Lunes 12.4.2021
/Última actualización 2:31
Una combinación mortal por bajas de elementos indiscutiblemente importantes ("Pulga", Lértora, Bruno Bianchi, Morelo, Leguizamón) y errores infantiles que van más para el lado del amateurismo que del profesionalismo (un codazo innecesario de Castro y una mano-penal del pibito Moschión) se quedó con el invicto de Colón en el Nuevo Monumental de River Plate en Núñez. Así, por primera vez, Napoléon (Gallardo) le ganó una batalla oficial a Eduardo Primero (Domínguez) en el fútbol argentino.
A priori, los dos perdieron en la previa sin sus jugadores-franquicia: River lo perdió a Matías Suárez por lesión y Colón se quedó sin el "Pulga" Rodríguez por un positivo de Covid. Pero, además, los dos entrenadores, que comparten el mismo representante (Juan Luis Berros), decidieron patear el tablero, siempre entendiendo que el "Muñeco" tiene más muñequitos que el "Barba":
-1) Gallardo lo mandó a Beltrán desde el vamos y pareció olvidarse del doblete de Girotti por la Copa Argentina en La Plata apenas unos días antes de este juego con el sabalero
-2) Domínguez, en el contexto de tantas bajas, prefirió la frescura de un pibito (Tomás Moschión) en el partido, a priori, más complicado de su ciclo
Los roles, desde la teoría, estaban claros: Colón ampliando con muchos todo-campistas su abanico táctico para cortar algo que el River de Gallardo hace de memoria, más allá de sus intérpretes: jugar bien a la pelota.
Esa idea del "Barba" salió a la perfección con un solo minuto de amnesia: a los 36 minutos de ese primer capítulo quedó la sensación que le hicieron un gol de contragolpe. Se dieron las dos cosas a la vez: por un lado, precisión en velocidad del equipo de Gallardo con un plan de conectividad de 5G: Enzo Pérez, De la Cruz, Beltrán y gol. Por el otro, escalonamiento desvirtuado: quedó muy atrás Paolo y triángulo de las Bermudas con Delgado-Escobar (cerraron mal y tarde).
Ese famoso "detalle" del que siempre hablan lo entrenadores apareció de una en esa jugada puntual y River se hizo millonario en el marcador.
Más allá de otra llegada del local por ese mismo lado (a espaldas de Escobar), ni River fue una máquina en ese primer tiempo ni Colón se alejó de su plan de juego táctico inicial que diagramó Domínguez con tantas bajas de jugadores titulares.
Incluso, las amarillas para Enzo Pérez y Martínez marcaban lo incómodo que era el trámite para River en esa etapa inicial en el Nuevo Monumental.
Ese pressing de laterales-volantes (Meza por derecha y Escobar por izquierda) encontró su premio cuando la etapa inicial se moría en el Monumental de Belgrano. El ex Temperley anticipó, Facu Farías metió una pelota "a lo Bochini" y Bernardi se acordó de jugar en los últimos dos años con la camiseta de Colón: la cacheteó con rapidez y calidad cuando Armani daba el paso adelante. Fue 1 a 1 y pitazo final del primer tiempo.
Lo que debió ser una inyección anímica para los players de Eduardo Domínguez (empatar en la última pelota del primer tiempo) se cayó a pedazos como un castillo de naipes en medio del peor de los vientos.
Mariano Cuvertino El secretario de Gobierno de la provincia de Santa FeLas fotos de River - Colón
Quedará para la anécdota, ni bien arrancado el complemento, esa corrida de Facu Farías por derecha que pudo lastimarlo en serio a River. Fue el tren de gol parado en el andén pero Colón no se subió a tiempo.
A la vuelta de esa jugada, luego de una amarilla al "Chelo" Delgado en un anticipo mal calculado, salió a escena otro de esos famosos detalles que suelen abrir los partidos y cerrar lo resultados: de manera inexplicable, en una jugada totalmente intrascendente e insignificante, Alexis Castro saltó con el codo abierto con riesgo físico para su rival y automáticamente vio la roja. Contra Platense en Vicente López quizás zafaba; contra River, de visitante en el Monumental, ni se discute. Una irresponsabilidad total del ex San Lorenzo.
Ahora sí, a diferencia del primer famoso "detalle" del primer tiempo (el gol de Beltrán), esta vez Colón lo sintió. Burián encendió alarmas al sacárselo a Martínez desde lejos. Pero a los pocos minutos, volvió a calcular mal Goltz, falta peligrosísima en la puerta del área con amarilla incluida y ejecución magistral de Angileri para mandar la bola al gol.
Más allá de la pegada y que ya Colón estaba con un jugador de campo menos, por la expulsión de Castro, no se entiende porqué un golero de la experiencia de Burián armó una barrera con sólo cuatro jugadores con un tiro libre en la puerta misma del área grande.
Si bien apenas iban 13 minutos, quedó la sensación que el partido se rompió con el 2-1 de tiro libre. Para bien de River y para el lamento sabalero.
Era muy poco Colón, con tantas bajas de elementos titulares, para un River encendido. Y si algo faltaba para terminar de romper la chapa del resultado, llegó a los 27 del complemento, cuando el pibito Moschión cometió un pecado de juventud: la pelota lo sobraba en la salida de un córner, "extendió la mano" como dicen ahora y el penal fue tan innecesario como letal para Colón. Uno menos en campo, gol de Montiel y dos goles abajo en el placard del resultado: 1-3.
El gol de Rodrigo Aliendro de cabeza fue el premio a la dignidad sabalera de vender la cara la derrota y el invicto, algo que se apoyó en tres jugadas puntuales en manos salvadoras de "Cachorro" Burián para quedar con vida hasta el mismo pitazo final que decretó el 3-2 a favor de Gallardo, que así por primera vez le ganó a Eduardo Domínguez un mano a mano oficial por los puntos en el fútbol argentino.
Colón, con oxígeno suficiente para seguir luciendo en la punta de su zona, aún perdiendo con River estableció un nuevo récord: nunca estuvo puntero durante nueve (9) fechas en un campeonato de AFA de Primera División. ¿Qué dejó la derrota?: la sensación que al puntero sabalero le sobraron bajas (Pulga, Lértora, Wilson, Bianchi), errores/horrores (codazo rojo de Castro y mano-penal de Moschión) y mucha dignidad para pelear hasta el final contra el mejor equipo de los últimos años en la Argentina.