Colón y el experimento de Novillo: lo que se improvisa, se paga
Falcioni sorprendió poniendo a un central como lateral. Tenía otras chances, pero eligió improvisar y no le salió bien. Dio ventajas en la marca y no estuvo atento en la jugada del gol de Talleres, que se define por su sector.
Sin Delgado, ni Teuten y con Gallardo ya fuera de la institución, a Falcioni se le reducían las alternativas para el armado de la línea de cuatro. Eligió correr a un zurdo a la posición de “3”. Podría haber optado por otra alternativa, como por ejemplo es Sánchez Miño. No le sobran pero tampoco faltan los laterales por izquierda, por más que Sánchez Miño ya lleve mucho tiempo jugando de volante y no de marcador, pero se inclinó por Novillo y allí se desnudaron las falencias y los riesgos que corre un jugador acostumbrado a jugar por el medio. Novillo se cerró muchísimo y liberó el lateral. Además, no contó con un volante por izquierda fijo que lo ayude. A veces se tiró Bernardi y en otras fue Farías, porque Pierotti jugó a la derecha de Lértora y Juan Pablo Alvarez lo hizo en una posición central.
El colmo se dio en la jugada del gol de Talleres, con un centro al segundo palo y “otra vez sopa”, un cabezazo adentro del área que dejó sin chances a Chicco. Es un vicio reiterado en un equipo que tiene buenos cabeceadores. Y que si de algo se debía esperar, con los tres centrales que puso Falcioni en la línea de cuatro, era que no le cabeceen. Sin embargo, lo hicieron y le convirtieron el gol que selló un resultado que no se discute, más allá de que Colón estuvo cerca de ganarlo y contó con situaciones tan claras como las que tuvo Talleres, a pesar de haber tenido menos la pelota y de haber sido menos protagonista que el local.
Cuando Colón salió campeón y automáticamente clasificó para esta Libertadores, en lo primero que se pensó fue en que el equipo se debía jerarquizar. En apenas poco más de medio año, ni el técnico quedó. Se fueron varios jugadores en diciembre y ahora el equipo se está quedando sin los grandes cerebros y pulmones. Sin Aliendro y en breve sin Lértora, con el Pulga (notable pase a la cabeza de Wanchope para la definición) todavía no en ese nivel de excepción que se le vio el año pasado, a Colón se le complica encontrar un rendimiento más sólido en todas sus líneas.
Es posible que la renovación haya sido un detonante irreversible, pero en función de ello se tendría que haber tomado previsiones para que la jerarquía no disminuya. Si Juan Pablo Álvarez puede ser el nuevo Aliendro es algo que sólo el tiempo es testigo; y uno se pregunta qué pasará con ese mediocampo cuando se vaya Lértora, si no llega un “5” de jerarquía para reemplazarlo.
En medio de este proceso, Falcioni tiene que tomar decisiones y, por ejemplo, improvisar con Novillo como marcador de punta, a sabiendas de que lo único que lo favorece es el hecho de ser zurdo, implica asumir riesgos. No le salió bien. Quizás sirvió para salir del paso, pero ni marcó bien ni se proyectó, se cerró demasiado (acostumbrado a jugar como central) y dio libertades. Para colmo, sin un volante que lo apoye (tanto en la marca como en el juego), Colón terminó regalando juego por ese sector de la cancha.
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