Domingo 2.7.2023
/Última actualización 23:36
No se pueden dar las ventajas, las facilidades y jugar de la manera apática con la que afrontó Colón el partido. Le faltó de todo y le dejó servido en bandeja a Racing la posibilidad de florearse, de toquetearle la pelota durante todo el primer tiempo y de convertirle tres goles. Frente a eso, lo de Colón fue de una impotencia y una chatura no vista desde que Gorosito se hizo cargo del equipo. Los amplios espacios que dejó en el sector central fueron bien aprovechados para que Nardoni, Moreno y Jonathan Gómez hicieran lo que quisieran en el mediocampo, abasteciendo de todas formas a los tres de arriba, que no perdonaron.
Totalmente perdido Teuten en la cancha, sin marca por el medio (Picco y Moreyra no pudieron encontrar jamás la pelota), aislados e inseguros los de arriba, incluido Farías que fue el que tuvo la única chance concreta de gol, después de un contragolpe que se inició en un córner a favor de Racing, siguió con una corrida descomunal por izquierda de Meza (muy veloz e inteligentemente dejado suelto por Pipo para que hiciera lo que hizo) y éste lo dejó solito a Farías, que quiso dejar en el camino a Arias abriéndose con la pelota hacia la derecha, pero encontrando luego la humanidad del buen arquero de Racing para taparle el remate. Iba 1 a 0 en ese momento. Fue la única vez en el primer tiempo que Colón pareció meterse en el partido. Y sólo por esa jugada.
La improvisación absoluta en el armado de un equipo que, cuando el técnico comenzó a pensar en este partido, pensaba en que se podía revertir todavía lo de Alvarez, que Julián Chicco tenía chances de quedarse, que Pierotti iba a llegar antes de su viaje a Europa para completar los trámites de ciudadanía y que también podía contar con Schott. A eso se le sumaba lo de Perlaza (cinco amarillas por la amonestación recibida en Rosario), para completar un panorama verdaderamente desolador.
Pero Colón no sólo sintió la ausencia de un volante (Gorosito hizo funcionar a este equipo con tres volantes en el medio, más el apoyo de los dos de afuera que hacían movible el esquema cuando se tiraban atrás para el armado de la línea de cinco), sino que el desorden, la apatía y la impotencia fue generalizada. En el primero de los goles de Racing, Teutén se durmió y apareció Nardoni a sus espaldas para meterle un pase estupendo a Romero; en el segundo, una mala salida desde el fondo (algo que se hizo peligrosamente reiterativo), acabó con una pelota que capitalizó Hauche para clavar un remate bárbaro en el ángulo; y en el tercero, aparecieron llamativamente solos varios jugadores de Racing en las inmediaciones del área y fue Oroz el último en aprovechar la circunstancia para colocar un remate cruzado de zurda que dejó sin posibilidades a un Ignacio Chicco que no sólo nada tuvo que ver en los goles, sino que salvó alguno más.
¿Qué hizo Gorosito?, pateó el tablero… En realidad, su propio tablero. Metió a Arrúa, Pierotti, Goltz y Vega; y los sacó a Wanchope Abila, Teutén, Meza (¿?) y Picco. Cambió el dibujo Pipo. Pasó a jugar con línea de cuatro en el fondo (Nardelli, Goltz, Garcés y Delgado), dos volantes en el medio (Moreyra-Vega), tres un poco más arriba (Pierotti, Farías y Arrúa), con el Conejo Benítez como eje del ataque.
Los primeros quince minutos del segundo tiempo fueron los únicos para rescatar de Colón. La única vez que realmente se metió en el partido. En ese lapso tuvo dos o tres aproximaciones muy peligrosas y una jugada que dejó alguna duda (la de Farías) pero que el VAR se encargó de despejar entendiendo que Farías se chocó con la pierna del jugador de Racing que fue a los pies.
Cuando esa mejoría empezaba a languidecer, llegó la inexplicable acción de Delgado. Ya había sido amonestado en el primer tiempo por una patada a Nardoni; y ahora, respondió con otro puntapié, a la altura del pecho, contra el mismo Nardoni (una de las grandes figuras de Racing).
También Gago aprovechó la situación para meter cambios en su equipo. Uno de los que ingresó fue un ex Colón, Facundo Mura, que en un contragolpe letal, en la última jugada del partido, empujó al gol un centro de Gabriel Rojas para convertir el cuarto.
La peor actuación y por lejos del equipo de Gorosito. Si algo lo había distinguido a este técnico, fue en haber armado algo competitivo desde que se hizo cargo. Sacó jugadores y los puso cuando los vio bien; acomodó la parte física, que había sido un gran déficit en la preparación del anterior cuerpo técnico; encontró un sistema que los jugadores comprendieron; potenció algunos futbolistas que no habían rendido (Alvarez) y mejoró a otros cuando los cambió de posición (Pierotti). Pipo se encargó de repetir que el único equipo que lo había superado, era Defensa y Justicia. Pero esto de Racing fue deplorable, sobre todo en el primer tiempo. Un equipo totalmente desconocido, que parecía improvisado, perdido en la cancha, sin autoridad, sin reacción de ninguna índole y que fue desbordado ampliamente por un rival que por momentos se floreó y lo goleó.