(Enviado Especial a Mendoza)
Había errado los seis que ejecutó este año. El 2 a 2 del atractivo partido con Talleres lo llevó a esa definición y allí marró tres de los cuatro que ejecutó. Sólo convirtió Meza. Fallaron Toledo, Espínola y Nardelli. Fue el adiós a la Copa Argentina.
(Enviado Especial a Mendoza)
Los penales se han convertido en un karma, en un verdadero fantasma para Colón. Ellos fueron los que lo dejaron sin Copa Argentina. Había errado todo lo que tiró por esa vía en este 2023. El empate, en un atractivo partido, lo obligó a definir por esa vía, el peor de los infiernos para Colón.
El preaviso de Colón fue a los 4 minutos, cuando Botta (el más claro en el manejo de la pelota en el primer tiempo), dejó solo a Benítez y Herrera le cometió una clara falta que no dudó Giménez en marcar con la pena máxima. Y Botta quiso asegurarlo pero abrió demasiado el pie y la tiró afuera. Justamente Botta, el jugador que marcaba diferencias en el trámite pero que no sabía ponerle la frutilla del postre a su actuación, marrando el penal.
Fue el preaviso, porque después de un largo pasaje en el que se alternaban el dominio de la pelota y jugaban con lentitud, sin sorpresa, sin cambio de ritmo y controlándose mutuamente, apareció Tomás Galván para picar al vacío y capitalizar una buena jugada de Botta y Batallini por derecha. El volante, que está ratificando con goles la confianza que le dio el entrenador, definió con un remate que pasó entre las piernas del arquero y así Colón logró un gol que pudo haber llegado antes si se aprovechaba ese penal que tuvo al principio.
Botta era el más claro de Colón y Sosa, levemente recostado por el sector derecho de la defensa sabalera, era el que complicaba en Talleres. Siempre en un contexto de lentitud, de escasas situaciones de peligro, con un Colón bien parado del medio hacia atrás que le dio un orden y una solidez que lo llevó a no sufrir casi nada en el primer tiempo.
Los planteos tácticos fueron calcados. La idea de Gandolfi y Gorosito fue la de colmar el mediocampo con jugadores que traten de tener la pelota. Y esto provocó que la pelota se estacionara mucho en ese sector, con poca agresividad por parte de los dos. Colón parecía estar mejor posicionado para complicar a la defensa rival, con la movilidad del Conejo Benítez y este entendimiento que se empieza a generar con Botta, más el caudal futbolístico que aportaron Galván, Batallini y Alvarez en el mediocampo.
A propósito de Galván, en el comienzo del segundo tiempo tuvo una chance clarísima. Apareció solo por el sector derecho, salió Herrera y el remate violento se estrelló en el rostro del arquero. Fue una oportunidad clara para asegurar la victoria. Pero Herrera le dio vida a Talleres con ese mano a mano, otra vez con Colón atacando por derecha y ya sin Portillo, que fue la modificación que hizo Gandolfi, quedando con línea de tres en el fondo.
Sin embargo y a pesar de que Colón había acumulado méritos para ir ganando, en el mejor momento de Talleres apareció el mejor: Sosa. El pase de De Pietri fue milimétrico, a las espaldas de Espínola para que llegue el gol del empate. Y un ratito después, una jugada que encontró mal parada a la defensa sabalera y Benavídez, luego de un rebote en un rival que lo favoreció, se encontró con la pelota adentro del área para cruzar el remate y dar vuelta el partido.
Era 2 a 1 para Talleres y no había muchos elementos para justificar esa victoria parcial, más allá de que se vio un Talleres más agresivo, más resuelto para ir en búsqueda del arco adversario. Fueron cuatro minutos que consiguieron algo que no se preveía hasta ese momento porque, como se dijo, lo de Colón en el primer tiempo había sido sólido y ordenado del medio hacia atrás.
Los ingresos de Wanchope y Pierotti le dieron mayor presencia ofensiva al equipo de Pipo. A ellos se sumaba un movedizo Botta, también Batallini y un Galván que tampoco paraba. El partido se hizo más de ida y vuelta, el cansancio empezó a tallar en los dos, pero a su vez le dio más dinamismo al partido.
En el final, Gorosito eligió arriesgar con Toledo y Meza. Lo abrió al lateral para que ataque por izquierda, a Pierotti por derecha y el doble 9 con Toledo y Wanchope. Fueron ellos los protagonistas del empate. Wanchope aguantó la pelota adentro del área, impidió que la rechace algún defensor y eso fue aprovechado por Toledo para enviar la pelota al fondo del arco. El 2 a 2 trajo una bocanada de justicia. No estaba bien la victoria parcial de Talleres, que antes del final tuvo una clarísima situación con una doble tapada de Chicco que cerró el resultado y obligó a definir la serie por penales. El gran fantasma de Colón, porque marró 3 de los 4 que remató.
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