La diferencia de puntos no es tan grande. En la Copa de la Liga Profesional, donde fue campeón, Colón sumaba 24 puntos a esta altura (con 12 fechas jugadas). En este torneo, tiene 19. Son cinco puntos, no es poco pero tampoco es demasiado. El problema está en los otros valores, sobre todo en los goles a favor. En los primeros 12 partidos del torneo pasado, Colón tenía 22 goles a favor. En este certamen, apenas llegó a 10 (menos de la mitad). Tampoco ayudan las matemáticas de los goles en contra. Habían sido 9 caidas en el torneo pasado y son 14 en el actual.
A esta lectura, se le suma otra que también es estadística: los últimos 6 goles (de los 10 a favor), fueron por remates desde afuera del área o desde el punto del penal. Esa decir, desde el gol de Morelo ante Huracán, en la tercera fecha, Colón no marca goles desde adentro del área. Y a ese del colombiano, habría que sumarle los que convirtieron Aliendro y Góez en la fecha inicial ante River, cuando el equipo llegó con las virtudes intactas del campeón: volantes con llegada y gol, más una labor sólida en defensa aún con el condicionante de un expulsado (en aquél partido, fue Gonzalo Piovi, a los 14 minutos del primer tiempo).
Domínguez lo dijo luego del 1 a 1 con Newell's: "tenemos que "reconstruir el ataque", fue una de sus frases; "teníamos un jugador que era fundamental para nosotros", fue otra de sus afirmaciones, apuntando al Pulga Rodríguez. En esa "reconstrucción" del ataque, el técnico apostó primero por poner a un delantero (Leguizamón) para que acompañe a Farías y por volver a las fuentes y que Bernardi o Ferreira se adelanten en la cancha para jugar cerca del pibe.
Se nota que al equipo le está faltando esa mezcla de peligrosidad y eficacia que antes ostentaba como una de sus grandes virtudes, más allá de haber sido siempre un equipo compacto. Hablo del Colón del torneo anterior, porque en éste, el rendimiento defensivo fue discontínuo. Se alternaron partidos en los que logró mantener el arco en cero con otros en los que fue goleado sin atenuantes. Perdió solidez en defensa, la dupla Bianchi-Goltz tuvo dificultades ante los santiagueños con la velocidad de Sequeira y con varios cabezazos perdidos en su propia área, pero pudo mantener el arco en cero. De todos modos, hay una luz amarilla de alerta en el andamiaje defensivo. Como también falta que el equipo se convierta en más peligroso adentro del área rival, ya sea porque los volantes vuelvan a tener eficacia en ese sector o porque aparezca algún delantero que obligue más o que imponga mayor presencia.
Se le hizo difícil mantener el nivel de intensidad y regularidad del torneo pasado. No tanto en los primeros partidos, pero estos cinco encuentros sin victorias -cortado el domingo- trajeron las conclusiones antes apuntadas. Salvo alguna excepción -como lo hizo con Garcés en estos últimos partidos y con escasos argumentos-, los nombres no varían. Los sicólogos coinciden en que luego de conseguido un logro, puede existir cierta relajación. "Humildad, análisis futbolístico constante y mucho entrenamiento", dice Pablo Sucarrat (sicólogo) para que un equipo, consumado un logro, vuelva a ser el que fue.
Boca, el rival de Colón el próximo domingo a las 20.15 en la Bombonera, jugará el miércoles contra Patronato de Paraná desde las 21.30 en el Estadio Unico Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, por los cuartos de final de la Copa Argentina.