(Enviado Especial a La Plata)
Si se miden porcentajes de eficacia, esta campaña es peor que la del descenso de 1981. Fue de las peores, junto con el Apertura 2013 (el del descuento de seis puntos) y el Metro del 70.
(Enviado Especial a La Plata)
Eran otros tiempos, pero cuando Colón se fue al descenso en 1981 (se contabilizaban dos puntos por partido ganado), saliendo último en la tabla, y si se le otorgan tres puntos a aquellas victorias que logró, a los efectos de comparar porcentajes de eficacia, se llega a la conclusión que esa vez, Colón cosechó el 33 por ciento de los puntos en juego contra el 30 por ciento de esta campaña, amén de que si no hubiese existido el promedio, Colón habría descendido.
Es el reflejo, la foto final, el corolario de un proceso plagado de errores de todo tipo. Hubo fallas desde arriba y desde el primer momento. Aquella clasificación para la Sudamericana, el año pasado en el cilindro ante Racing, postergó una decisión que estaba tomada y era la del cambio de entrenador.
Desde allí comenzaron a repetirse los errores, muchos de los cuáles no vale la pena volver a repetir. Errores en la conformación de los planteles, en la elección de los técnicos y en la preparación de los mismos. Colón era un equipo, con Domínguez y luego con el Bichi (al que no se le pueden achacar responsabilidades mayores), que se “pinchaba” de una manera poco entendible en los segundos tiempos; y luego, con Comesaña, que no paraba de tener lesionados. Domínguez tuvo la posibilidad de traer jugadores para reforzar el plantel que él conocía desde hacía un año y medio; y luego, a Comesaña le dieron la chance de traer ¡7 jugadores! para cambiarle la cara, algo que no aconteció y que hasta empobreció la situación.
Conclusión: Colón se quedó con un plantel abultado, de planilla cara y al que otra vez hay que pegarle una buena “limpieza”. Esto último, la “limpieza”, tiene consecuencias económicas: 1) habrá que pensar en traer jugadores de jerarquía; 2) habrá que pensar en rescindir contratos que no serán ni fáciles ni baratos. Todo un tema.
La imagen final es esta última, la de Comesaña; pero los errores se empezaron a cometer el año pasado, posiblemente a partir de aquella noche inolvidable y llamativa —por lo muy buen que jugó un equipo que venía golpeado— cuando derrotó a Racing, apabullándolo en el trámite y también en el resultado y dejándolo sin Libertadores. En la alegría de aquella clasificación copera, estuvo el comienzo de este proceso que se fue desintegrando y que se llevó cargado no sólo buena parte de las reservas económicas, sino también el promedio.
Colón va a arrancar ocho puntos por encima de Newell’s y Gimnasia y sin contar a los dos que ascienden, pero habrá cuatro descensos. En ese grupo de “atención especial”, con equipos que arrancan en posiciones incómodas en la tabla de promedios, hay clubes como Newell’s, Central, Lanús, Gimnasia, que tienen base de sustentación como para no regalar fácilmente el lugar en la máxima categoría. Colón está en ese mismo nivel, sin dudas, pero habrá que acertar en todo.
¿Qué hará Vignatti en este contexto?. Esa es la gran pregunta. Tiene el DT, porque por más que se pierda con Tigre en la Copa de la Superliga y quede eliminado, Lavallén cuenta naturalmente con todo el respaldo para que pueda hacer lo que no pudo hacer: rearmar el plantel y hacer, como lo dijo en La Plata después de perder con Gimnasia, una gran pretemporada.
La semana pasada lo dijimos en estas líneas: el faro de Colón es el promedio. Ni clasificación para copas ni nada que se le parezca. Todo lo que se dé, a partir del mantenimiento de la categoría, se dará por añadidura. Si Colón hubiese apostado, con un promedio “gordo”, a un proyecto deportivo diferente, con consolidación de jugadores de inferiores, por ejemplo, hubiese sido distinto el semblante. En todo caso, se hablaría de un fracaso deportivo y nada más. Acá estamos hablando de un fracaso deportivo y también un fracaso económico. Seguramente, este momento ameritará que se priorice totalmente la situación deportiva pero con el agravante de que se deberá apostar económicamente a limpiar a este plantel de jugadores que cumplieron su ciclo, a elegir muy bien cuáles son los que pueden mejorarse en otro contexto y a traer una base de jugadores que lo renueve.
Si Colón puede avanzar en la Copa de la Superliga, será beneficioso para Lavallén, fundamentalmente. Tendrá la chance de ver en acción por más tiempo a estos jugadores, de conocerlos más. En La Plata habló bien de Leguizamón, de quién reconoció que aprovechó la oportunidad y que “estaba relegado y en un segundo plano de nuestra atención”. Doy este ejemplo, porque es el que el propio Lavallén brindó. Pero en la planificación deportiva, hay que ser quirúrgico y con un ojo clínico absoluto. Es lo que no hubo en ningún momento de este año para el olvido.
Reserva
En la Copa de la Superliga de reserva, a Colón le toca enfrentar a Argentinos Juniors. El primer partido se jugará el viernes a la mañana en el Rafael Batres y luego se jugará la revancha en Buenos Aires. El ganador de este choque, se medirá con Unión, que salió tercero y clasificó directamente para la segunda fase. El sistema es exactamente el mismo que el de Primera.
¿Y los lesionados?
En el arranque de la semana, Lavallén espera la evolución de algunos lesionados que podrían recuperar su lugar si se recuperan totalmente. De todos modos, no habrá que hacerse ilusiones con la mayoría, ya que ni el Pulga Rodríguez, ni Morelo ni obviamente Braian Galván, estarán en condiciones de volver al equipo.
El que podría tener una chance es Alex Vigo, aunque de todos modos habrá que esperar la evolución y tener en cuenta que son pocos días los que faltan para el encuentro ante Tigre, el viernes a las 19 en el Brigadier López.
Por otra parte, Lavallén también tendrá que buscar un reemplazante para Matías Fritzler, que llegó a las cinco amarillas el sábado en La Plata y no jugará el encuentro de ida.