arco rival. El gol de Meza le dio justicia momentánea al partido, pero el error de Lamolina le permitió el empate a Central, situación que no se pudo revertir hasta el final y que mantuvo en vilo a un Colón que sintió el impacto de la injusticia y la bronca del despojo, cayendo en un nerviosismo del que debió recuperarse a tiempo para no agravar el panorama.
Gorosito apura a la dirigencia para que se tomen decisiones rápidas y a tiempo de los refuerzos que necesita; también para que se aclaren algunas situaciones que tornan incierta la permanencia de determinados jugadores en el plantel. Pipo sabe que muchos tienen contrato hasta fin de año, pero él quiere armar lo mejor para afrontar con otra mirada la Copa de la Liga (el torneo que Colón ganó hace dos años) y sabe que necesita un golpe de efecto (llámese jerarquía). La prueba más clara se está dando con el panorama de cara al domingo: la ausencia de jugadores que disimulen la salida de titulares que, por distintos motivos, no podrán jugar ante Racing.
Rodolfo Otero, el ex asistente internacional que cumple funciones en la Conmebol, confirmó a El Litoral que el protocolo de Nicolás Lamolina se ajustó a lo que está reglamentado.
Concretamente, a lo que se refiere Otero es que Lamolina detuvo el partido cuando le avisaron que el VAR no estaba funcionando, le avisó a los entrenadores y capitanes, esperó un tiempo prudencial y reanudó el juego, porque eso es lo que está establecido.
No está reglamentado en ninguna parte que el encuentro se debe suspender cuando el VAR no funciona, aún en circunstancias como las del domingo, en Arroyito, donde el tiempo se extendió durante gran parte del encuentro.
Recordemos que el penal a favor de Rosario Central, por una falta que no existió y que Lamolina marcó a favor del local por supuesta infracción de Picco a Damián Martínez, fue sancionado cuando el VAR no funcionaba, razón por la cuál no hubo ninguna chance de que la jugada sea revisada.
Eso no quita que el error del árbitro haya resultado determinante para el resultado. Esto permite pensar en que el VAR, que puede inclinar el resultado de un partido para un lado o para el otro en virtud de su incidencia decisiva en jugadas clave para el resultado, debería funcionar en todo momento.
Naturalmente que se ha previsto la posibilidad de un inconveniente técnico, pero lo que está legislado es que el encuentro debe seguir su disputa luego de haber esperado un tiempo prudencial para ver si el problema se soluciona.
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